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Francisco Velasco. Abogado e historiador

ACTUALIDAD PROVINCIAL

LÓPEZ

 

 Juan Manuel. Delegado de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. Delegado de lo que sea. Todito menos volver a la servidumbre de la tiza. Eso queda para los curritos. El señor López es un ejecutivo ejecutor de altos vuelos y bajos rasantes. Lo mismo dirige un centro de profesores que determina los perfiles agrarios de la provincia de Huelva. Afamado integrante del clan psoecialista de los bollulleros, ha hecho del partido profesión y de la obediencia, trampolín. Claro, que con la escuela que tiene, dónde irás, buey, que no ares.

 

Los clanes son como las familias mafiosas. Hay un padrino y al que dios se la dé, sampedro se la bendiga. Si Barrero salió indemne de su negativa a someterse a un control de alcoholemia, cómo se puede pretender que alguien sancione al Delegado provincial de Medio Ambiente por transitar por Doñana sin permiso. El populacho es el que necesita licencia de paso. La nobleza feudal siempre tuvo derecho de pernada. La aristocracia política degenerada de nuestros días goza del privilegio de saltarse las propias normas. El director de tráfico circula a doscientos por hora, el delegado de educación no hace la o con un canuto y el irresponsable de Medio Ambiente entra y sale por el Parque Nacional como Periquillo por su casa. Para eso es suya y allí monta los ambientes medios y enteros que le viene en ganas. Es que hoy la prensa no respeta la autoridad de los gobernantes.

 

Cuenta el distinguido mindundi de la política onubense con un defensor interesado. El señor Rubio, que dirige y conserva el Parque, ya se ha apresurado a salir al paso. Se trata de un error, asegura el funcionario a pasteles. Tenía autorización, lo que pasa es que se me olvidó entregársela por escrito y en sobre lacrado. A mi jefe le permito lo que sea, que para eso manda. Y además, que todo el mundo lo sepa. López no es un hombre cualquiera. Es Superlópez. Un caballero de los pies a la cabeza. Pese a carecer de licencia, el héroe se adentró en la intrincada selva doñanesca a fin de auxiliar a un grupo de personas que habían caído en las garras de dos o tres ratones de campo y en el horizonte de un cachorrillo de lince. Estado de necesidad. Legítima defensa. Deber de socorro. Qué más quieren.

 

Así que de infracción administrativa, nada de nada. Eso queda para el infeliz que pasea por el campo y el ignorante se atreve a cortar una ramita de romero. ¡Pero cómo se atreve, el desvergonzado, a cortar romero! Qué van a ofrecer, entonces, los mendigos a cambio de su limosna. Por eso se multa a los romereros y a los mirteros y a todos los que despojan al bosque mediteráneo de una hojita de sus flores protegidas. Pero a Superlópez, ni tocarle el traje de Armani. Él sí puede moverse a su antojo por cualquier zona de dominio público marítimo-terrestre. El resto del mundo, salvo los de la secta, ni que se les ocurra.

 

La Ley de Gestión de Doñana considera infracciones graves "la circulación con medios motorizados fuera de los lugares habilitados para ello en el Plan Rector de Uso y Gestión, y que se realice sin la autorización expedida por el órgano administrativo competente del Espacio Natural de Doñana". Leyes a Superlópez. Incautos. Las sanciones graves pueden elevarse hasta 160 veces el salario mínimo interprofesional mensual. Como el jefe no infringe, no cabe sanción y, por consiguiente, no hay multa. De todas formas, a ver quién es el bonito de la Delegación que le instruye un expediente al señor de los cómics. Iba a durar menos que un millón de euros en manos de Pepe Blanco.

 

El señor Rubio repite, cual lorito amaestrado, que se trata de un error. Error. Error. Error. Jefe bueno. Jefe bueno. Permiso. Permiso. Lince. Lince. Buitre malo. Buitre malo. Barrero. Barrera. Mario. Mario. Superlóooooooooooooooooopez.

 

Un saludo.

ECTOPLASMA Y CATAPLASMA

 

Dicen que a José Bono le han regalado un cochazo. El “peazo” coche está. Comentan que Gallardón dispone de un mayordomo que pagan los madrileños. El empleado no es un invento. Se procesa a Camps por la aceptación de unos trajecitos a medida. Parece que lo confeccionaron bien. El caso existe y el objeto del mismo es una realidad. La corrupción se ejerce efectivamente. Esto es, es una práctica real y no quimérica. El corrupto lo es por la concreción de sus actos. Pero no siempre. No se lo creen, ¿verdad? Pues sigan leyendo, por favor.

 

En la Diputación de Huelva han nombrado asesor al señor Rodríguez Donaire. Les refresco la memoria. El referido político militó, no ha mucho, en las filas de Izquierda Unida. Como tantos otros tránsfugas, fatigado de enviar vacíos mensajes a favor de la clase obrera, entendió que el atajo es el camino más corto para olvidarse de los trabajadores. Ni corto ni perezoso, Donaire, ese hombre, fichó por el partido psoecialista. Valverdeño de afincamiento pero no de industriosidad, don Donaire se convirtió en mano derecha del exalcalde Cejudo, desgraciadamente fallecido. Muerto el rey, sirvió al monarca nuevo. Qué más da el edil si los fondos públicos se saquean igual con una persona u otra.

 

Doña Petronila Guerrero, que al día de la fecha es candidata por su sectaria formación política al Senado de España, sigue mangoneando los caudales de la institución supramunicipal y mantiene los hilos de sus marionetas con una habilidad reconocida, por repugnante que sea. Ella sabe como nadie la importancia de convenir con el partido de Pedro Jiménez. La alianza fascista que se gestó en Aljaraque proporcionó a José Martín la alcaldía del municipio y a su amigote Sánchez Rufo la gerencia de urbanismo. Casi ná. Veintitantos millones de deuda en cuatro años. Extraordinarios gestores de la ruina estos capitostes de la izquierda más totalitaria que nunca vio la provincia de Huelva. Descabalgados ambos por decisión de la ciudadanía, han sido acogidos, por sus deméritos públicos aunque por sus logros privados, en la Diputación. Premio a los caballeros. Un sueldecito, una medallita y, hala, a seguir construyendo el país.

 

En esta tesitura pactista transaccional, Doña Petronila se apiada del derrotado Donaire y guarece al pobre entre las altas paredes de su taifa onubense. Venga, chico, a la casa del pueblo. Y lo coloca de asesor. Qué se van a creer ustedes. De asesor. Y ahí viene el problema principal. De qué va a asesorar el referido concejal si ha dejado las arcas de Valverde más chupadas que la pipa de un comanche. Fácil respuesta, pardiez. De nada. Que cobre pero que no administre. A este inteligente e innoble fin, se crea la asesoría de Carreteras, Grandes Infraestructuras/Aeropuerto, Vivienda y Mantenimiento. Casi seis millones de pesetas al año. Pero vamos a ver, qué grandes infraestructuras son competencias de la Diputación. Y qué aeropuerto tiene Huelva si ni siquiera posee unas vías férreas medio decentes. Por eso, lectores, por eso. Se corrompe al personal por nombrarle asesor de aeropuertos pero resulta que el aeropuerto ni está ni se le espera.

 

Donaire, asesor. Miguel Ángel Domínguez, su exjefe en la alcaldía de la capital del calzado y del mueble, en Obras Públicas. De esta manera, el primero asesora al segundo sobre el modo de construir un aeródromo de Lego con las piezas de la Delegación de la señorita Pepis Públicas. Cobran ambos del erario y viven a cuerpo de emperaora de la plaza de las Monjas.

 

Señora Petronila, disimule un poco, mujer. Si quiere favorecer a Donaire como a la madre que parió a peneque, tenga más estilo. Ya sabemos que se cree impune. Pero no se pitorree de la gente de Huelva. Si practica la corrupción, al menos hágalo en base a argumentos. Basta de espíritus y de fantasmas. Donaire es un ectoplasma político, pero el aeropuerto no tiene apariencia, al menos, de parking. Cataplasmas, que son ustedes unos cataplasmas ectoplásmicos.

 

Un saludo.

GANSADAS

 

 El diario HuelvaYa recogía en titulares, el pasado viernes, una de las últimas gracias del señor Javier Barrero. Barrero, que permanece agazapado en su cubil de supervisor de Mario Jiménez, está de coña con el tema de las viviendas. Como si la solución a un problema tan grave radicase en los chistes. Se ha dejado caer el eterno congresista con una chufla del tamaño de su dura cara. Afirma el ínclito psoecialista, con vivienda en rincón de lujo y privilegio, que las últimas medidas de ZP podrían rebajar a la mitad el stock de casas sin vender.

 

Lo de este político es de hartazgo. Cansa el hombre. Angustian sus palabras. Molesta su tono. Disgusta su actitud. Con la cantidad de familias que han sido desahuciadas por no tener con qué pagar su hipoteca, el cliente de José María Mohedano en la STS 3/1999, de 3 de diciembre, nos cuenta una milonga sin más fundamento que su santa voluntad de seguir llamando pan a cualquier cosa. Con la misma facha e idéntica impostura que, escudado en su condición de parlamentario, se negó a someterse a una prueba de detección alcohólica. Que no, se posicionó entonces, muy digno, ante la Guardia Civil. Lo del alcoholímetro es una afrenta imposible para tan célebre representante de la Patria. Que salió absuelto de delito penal, ya se sabe y sobradamente escandalizó. El Alto Tribunal entendió que su desobediencia se enmarcaba, sobre todo, en el ámbito del derecho administrativo sancionador. Al final, ni una cosa ni otra. Ustedes no saben con quién están hablando.


Ahí lo tienen. Tan ufano de haberse conocido. Habría que preguntar al Supremo si las declaraciones sobre las situaciones habitacionales a las que alude el abulense podrían ser objeto de fraude electoral. Pero para qué. Si un ciudadano es capaz de comprarse una vivienda porque ha creído las patochadas de tan insigne caballero, y después no tiene posibilidades de abonar las cuotas bancarias estipuladas, habrá picado el anzuelo de las estadísticas manipuladas y luego vendrá a quejarse al maestro armero. El Mohedano de turno alegará, más tarde, que se trataba de un vaticinio, de una predicción bonancible, de un pronóstico alentador, de un augurio positivo, de una previsión infeliz, pero, en ningún momento, malintencionados. Por Dios. Ver mala intención en Barrero es una ignominia. Como la de la Benemérita que no se le cuadró al detener el vehículo que conducía.

 

Qué quieren que les diga. Este articulista no se compraría ni una chabola si la decisión de adquirirla tuviere causa de las palabritas estúpidas de tan destacado prohombre. Ni una chabola. No obstante, cada uno es muy libre de creer al mentor de doña Petri y don Mario. Por si les sirve de consuelo, miles de personas honradas han confiado en el señor Barrero. Entre ellas, conozco a unas cuantas que sigue maldiciendo el día que lo conocieron y siguieron sus consejas. En fin, que a la fuerza ahorcan.

 

Si don Javier mantiene su optimismo “mentirológico”, allá él. La sociopatía se proyecta en mil direcciones. No obstante, recuerden el refrán: tonterías, las justas; memeces, las precisas; boberías, las necesarias. Gansadas, gansadas, las dichas por Barrero, don Javier.

 

Un saludo.

A-CUARENTA Y NUEVE

 

Sí. La A-49. Esa vía de autos que discurre entre Huelva y Sevilla. Ni autovía ni autopista. El alcalde de La Palma del Condado reclama al Gobierno de Zapatero -o lo que queda de él- que construya urgentemente un tercer carril. Que con los dos que tiene -como si en treinta años todo hubiera quedado igual- no se satisface el contingente normal de vehículos. En este sentido, de comenzar las obras, se ruega un poco de prospectiva. Cuatro carriles. De cara a veinte años, son necesarios cuatro carriles en cada sentido.

 

Basta ya de parches. Ya está bien de andar a la zaga de las necesidades sobrevenidas. Es previsible el incremento exponencial de la circulación por carretera. Si el AVE va a sobrevolar las cabezas de los onubenses y dejará sobre sus testas sin corona un reguero de defecciones; si el TALGO va a mantener su ronroneo cansino en el duermevelas de la media docena de viajeros diarios que se someten a la tortura psicológica de cubrir el trayecto con Sevilla en noventa minutos cuando podría hacerlo en media hora; si el aeropuerto es una guasa, un fraude, una maldita broma de doña Petri y compinches; si no existe mar ni río que nos vincule con la capital de la Giralda; si no tenemos la infraestructura mínima que requiere un pueblo para prosperar económica y culturalmente, cómo podremos superar algún día nuestra postración como sociedad y como población. Cómo.

 

La A-49 es el cordón umbilical que nos liga con la civilización. Recluidos en el rabo de la piel de toro, servimos como espantamoscas. Así que lo de tres carriles, nada de nada. Cuatro con vistas al mar Atlántico. Los atascos, para las madronas. Los emplastos, para Fomento y para Pepe Blanco. Los empachos, para quienes se comen el menú de cinco tenedores y se beben el Cristal de mil euros la botella con el dinero de los impuestos. Los “simpa” no son tres rusos que estafan a Briatore. En España, los que no pagan se cuentan por miles. Desde alcalde a concejales pasando por diputados y senadores a presidentes de organismos inanes y de vacías fundaciones. Estamos tan discriminados que no contentos con tocar el fondo de la desigualdad, escarbamos para alcanzar el subsuelo de la marginación. Segregados somos. Y estamos.

 

La nacional con Badajoz es un excremento resbaladizo que provoca accidentes a destajo. La idea de doblarla se colapsó en la mente estafadora de unos políticos que arreglan todo mientras se pudren en la Oposición y se olvidan de sus promesas cuando toman posesión del Ministerio. Unos granujas que no conocieron la vergüenza más allá de que echaran los primeros dientes. Del tren a la sierra, qué les digo. Como el que se arrastra hasta el Guadalquivir pero a paso más lento. Así nos luce el pelo. En tanto, la Diputación de Huelva se mira el ombligo. No sabe qué hacer antes. Si presentar sus respetos a la seño Petronila o si discutir cuántos asesores sobran. Con lo fácil que es el dilema. La señora Petronila merecerá respeto político cuando deje de malgastar el dinero público. En cuanto a los asesores, sobran todos. Sin excepción. Con los funcionarios, muy buenos, tienen para “tirar y jalar”.

 

Comunicaciones. Sólo pedimos un poco de comunicación. Que estamos más solos que la una. Que nadie quiere venir a Huelva porque se llega tarde, caro y mal. Y una vez en la capital, las balsas de fosfoyesos y las chimeneas del Polo llevan a más de un turista a taparse la nariz. Así no se puede seguir. Con tantas carencias, al menos que la Cuarenta y nueve disponga de cuatro carriles. Una limosnita, por Dios. Una limosnita. Cuatro carriles para la A-49.

 

Un saludo.

DeSAStre

 

Con cierta insistencia, vengo denunciando el mal funcionamiento de algunos organismos públicos. Lo de la Junta de Andalucía, que es el beaterio de Santa María griñaniana, se lleva todas las palmas a la ineficacia y a la golfería administrativas. Son el no va menos de lo malo y mucho que hay en la burocracia psoecialista.

 

Me referiré, en primer lugar, al Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva. El director médico del mismo, un tal señor qué más da, conduce este centro sanitario con la pericia de un inútil. Sabe de gestión y de organización lo que Chávez, Castro y Correa, juntos, de derechos humanos. No dudo de que como médico sea un excelente profesional. Lo que es como gestor es una calamidad como una piscina olímpica. No me voy a referir a los protocolos de los cirujanos para operar a pacientes según las urgencias. Tampoco hablaré del número de camas que cierran en verano para contratarlas en clínicas privadas. Ni al número de anestesistas disponibles durante las vacaciones estivales. Ni al número de quirófanos. Ni a las sustituciones. Nada de eso. Me voy a ceñir a dos casos.

 

El primero de ellos es a su actuación administrativa cercana, en ocasiones, a actitudes mafiosas. Se niegan, por ejemplo, a entregar a los pacientes dados de alta su historial clínico, los tratamientos prescritos, las circunstancias concomitantes derivadas de su hospitalización, los médicos de guardia, el funcionamiento del servicio de urgencias, los protocolos de operaciones, las horas en que el único quirófano en marcha está vacío, y todo un etcétera de actividades legales, programadas, se las pasan por el arco del triunfo. Con ser motivo suficiente para exigir responsabilidades a los que hacen de lo público un predio particular, el segundo ejemplo que les voy a referir, constituye toda una muestra de por dónde se pasan estos canallitas el respeto a las instituciones, a las normas y a las personas. Me explicaré.

 

En la planta segunda del servicio de traumatología, una habitación entera se ha convertido en una especie de hotel/residencia privada de un paciente. Las dos camas, oigan, al servicio de un señor. Las dos. Desde febrero está el hombre sujeto a la sala y la sala sujeta al hombre. Meses y meses sin que nadie se dé por enterado, sin que nadie demande una explicación, sin que nadie se atreva a denunciar la anomalía. Sin que nadie.

 

Es el SAS. Servicio Andaluz de Salud. De servicio ciudadano, poquito; de andaluz, todo lo que quieran, pero lo más próximo a la parte del Psoe; de Salud, algo, porque si tú no te buscas las habichuelas, te tienen a medio camino entre tu casa, la hospitalización sine die y el operatorio. Al frente del SAS, una abogada. Del Partido, por supuesto. Todo un modelo de totalitarismo político y de incompetencia empresarial. Claro, que quién le va a llamar la atención si su jefa inmediata de la Consejería come de las mismas latas y en idéntica vajilla. Aquí, o eres sumiso, o te tragas todos los marrones que la banda te tire.

 

Desastre viene de SAS. Y SAS, de desastre. El principio de Peter explicita que, en una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia. La jeraquiología aplicada modifica los parámetros. Los ascensos no se producen entre los empleados públicos, salvo para puestos de pacotilla. Los ascensos fulgurantes y ejecutivos se reducen a la nómina de militantes del Psoe. Si no de qué y de cuándo cualquier Otero o cualquier Rico iban a romper todos los records de ineptitud en una empresa privada. Estarían en la calle, en la puñetera calle, ganándose el pan con el sudor de su frente y no con la impotencia de los contribuyentes. SAS, de desastre. Desastre, de SAS.

 

Un saludo.

COBRA POR BERREAR

 

 Que se mantenga la actividad de Astilleros. Que se garanticen los salarios. Así se expresaba, en 2009, Mario Jiménez. Cómo que quién es Mario Jiménez. Nadie con palabra. Alguien con una cara descomunal. Un señor que miente más que habla. Un sujeto agente que cobra por insultar. Lo del Secretario General de los psoecialistas onubenses se aproxima más al concepto berrido que al término expresión razonada. Ya les digo. Hace dos años, pedía el voto a los trabajadores para que la derecha no ganase en las elecciones europeas. Al Psoe, reclamaba, hay que votar a la izquierda de progreso. Para que uno se lleve las perras, debe haber otro dispuesto a dárselas, salvo que las birle directamente. En este caso, los trabajadores, confiados, que ya hay que tener moral, entregaron su tesoro democrático a tan impío individuo. Y claro, las consecuencias no se hicieron esperar. Cierre patronal, despidos, y hasta la próxima, Lucas.

 

En este verano de dos mil once, Mario Jiménez ha vuelto a dar muestras de su honda sapiencia para las manifestaciones más peregrinas. Si la estulticia tuviera rostro, se parecería a los que siguen creyendo en este político de poco calado y profunda mala leche. Pues no que, ahorita, en plena canícula estival, se deja caer el muchachito de Moguer asegurando que las soluciones para Astilleros de Huelva “han venido por parte de la Junta de Andalucía". Se necesita tener valor para proferir falsedades tan toscas sin descomponerse la boca en el acto de perpetración del infundio. O sea, que están los trabajadores pasándolas canutas y el asistente personal del Jefe de los EREs poniéndose las botas.

 

Si la grosera declaración quedare en esos tremendos disparates verbales, pues bueno, pues mira, pues forma parte del tinglado de “nometoquesrroque” que se han montado estos buitres. Lo peor es que les importa un “carallo” que se cierre una empresa con más de mil empleados. Y lo que ya toca las narices del más circunspecto de los ciudadanos, es que, encima de la que está cayendo, culpe al Partido Popular y a Pedro Rodríguez de la catástrofe laboral que ellos, los ineptos dirigentes de la incompetente Junta de Andalucía, han generado. Mira que si la responsable de todo es Merkel, derecha germana intratable. Este Mario sigue la carrera de sus mayores más experimentados. Te ahogan en la orilla del mar y luego se lanzan a salvarte para, al final, decir que lo intentaron con todas sus fuerzas pero que el bañista era ya cadáver.

 

Mis mensajes escritos de los últimos tiempos discurren por un plus de insistencia en un aspecto. A Pedro se lo comió el lobo. Por mentiroso. Mario se sigue manducando a las ovejas del rebaño social. El silencio de los corderos es la coartada de los zorros y de las fieras. En este sentido, desprestigiado por sus acciones el insólito líder de los psoecialistas de Huelva, habrá que atribuir a los crédulos su parte alícuota del culpa en el cultivo de tanto embuste. Del mismo modo que José Blanco justifica las vacaciones de ZP mientras la Bolsa va de batacazo en julepe y de desliz en descalabro. Qué ricos.

 

Ya se sabe que la fe es hermana de la esperanza y cuñada de la caridad, y que es más fácil creer que dudar. Sin embargo, como decía Mariano José de Larra, “el corazón del hombre necesita creer algo, y cree mentiras cuando no encuentra verdades que creer”. El corazón, vale, pero el cerebro y el estómago repelen la porquería. Un berrido no deja de ser algo desaforado. Mario, a ver si aprende usted, alguna vez, a decir la verdad. Aunque no cobre por ello.

 

Un saludo.

RECESIVOS, EXCESIVOS

 

El exceso es aquello que traspasa la medida o que trasciende lo ordinario o lo lícito. Cuando esto ocurre, lo correcto es retirarse o retroceder. De ahí que la recesión, en el marco de las actividades económicas, no sea sino una depresión subsiguiente a la expansión sin regla. El exceso suele llevar a la recesión.

 

La prensa del día nos saludaba, días atrás, con un bofetón. Huelva se pone en cabeza de las provincias andaluzas con sombríos horizontes eonómicos. Nuestro techo de gasto antecedió a nuestro subsuelo de ingreso. Estamos pagando las consecuencias de tanta romería turística. Si en España nos balanceamos, cual elefantes, en la tela de una araña, en Huelva, el equilibrio, de tan inestable, nos empuja al batacazo. O lo que es lo mismo, en el año del Señor de dos mil once, en vez de crecer un mínimo, vamos para atrás. Ocupamos, pues, el farolillo rojo de la serpiente monocroma del progreso y el furgón de cola de la creación de empleo. Triste record, pardiez.

 

Mientras el pueblo se debate entre la miseria y la contención, entre la playa y el consumo aparente, la Junta de Andalucía fomenta el discurso de los trileros. Que si la modernización, que si los avances tecnológicos, que si el nivel de investigación. Que si quieres arroz... Los bares podrán mostrar cierta concurrencia de parroquianos, es verdad. Sin embargo, las estancias son largas y las consumiciones, esqueléticas. El sector de la hostelería ve pasar a los paseantes y el lazo de la mirada casi implorante no resuelve el problema de unos ni la necesidad de otros.



Las calles del centro se llenan de mirones que miran escaparates, se acercan a las ofertas de ropa barata, regatean estantes, manosean algunas prendas y, ale hop, refrescados por el aire acondicionado, retornan a la dura realidad del no tengo un euro y del calor sofocante que les recibe a la salida. Hora de cabezas gachas e ilusiones por el euromillón. Qué remedio. Cuando falta la solidez, la fantasía reina. Y menos mal. A conformarse con los fichajes galácticos del Madrid y del Barça, en espera del ansiado momento del comienzo de la Liga. Qué felices hace el fútbol a quienes no pueden comer perdices.

 

La recesión nos subsume en su clasificación de parias. Parias, entendidos no como naturales de la isla griega de Paros. No. Parias en cuanto personas excluidas de las ventajas que gozan algunos “amigüitos” del Gobierno. Parias, por ser consideradas, sencillamente, inferiores. Inferiores puesto que no participamos del festín salarial con que el alcalde psoecialista de Ayamonte obsequia a sus concejales. Inferiores desde el momento que contemplamos la discriminación como normalidad de esta democracia que se prostituye por momentos. Inferiores porque nadie premia a los ingenieros con la presidencia de la autoridad portuaria, acaso porque es más recompensable otorgársela al comandante general que fuera de Cartaya o a la mujer cuota del Psoe.

 

La crisis es crudelísima. Bien por lo material que destruye, bien, y sobre todo, por la espiritualidad que aplasta. Los responsables y los culpables, que los hay, con nombres, apellidos, militancia y cargo, se exceden en su impudor y a causa de su desvergüenza, nos apartan de nuestros derechos y libertades. Recesivos y excesivos.

 

Un saludo.

EL BANDO

 

 La alcaldesa de Valverde del Camino ha publicado un edicto. A la vieja usanza. Se trata de un bando solemne por el que da noticia de la deuda contraída por el anterior consistorio para que sea notoria a todos. El bando es transparente en cuanto se comprende sin duda o ambigüedad algunas. Cincuenta y cuatro millones de euros se traducen en nueve mil millones de pesetas. Los autores del desaguisado, que no delito, al menos por el momento, se instalan en la bandada de pájaros que anidan las torres eléctricas del chalet del conquero. En el Psoe, para que nos entendamos.

 

La señora Loles López, olé por ella, ha puesto el dedo en la llaga. Encontrarse con ese regalito al abrir los cajones del despacho de la alcaldía valverdeña es para ponerse a temblar. Con qué herencia se ha topado la nueva regidora. Esta herencia es todo un ejercicio de cinismo e impudor políticos. Indignados los ciudadanos que se enteran tarde de la ruina municipal. Cabreados los empleados que, a día de la fecha, no han cobfrado sus nóminas de los últimos meses. Mosqueados los proveedores y acreedores que no ven un euro de lo que se les debe. Enojadas Hacienda y la Seguridad Social que han ido admitiendo los impagos y, de esta forma, potenciando los mismos. Asqueados los contribuyentes, los autónomos y los pequeños y medianos empresarios que, por no liquidar a la Administración Pública, sufren las iras de la misma. Descompuesta la gente del pueblo a la que se le venía vendiendo una moto mil veces embargada.

 

Con todo, lo más sangrante es el debe acumulado por la empresa municipal de la vivienda. Según los datos de la Intervención municipal, más de veinte millones de euros. Gestión impresentable del suelo URBANO y gerencia inadmisible de la irresponsable URBANA. Déficit galopante que arrastra de un período muy anterior a la crisis, y que ya fue advertido de su carácter estructural.

 

Olé por Loles. Ya dio el primer paso. Debe acometer, a partir de ahora, el segundo. La reducción de la deuda resulta un objetivo inaplazable. Recortar gastos permitirá abonar a proveedores y evitar despidos. El tercer paso requiere un salto cualitativo, que no es sino crear confianza al electorado. En cuyo caso, deberá auditar las cuentas y poner en conocimiento directo del juzgado, que no de la fiscalía, cualquier atisbo de actuaciones delictivas.

 

Ya se sabe que Mario Jiménez saldrá a la palestra negando el importe de la deuda. Cómo no. A cualquiera que le pillen en casa ajena, mediando fuerza, escalo y nocturnidad, y en posesión de los bienes propios, va a negar el in fraganti. Pasaba por aquí, excusarán, vi luz, enseres revueltos, y entré por si podía ayudar. El secretario provincial del Psoe de Huelva rebatirá las acusaciones, menguará las cantidades debidas, lanzará un ataque a la mendacidad de la alcaldesa y, rostro serio pero pálido, dará por concluida la rueda de prensa. Sin preguntas, por supuesto.

 

Sin embargo, para defender su honorabilidad y la honradez de los dirigentes psoecialistas valverdeños, debería interponer una querella criminal contra la edil popular. No lo hará. No se atreve. Sabe, y lo tiene claro, que no sólo perdería la actio criminal, sino que la misma se revolvería contra los suyos. En cambio, Loles, respaldada por su partido, sí debiera encargar el caso a un bufete de prestigio. Analizado el caso, podrían hallar pruebas de delitos varios. Entonces, al bando primero se agregaría uno posterior. De orden del señor alcalde, se hace saber que el juzgado ha condenado a fulanito, a menganito, zutanito y otros por...

 

Ese bando acabaría con muchas bandas. En Valverde y en Hernani. Loles, ahí le echo un pulso.

 

Un saludo.

FACTURAS SANITARIAS

 

Pasar factura. El Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva va a emitir facturas a los pacientes. Ojo. Las facturas, que hoy por hoy tienen un mero valor informativo, se dirigen a los enfermos, que no a los usuarios. En el mundo hospitalario, el paciente no es un usuario. No puede serlo. No usa ordinariamente el servicio sanitario. De manera extraordinaria, sí. Se trata de las personas que arrastran alguna patología y que, a causa de ella, se ponen bajo atención médica. Son usuarios a palos, como diría el gran Molière. Sufren las consecuencias de la enfermedad que azota sus cuerpos o sus mentes y, en previsión de la aparición de sus “goteras”, realizan unas prestaciones económicas muy elevadas. Pagan antes de comprar. No te sirven el café si no has abonado previamente la consumición.

 

Los barandas sanitarios de la Junta de Andalucía se lucen por jornadas. Recién dados de alta, un regalito. En papel debidamente timbrado y sellado, los directivos del Juan Ramón les obsequian con una facturita. Mire, por la operación de cataratas, tanto por ingresar, cuanto por cirugía, zapatín por atenciones radiológicas y así hasta rellenar un papiro. Al cabo, una palmadita en la espalda y un mensaje de jodienda: vea qué buenos somos y cómo no le pedimos dinero a cambio. Les suministran una cuenta detallada de la operación de comercio, como si el servicio social entrara en el capítulo de las relaciones mercantiles. Se quieren ir ya.

 

Mire, señora Rico, Delegada de Salud de la Junta de los EREs, vaya a tomar el pelo a otro sitio. Usted pasa factura a la ciudadanía porque malentiende que esa empresa -que servidor nunca hubiera encomendado a una persona de sus cualidades- es privada y, en contraprestación a sus servicios profesionales, los contribuyentes deben remunerarlos. No es así. No entra. No cabe. Molesta. Hiere. La gerencia de ese Hospital, de cuyos profesionales sanitarios no albergo duda alguna acerca de sus méritos, tiene tantas cosas que mejorar en el ámbito de atención a los enfermos, que en vez de dedicar todo su esfuerzo en este objetivo, se dedica a fabricar facturitas. Esto es de locos. En ese sentido, por qué no colocan en la mano de la señora que se va a someter a una mamografía el documento que la informa sobre el coste de esa actuación. La mujer estará más concienciada y, en el futuro, procurará que sus familiares reclamen la factura quirúrgica antes de ingresar en quirófano, por si el alto coste les disuade de disfrutar de los efectos relajantes del bisturí. Qué cielo de pacientes. Por no gastar, prefieren arrostrar sus males con la paciencia del santo Job.

 

Oiga, y no se hernian estos cabezones pensantes. Los enfermos acuden al recinto médico con la misma felicidad que gozan de los servicios de un hotel durante las vacaciones. Va el recepcionista, les entrega la cuenta y con el IVA les despide hasta la próxima. Cualquiera sabe que el Servicio de Salud cuesta mucho dinero. Mucho. Pero lo más gravoso es pagar un salario a una caterva de ineptos e incompetentes que, por enchufe, han accedido a gobernar una institución tan sensible sin más mérito que el del nepotismo o el de la militancia partidaria. Es posible que sean grandes médicos pero cuando les sacan de sus competencias básicas, son como patos mareados en una feria. La obligación de Salud, doña María José Rico, es velar por la atención al paciente y por respetar los derechos de los trabajadores que luchan denodadamente por el bienestar de los enfermos. Muchas veces sin los recursos necesarios.


La factura debe pasarse a la señora Delegada de la Consejería de Salud. Deberá abonar a la familia de los ingresados, tanto por esperar horas en urgencia, otra cantidad por la incomodidad del servicio, o por el error del diagnóstico o por la ineficacia de la gestión o por el contagio sobrevenido. Por encima de todo, por sufrir los efectos de un sistema perverso de elección de responsables. Si el Hospital fuera empresa privada de este articulista, usted no tendría la oportunidad de encontrar trabajo en el sector directivo. No consiento que hundan mi patrimonio. Como el techo del Infanta Elena. Facturas políticas.

 

Un saludo.

ADIESTRAR

 

Los magnates de la política, que los hay, y muchos, se esfuerzan por sacar adelante sus consignas. Son los prolegómenos de un proceso más complejo pero diseñado bajo el paraguas de la ingeniería social. Los rascacielos de la política se planifican en conciertos previos al levantamiento del acero y del cristal. Ellos hablan de educación pero en realidad quieren decir adiestramiento. La diferencia semántica es notable. Se adiestra para amaestrar o, en el peor de los casos, para domar. Cual animales. A base de palo o bajo la espada implacable de la necesidad. Behaviorismo puro y duro. Conductismo en sentido inhumano del término. Se adiestra. No se educa. Todo lo contrario.

 

Educar comporta desarrollar las facultades intelectuales y morales. Encauzar las potencias racionales en pos de una dirección aunque ésta coincida con una doctrina. No implica, sin embargo, la exclusiva de perfilar los sentidos. El adiestramiento se mueve en este ámbito. Los ciudadanos no somos perros. Por más que los amos del poder nos traten como a tales.

 

Tres alcaldes, tres. Sujetos de una escandalosa derrota electoral, por incapaces e ineptos, son premiados con cargos públicos a los que jamás hubiesen accedido en una sana competencia objetiva y en un plano de igualdad. Del Ayuntamiento a la Junta. Del suspenso al premio. Del paro al empleo cualificado y mejor pagado. Uno, a Obras Públicas. Otro, a Agricultura y Pesca. El tercero, a Educación. Carrerones los suyos. Campeones del slalom a los principios de igualdad, mérito y capacidad. Números uno en la especialidad de adiestramiento en docilidad. Conducidos desde el chalet de Mario y Javier y conductores desde sus nuevas fuentes de fortuna.

 

Roma no compensaba a traidores pero el PSOE beneficia a sus leales. Al menos, a los más sobresalientes entre los incondicionales condicionados. No sea que la lengua eleve el precio de su fidelidad. Amaestrados por la militancia y adiestrados por sus patronos. Escuchan la campanilla y babean a la espera de la pronta comida. Tilín, baba y a jamar. El de Obras Públicas no es arquitecto. Ni siquiera un eficiente y probo albañil. Sus estudios ni sus competencias básicas le condujeron por el mundo de la construcción, salvo para arramblar pisos y chalets. Al de Agricultura y Pesca no se le conoce cualidad en este campo, salvo que guste del buen yantar y del mejor libar. Con dinero público, por supuesto. Con factura trucada, desde luego. Y en cuanto al de Educación, ay.

 

La Educación es punto y aparte. Manantial de cursitos de formación y depósito de dirigentes amortizados, Educación es el paradigma de la mala praxis. Que el nuevo titular en Huelva es maestro, muy bien. Que es profesor de primaria, mejor. Que ejerza como tal, eso es otra cosa. Desertor de la tiza y prófugo de la enseñanza, comprendió que no hay mejor instrucción que la que se nutre del adiestramiento. Pues no ha vivido bien gracias a ese aprendizaje conductista. El hombre va a regir los destinos de los profesionales de la enseñanza en Huelva. Lo mismito que su antecesora. Ésta aprendió en un plis plas que si quieres ser, hay que saber estar. Que la independencia es una asignatura impropia en la facultad de Ciencias psoecialistas. La disciplina de partido es la troncal obligatoria. El Decano es el Centusí. O tragas o no creces.

 

Con todo, los tres nuevos delegados no son sino pulgas del circo de la oscuridad. La luminaria por excelencia es la candidata a seguir malgobernando la Diputación. La señora conoce como nadie el valor del sí y el precio del no. El miedo a romper amarras sería causa de males innumerables. La ley de la omertá se impone en formaciones mafiosas y totalitarias. Está adiestrada para morir por el partido. Educada para servir al interés general, eso qué es. Qué es el bien de todos en comparación con el bienestar propio. Los más perros son los más fieles. Pero únicamente a sus amos. Bien adiestrados que son. Y están. Un lujo de valor. Señor, señor.

 

Un saludo.

COMANDANTE

Lo del comandante me hace gracia. Bueno, es que no paro de reírme. Millán no ha comandado en su vida política. Ha mandado. Ha cursado órdenes. Ha decretado normas. Ha estatuido. Ha dispuesto como sabía, quería y aunque no pudiera. No es el subcomandante Marcos de México. Su insurgencia, acaso, podía ser contra la democracia pura. Se creía demócrata pero disfrutaba del grado militar. Alcalde de Cartaya. Gobernó la localidad costera onubense con la fuerza de los votos y por abusar de ella, los ciudadanos terminaron retirándole los sufragios. El pueblo soy yo, cual regidor sol. Es el sino de los iluminados. Y de los déspotas.

 

El 22 de mayo se está convirtiendo en un crisol de libertades y en un cernidor de dictadores solapados. Los cartayeros han remitido un mensaje a su antiguo comandante. Se acabó la confianza del pueblo soberano. Es el turno de otro. Aunque sea sargento. Aunque sea un civil. Aunque su carisma sea menor. Aunque sea honrado y sirva al pueblo y no a los “masnovoas” de turno. Millán conserva el rango pero ha perdido el honor. O alcalde o nada. O dicta o no copia. O protagoniza o no “camea”. De concejal de a pie, tururú. De suboficial, tarará. De tropa, jajajá.

 

La derrota electoral de Millán ha dolido especialmente al Psoe de Huelva. Ha sonado el cornetín del desastre. Las trompetas del apocalipsis han desplomado las murallas del Jericó millanista. Perder seis de los once concejales es demasiado afrentoso. Millán ha quedado peor que Bono y Barreda juntos. Ha tenido que ser un socialista de verdad, que no posecialista de interés, el que haya venido a restaurar la importancia de la honradez en la gestión. El problema no es el socialismo humanista. La lacra es el psoecialismo corrupto. La raya que delimita en la ciudad cartayera un término del otro se llama Juan Polo. No necesita grado militar. Le basta ser vecino y ciudadano. Humilde, deja la oposición municipal y accede al gobierno del consistorio. Millán es víctima de su soberbia. Apeado de la poltrona edilicia, renuncia a sus deberes secundarios. Quería ser general y ha sido degradado, por el pueblo, a la condición de soldado raso y, disgustado, abandona la milicia y tira el uniforme.

 

No se le reconoce, laméntase, los cinco lustros de lucha por el interés general. Se queja de la ingratitud del pueblo. Se confunde. En democracia, el pueblo es el rey. Y el rey tiene en su voto cuatrianual el poder de decidir quién ha de representarlo. La última legislatura ha sido un camino de desatinos. No se podía seguir hollando ese carril. A la calle. Con él, Novoa.

 

No se marchan con una mano delante y otra detrás. Qué va. Todo lo contrario. Tal vez llegaran de esa forma. Hoy salen de otra bien distinta. ¿Alguien cree que el partido no les va a recompensar los méritos acumulados? El negocio de los transportes y de las aguas genera dividendos probados. De esa empresa, no se van. Mantienen el poder. El objetivo es mandar. Comandante está bien como literatura con gracieta. Capitán General es MASY FENADISMER.

 

Qué tienen que decir. MAS Y FENADISMER. Por lo menos. Más, mucho MAS. Es que me muero de la risa, de la guasa y de la ghiasa. Co-mandan. Millán y Novoa. Comandan. Comandante Che Millán. Que ghiasa.

 

Un saludo.

LEÑA DEL ÁRBOL CAIDO

 

 Las elecciones municipales quedaron atrás. Ya ni siquiera me acuerdo de la campaña. Mítines que generaban mentiras y glosas de aversión que llenaban las concentraciones. Todo pasó. Algunos cosecharon la calidad de su siembra. Otros recolectaron la maldad de sus semillas. Todo se reduce, en definitiva, al resultado.

 

La derrota del Partido Socialista ha sido de época. Un descalabro que todos admiten pero cuya responsabilidad eluden. Las circunstancias son las culpables y no la impericia ni la impotencia. Nadie tiene la culpa. Si acaso el viento, que diría Zapatero en uno de sus más tristes alardes de plagio intelectual. En Huelva, la candidata ha sufrido una derrota tan estrepitosa como inenarrable. Dije, y lo mantengo, que no volveré a nombrar a la señora que, todavía, preside la Diputación. Es árbol reventado por el rayo del voto. Hacer leña de madera derruida es un acto que atenta contra mis principios. Nunca sentí inquina ni malquerencia ni saña hacia esta señora. Jamás mostré la menor ojeriza hacia su persona por más que criticara con encono su antipática actividad política. Cayó el personajillo público. Se mantiene la mujer. Bienvenida al bosque del pueblo. Lo que importa es la institución.

 

Sí, y sí, expreso mi convencimiento de que en ese falso olimpo de los dioses de barro del chalet del Conquero, se debe hacer una buena tala. Un amplio cortafuegos. Los miles de euros gastados en adquisiciones superfluas incendian los ánimos de millones de personas que no llegan a fin de mes. El despilfarro en festines y banquetes, el derroche en vehículos oficiales y dietas faraónicas, la contratación a dedo de centenares de amiguetes y tantas otras barbaridades antidemocráticas deben ser guillotinadas de un solo tajo. Los culpables, porque lo son, debieran tomar el camino del ostracismo y atravesar el desierto de ganarse el pan con el sudor de su frente. Hasta ahora, se han instalado en el lujo y en el destete, en la farándula y en la piscina ajena. Llegada es la hora de la retribución por sus vicios.

 

De la fracasada aspirante a la alcaldía de Huelva no haré mención expresa. De Mario Jiménez, sí. Su incapacidad para crear es parangonable a su avidez por trepar. Cuanto más alto, más se aleja del hacha. Desde la copa de la palmera, el batacazo será más doloroso. Si cae, dónde aposentará su vida. Cuál es el destino laboral que le aguarda. Qué oficio dejó. Listo es como para saber que la tabla de su salvación es el partido. De él depende y por él vive. Es duro no tener donde caerse muerto. Podría haber aprendido la lección que los ciudadanos de Huelva le han dado. Mas no. Erre que erre. La banda cambia el semblante pero no modifica la actitud. Si no, de qué iban a temer tanto.

 

Mario es el paradigma de la juventud nini: ni lucha ni trabaja ni aprende ni se avergüenza de ello. Ese árbol tiene raíces intrusas. Es un vegetal arbustivo que, antes que cortar, hay que enderezar. Es difícil pero su juventud permite creer en la posibilidad. Otra cosa es que se deje. Vivir torcido es preferible, para algunos, a convivir enhiesto.

 

Un saludo.

PINZAS Y ALFILERES

 

La pinza. Instrumento cuyos extremos se aproximan para sujetar algo. El alfiler. Clavo metálico muy fino, que sirve generalmente para prender o sujetar alguna parte de los vestidos, los tocados y otros adornos de la persona. Los lingüistas no definen, sin embargo, el concepto en su dimensión política. Pinza es, para el Psoe, el término que descalifica a los dirigentes de IU del PP en tanto firman un acuerdo de extremos ideológicos para sujetar y controlar a los felipes y zapateros que en ese partido han sido y son. No les gusta el pacto a quienes persiguen el monopolio de la concertación zafia. Alfileres son, para el grupo/banda de Rubalcaba, la débil unión que sostiene el peso de un discurso poco prendido.

 

Pinza y alfileres. Con papel de fumar se la cogen los dirigentes masculinos del postzapaterismo. El formidable avance electoral del equipo de Rajoy y los más que notables progresos logrados por los comunistas a pesar de Caio Lara y de Llamazares, contradicen frontalmente el varapalo que los electores han propinado a las huestes del partido psoecialista. Los discursos casposos y aculturados del coordinador general de IU hieden a rancio. La izquierda española de Pedro Jiménez puede ser tan social como la derecha de Pedro Rodríguez. Matices. Simples alfileres separan una ideología de otra en las políticas de estas formaciones. La derecha conserva tan escaso número de fascistas como la izquierda arrincona a los estalinistas más retrógrados.

 

España necesita pactos de progreso. El progreso ha de transitar, necesariamente, por autopistas de confianza. La confianza se cultiva en el abono de la honradez. La honradez se alimenta del agua clara de la filantropía. La filantropía es la religión de los laicos. Los laicos entienden a los religiosos en el ámbito de la libertad de ideología y de expresión. Por encima de partidos y de caducas ideas segregadoras. No veo posible una entente de Rajoy con el revanchista Valderas. Sin embargo, es muy probable el entendimiento político entre los Pedros Jiménez y Rodríguez. La virtud de las personas se trasluce en la moral de las mismas. Cuando dos “politikon” apuestan referencias comunes, sus comportamientos regirán actividades de interés general. Todo al servicio del pueblo porque el voto de la gente así lo demanda.

 

En Zalamea la Real, Marcos Toti ha conseguido mayoría simple. A base de juego limpio y de gestos probos, Marcos ha sido profeta en su tierra. No ha dispuesto del bagaje que hubiera deseado para gobernar en solitario, es verdad. Pero no es una pena. Más bien una alegría. El regocijo de mostrar y demostrar que su ideología política es compatible con la política ideológica de sus compañeros populares. No hacen pinza contra nadie. Ni cosen un vestido de papel. Buscan el consenso que les llevará a la buena praxis de gobierno en su localidad. Como ocurre en Bollullos. Todo lo contrario que preconizan Valderas o Lara.

 

Marcos Toti tiene las cualidades morales y la habilidad suficiente para ser el mejor alcalde de Zalamea. Por encima del personaje genial que creó la fructífera pluma de Calderón de la Barca. El honor barroco se funde en el oro de su palabra. La paleta de Rembrandt consigue ascuas de luz que se imponen al claroscurismo de Caravaggio. La obra de arte no está al alcance de cualquiera. Únicamente de los que aproximan el trabajo a la creatividad y de quienes hacen del deber una devoción.

 

Marcos Toti se encuentra en esta élite, en el seno de esta aristocracia de la honestidad. Zalamea se beneficiará de su categoría humana. Ya lo verán. La tenacilla está en el tejado de Zapatero. Con ella puede castrarse la soberbia o caparse sus mentiras.

 

Un saludo.

LA DIPUTA

 

La Diputación. La llave de su gobernanza en Huelva la tiene Izquierda Unida. Si los dirigentes de esta formación la entregan a los regidores del PSOE, allá ellos. Con su conciencia, con la historia y con el pueblo. Quedarán retratados de por vida. Cualquier atisbo de honradez desaparecerá de su bien ganada imagen política. Reproducir las actuaciones que condujeron a dinamitar las costuras de ese partido en Bollullos, sería un error lamentable.

 

El mensaje vengativo de Caio Lara respecto al Partido Popular no puede tener cabida en la probada solvencia dialogante de Pedro Jiménez. Ni tampoco puede aceptar el formidable luchador que lidera a los comunistas en nuestra capital, las triquiñuelas consabidas de ese matusalem institucional que es Valderas. En Huelva, Pedro Jiménez, me parece un político formidable. No tiene la imagen de Anguita, pero sostiene su sentido del laboreo machacón y su probidad. Sin embargo, por mucho que sea apreciado extramuros su partido, el horizonte apenas se amplía.

 

El Pacto de izquierdas es una broma. Cualquier acuerdo con los chavistas, griñaneros, petronilos y/o mariojimenistas está concernido de corrupción. Izquierda Unida es una fuerza ideológica digna de ese escoramiento cuando luce su programa como bandera y expulsa de sus genes los posicionamientos stalinistas del señor Lara. El empecinamiento en posturas arcaicas se erige como imponente muro de contención a la modernidad. No se puede crecer en estas condiciones.

 

La sociedad necesita un partido político que, como IU, sin renunciar a sus postulados ideológicos, los adapte al mundo del siglo veintiuno y, sobre todo, se presente como un rosetón de vidrieras abiertas por donde la luz de la calle penetre e irradie en el interior. Irradie de fuera adentro. Para esta labor, Pedro Jiménez cuenta con un valor añadido: es un excelente dominador de la pedagogía de la comunicación. Destila decencia.

 

El líder de la calle Puerto se viste por los pies. Y pretende mantener esta praxis, elemental pero poco transitada. Es preferible reeditar la pinza que adjudicaron a Anguita antes que someterse al imperio de la Mercasevilla de Torrijos y a los expedientes de regulación de desempleo de Viera, Fernández y demás repugnantes administradores del erario público. La Diputa de Huelva bien vale un puñetazo sobre la mesa. Este articulista siempre defendió la continuidad de esta decimonónica institución. Siempre. En todo momento se opuso a su desaparición. Hoy, más que nunca, se reafirma en la idea.


La virtud de la Diputa radica en el propio organismo. La eficacia del mismo descansa en la capacidad democrática de sus dirigentes. Si vuelve a caer en las garras de los que la han venido desvencijando, habrá que atribuir a ellos, pero también a sus cómplices en la rapiña, los efectos malsanos de ese contrato infame.

 

En cambio, si la llave la guarda el poseedor coyuntural, la gobernabilidad está asegurada con la presencia gerencial del PP. En cuyo caso, Pedro se reserva la entrada en el cielo de la rectitud administrativa. No es santo, pero tiene a su favor el patronímico. Y ya se sabe: a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.

 

Un saludo.

RESIDUOS TÓXICOS

 

 Que sí, que sí, pero que aparte. Además. Las balsas del fosfoyeso maldito, las cenizas radiactivas, la contaminación del suelo, la polución del aire, el vertido a las aguas. Toda esta basura que los onubenses tragamos a diario no es por casualidad. Es por causalidad. Relación causa-efecto. Las cosas, buenas y malas, tienen siempre su por qué.

 

En Huelva, la casuística se engendra en el útero del Psoe. Es concebida por acto y desdicha del espíritu maligno que anima a sus dirigentes. La mendacidad se verbaliza y la palabra se corrompe hasta el ultraje. Se ofende a la inteligencia, se vitupera a la razón, se ataca a los sentidos y se afrenta a la experiencia. Insidiosos reunidos en el chalet del Conquero. Han convertido Huelva en el vertedero de Europa y a la provincia en el culo del mundo. Y se quedan tan anchos y de rositas se quieren marchar por una brevísima temporada.

 

El titular de Medio Ambiente es Díaz Trillo. No hay suplentes en ese equipo. Cuando sea defenestrado, otro se encargará de mentir urbi et orbi. Ayer Cinta del Castillo. Mañana, a saber. Lo que nos faltaba para romper la cuerda es Pizarro. Ha dejado Justicia -qué labor de zapa la suya- y se hace cargo del equipo comisionado para regular y defender el ambiente parlamentario. Zoquete allá, boquetón acá. Total, como los de Huelva no protestan, pues residuos, inertes o no, para la tierra. Pepe Juan Trillo empuña la espada del honor flamígero y defiende a conciencia -en la seguridad de que lo hace mal- la continuidad del almacenaje de residuos. Le da igual que vengan de Italia o de Libia. Qué más le da, que le da lo mismo.

 

En esta tesitura de antiparadisíaco bienestar, el Psoe nos regala una nueva perla cultivada. El AVE. En un país roto por el separatismo, el AVE que no vuela es el problema. En un territorio destrozado por el demonio del paro, el AVE implume es el dilema. En una nación partida por la corrupción del partido que sustenta al Desgobierno, el AVE renca es el obstáculo. En un Estado ahogado por la deuda y el déficit, el AVE paleognata es el enigma. En una clase política inmersa en su propia miseria moral, el AVE que nunca existió nos plantea el disgusto. Noventa y seis minutos para cubrir noventa y seis kilómetros.

 

La única manera de derrotar a Pedro Rodríguez es imputarlo, procesarlo, acusarlo, condenarlo y enrejarlo. A cuenta del AVE. A costa de la verdad. Por encima de la realidad. Por debajo de la vergüenza. Ayer, Chacón. Hoy es la vez de Zarrías. Lo que no se sabe, se inventa. Si no hay pruebas, se fabrican. La estación que se pretendía apeadero es el viacrucis artificial que se saca de la manga el sanedrín psoecialista para que el calvario del alcalde sea insufrible e interminable.

 

La viperina lengua de algunos es el arma asesina contra el adversario. Perder el poder es cuestión de vida o muerte. No se puede sostener a tan numerosa clientela familiar desde las penurias de la Oposición. De ahí que las tretas y las horcas caudinas estén ya diseñadas contra el Partido que, se presume, asirá las riendas del gobierno. Los residuos políticos son más insalubres que los ambientales. Estos pueden tener solución. Aquellos, no. Mientras tanto, Izquierda Unida de Lepe se suma al jolgorio de sus mentores financieros. Con elevar a patrimonio cultural el chiste, ya cubrieron de cardo toda la calzada. Los programas de algunos son uranio enriquecido con plutonio. El Fukushima de Huelva no necesita tsunami para alcanzar el nivel siete. Basta con el grado de cordura de quienes, a día de la fecha, mandan en San Telmo y en La Moncloa.

 

El 22 de mayo surge la oportunidad de almacenar estos residuos allí donde no dañen.

 

Un saludo.

MARIO VA DE CAZA

 

 Cazadora tipo militar. Sobre chaleco oscuro y camiseta blanca. Aspecto de matón de discoteca. Rostro malencarado que pretende aparentar sacrificio yihadista. Mano izquierda a medio camino entre la bendición y el martillo pilón. Convención psoecialista en Valverde del Camino. Mario Jiménez al aparato. Mitin.

 

En la Huelva de los ochenta mil desempleados y no sé cuantos miles de trabajadores en formación, toca hablar de trabajo. Mario promete crear empleo. El embustero líder de la secta se ofrece como cirujano capaz de extirpar el maligno cáncer que él ha contribuido a extender con sus mentiras. El paradigma de la inmoralidad política se exhibe como modelo que carece de principio rector de su comportamiento partidista. El hombre que emascula conciencias, ostenta el pendón de castrador de libertades.

 

Dónde va a llegar Mario. Qué mal van las cosas a su guardia de corps. Nada si se compara con la multitud de hipotecados que han perdido la vivienda por la que se dejaron la sangre. No tiene límite. Apuesta con el dinero del pueblo y desafía con la perversidad de los que prevaricaron con los EREs. Llama en su ayuda  a los “emiliobotín” de la provincia, a sabiendas de que en la esfera del partido sólo cabe el pillaje. Manido el discurso, rancio el mensaje, herrumbrosa la palabra. Ahora quiere poner de revés a Huelva. Del decúbito supino al tendido prono. Por delante y por detrás. La patraña se teje en la rueca de la Penélope que nunca conoció a Odiseo. El Ulises tiene nombre de héroe mítico que tuvo un Homero que jamás podrá ser Mario. La Penélope de Mario no pierde tiempo en confeccionar. La señora del palacete de la plaza de las monjas viste sus galas en boutiques lujosas.

 

Es imposible. Desde Irak a Libia. Del Gal al Faisán. De los Fondos reservados a los Expedientes de Regulación de Empleo. De Barrionuevo a Chaves. De Rubalcaba a Rubalcaba. De Javier Barrero a Mario Jiménez. De Cinta Castillo a Petronila Guerrero. No montan un circo. Si al menos… La sostenibilidad de la que presumen se reduce a la permanencia en el cargo. Para viviendas, las suyas. Para igualdades, las propias. Para penitas, las ajenas. Para libertades, el gulag o la checa. Para derechos, torcidos. Para energías, las precisas. Para progreso, el del exconsejero Fernández. Para Medio ambiente, Mendaña. Para austeridad, su despilfarro. Para honestidad, despelote.

 

Mario se cree impune. Sin embargo, tanta manipulación le pasará factura. Ojalá conserve su vida muchos años. Lo deseo. Del mismo modo que, sin ánimo de venganza, pero sí de equidad, anhelo que, sentado allá donde viva, sufra de alguna manera los padecimientos económicos de quienes vivimos en Huelva. Cazar al cazador no significa querer esa presa. Simplemente, se pretende inhabilitarlo. La veda a Mario Jiménez. Para cargo público alguno. Que se ponga a trabajar y a producir en pro de esta sociedad. Que no deprede más. Cazadora.

 

Un saludo.

ZAMBOMBO

 

 ¡Zambomba! Ozú con el zambombo. En Punta Umbría, algunos malencarados y peor hablados están que trinan. El mes de mayo, tradicional de las flores, puede traer coronas fúnebres a los mandamases “nadahacen” del Psoe local. Las viudas del carnaval que entierran a la sardina, se disponen a vestir el negro de la Oposición. No puede ser. Con lo bien que lo hemos hecho. Y lo malos que son José Carlos y su grupo. Tiemblan. Un sudor frio les recorre desde la frente y se detiene en el bolsillo. El vacío húmedo les hace retirar la mano. Nada. Zambomba.

 

La llamadita al zambombo es un acto de libro. El autor del telefonazo, al que no tengo el gusto de conocer, ni la voluntad postrera de hacerlo, ha levantado todo un monumento a la tosquedad, a la cerrilidad y a la grosería. No es que haya cometido un acto de descortesía y de respeto. Ha ido más allá. El hombre, que se entera de que el enemigo del PP se solaza unas horas en el bar de la competencia, y no se le ocurre idea más brillante que sacar el móvil de la cartuchera. Como el pistolero que desenfunda el colt y amenaza: forastero, tienes cinco minutos para abandonar el pueblo”. En Punta, algunos son así de valientes. Su respeto a la ley se asienta en el “hago lo que me sale del capricho”.  Puros demócratas. Herederos de Lynch.

 

Lo que no sabe, o mejor, ya sí lo sabe porque le habrán leído el Catón que nunca estudió, es que el “movilazo” ha podido ser un delito. Contra el orden público y contra la libertad. Dos por el precio de uno. El hombre se ha sentido poderoso y, dentro del contexto político del partido al que es, al parecer, afín, no ha dudado en avisar de la existencia de una bomba y, hala, a joder, con perdón, al partido popular. Oiga, es que ni respeta el derecho de reunión pacífica en establecimiento público, ni permite unos minutos de asueto a los compañeros de equipo de Cansino. Ni deja descansar ni permite comer. Y encima, genera terror.

 

 Bomba en el zambombo. Resta por ver si su actividad telefonista la hubiera ejercido en caso de que los populares puntaumbrieños hubieran elegido su local como sede de encuentro fugaz. En ese caso, los ingresos hubieran podido sobre la ideología. Mientras pague, hasta el mismísimo Lucifer come y tranquilo se le deja. Al señor del móvil es que o se visita su establecimiento o se niega a que se festeje en lugar distinto. Todos a la calle. No se sienten, coño. El tejeringo y el tejerazo se sujetan en la cadena de favores del partido que aporta dinero y del dinero que financia al partido. El que no lo entienda, bombas y zambombas al zambombo.

 

El hombre del móvil ha atentado contra el derecho de las personas a ser libres. Ha coaccionado a un grupo de honrados ciudadanos en tanto les ha impedido hacer lo que la ley no les prohíbe y les ha obligado a hacer lo que su voluntad no pretendía. Han debido abandonar, por la vía de los pies ligeros, el local porque así le ha salido de los congojos a un individuo antisistema. Antisistema distinto al suyo, claro. Se ha ciscado en la paz pública y ha dejado sus orines en el libre ejercicio de derechos y libertades individuales. La gente del PP es que ya no puede ni charlar tranquilos sentados en torno a una mesa a la hora de comer. La cotidianeidad, hecha trizas y la normalidad, violada.

 

El defensor de turno me alegará que no existe móvil alguno en este presunto delito. Y un cuerno. El deseo o el antojo del referido habitante constituyen la determinación arbitraria de causar temor, miedo e incluso terror a un grupo de seres humanos. Que lo haga por humor, por deleite, por extravagancia o por lo que se quiera esgrimir, es otro cantar. Hacerlo, lo hizo. Con resultado. No hubo intento. Delito de resultado. Lo cual no es permisible en una sociedad reglada que descansa en las normas democráticas de convivencia. La jurisdicción penal es la competente por más que a algunos interesados les apetezca nombrar el principio de intervención mínima para quitar hierro a la bomba.

 

Que la pena sea proporcional, es otra cosa. En todo caso, esta proporcionalidad no rebaja un ápice la imposición de las sanciones que castiguen ese acto miserable que una sociedad civilizada no puede tolerar. Lo dicho. Mayo florido. Mayo elegido. El dos de mayo. Veintidós. Veintidós.

 

Un saludo.

LISTAS Y LISTOS EN LA PRECAMPAÑA

A lo Leonardo. La presidenta de la Diputación de Huelva. Lo que ha tenido que estudiar esta señora y los méritos que ha debido contraer para llegar a la cima de tan alta institución y ser agasajada como es. La presidenta, decía, se vistió con colores de Da Vinci, y adoptó el contraposto renacentista de Cristo en loor de multitudes. Brazos alabeados cual barroca columnata de Bernini que dan paso a unas manos abiertas y acogedoras en las que todos son bien recibidos. Celestial doña Petri. Qué imagen. Ha faltado al periodista gráfico ponerle el toque de sfumato para hacer del icono una estampita de la nueva modernidad estilo Paris Hilton. Digo esto último por el lujo del palacete y por lo que ha costado al erario público el caprichito de la egregia dama.

 

Descomunal la figura de la señora Guerrero. En su discurso, ha dicho la inefable política, un lema, una consigna, una obsesión: la necesidad de cambio. Para ello, la movilización de la gente. Sin policía que obstaculice, ech, que ella no es funcionaria mileurista. Es que -ha remachado- hay que sacar a Huelva de la pesadilla de los últimos años. La genitora de tan ínclito mensaje se quedó traspuesta al cabo de tan doloroso parto dialéctico. Qué esfuerzo de la histriona psoecialista para pronunciar tamaña barbaridad sin sonrojarse y sin que la voz le temblara. La pesadilla la ha generado su partido, su gobierno y su propia impostura profesional. Cómo va a despertarnos de tan aciago sueño la secta que nos ha sumido en él.

 

Con el impudor que la caracteriza, la emperaora del hotel París echa en falta una alcaldía que luche por crear empleo. Ella, parte activa de un Gobierno que ha elevado la cifra del paro a cinco millones de criaturas. Ella, que empuja a ochenta mil el número de desempleados en la provincia de Huelva. Ella, que respalda los recortes a los salarios de los empleados públicos. Ella, que no se conmueve ante el triste espectáculo de millones de pensionistas a quienes se congelan sus flacos ingresos. Ella, impávida ante el espectáculo del cierre de fábricas y comercios. Ella, que utiliza coche oficial, móvil oficial y lo que sea oficial a mayor gloria de su inagotable ego. Ella, que vive del cuento psoecialista desde su más temprana juventud. Ella quiere crear empleo. Pero si es la almuédana del paro. El nuncio de la ruina de los valores. La mensajera de la pobreza ajena. La modelo del escaparate de la beatiful local. El paradigma del patrimonio privado creado a la luz de las velas y de los arrastres. Ella no crea más puestos de trabajo que los que sirvan a su encumbramiento.

 

 

Doña Petronila quiere crear guarderías. Y, sin embargo, qué ha hecho durante todos estos años que no ha construido ni una. Pretende regalarnos el Ave, que para eso Pepe Blanco es su amigo y tiene lengua larga y mentirosa cual cortinón de teatro. Y por qué no movilizó, a lo largo de la legislatura que termina, la edificación de la vía férrea desde Sevilla. Nos prometió un aeropuerto y nos legó el vacío y el agujero económico. Nos vendió la calatraveña estación de ferrocarril cuando, en realidad, ocultaba un apeadero de aldea. Nos refregó los puentes y, en su lugar, heredamos la nada. Ha tenido en su mano presupuestos millonarios para hacer de Huelva un vergel y, como Hermano Lobo, nos cita para el año que viene si dios quiere. La palabra de doña Petri es como la leyenda que lucen algunos establecimientos mercantiles: “hoy no se fía; mañana, sí”.

 

Lo peor de los embaucadores es que piensan que la ingenuidad del pueblo no tiene fecha de caducidad. Se consideran tan golfos que la bondad de la gente es la mayor fuente de sus estafas. He pensado en los mejores del Psoe, enfatizó, para sacar adelante a esta ciudad. Del Psoe. Fuera del partido/panda, nadie. No se extrañen. La emperaora, como sus homónimos en la antigua Roma, llama bárbaros a los que se situaban fuera del “limes” del imperio psoecialista. Salvo ellos, corruptos en su mayoría, los demás, bárbaros. A lo peor, la seño Petronila ignora que un bárbaro es, también, algo que causa asombro y admiración. Bárbaro, sí. Corrupto, no.



Lista muy lista. Lista la de la lista. Lista. Listón. Alista.



Un saludo.

EL ADIFESIO

 

 Rafael Alberti desarrolló una no muy afortunada literatura teatral. La poesía tuvo mayor acogida en el talento del gaditano. En los albores de la democracia española advenida a la muerte de Franco, la irrupción tumultuosa del destape vino acompañada por la algarabía interrumpida del coñazo progresista de una izquierda que se mitificó en el exilio pero que se derrumbó, víctima de su propia insustancialidad, en la luz de las libertades. Los vampiros mueren a la luz del día y la estaca de madera en el corazón mata al drácula de leyenda.

 

Un adefesio viene a ser algo disparatado, ridículo y muy feo. El Adefesio de Alberti se quedó en el eco de la ideología política. Cuando se estrenó, a bombo y platillo, el teatro se llenó los primeros días. La atracción del Alberti aureolado de la gloria del “far niente” y la curiosidad por la interpretación que hiciera María Casares, hija del que fuera Jefe del Gobierno que presidiera Azaña, generaron una publicidad impagable para la obra. A los pocos días, cayó del cartel. La causa, la retirada del público. El quid de la causa, la poca calidad de la representación. Un crítico de la época resumió el hecho de forma tan contundente como cáustica: El Adefesio hacía honor a su nombre.

 

El ADIFesio es otra cosa. El juego de palabras me sirve para analizar el uso del poder psoecialista. ADIF es el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias, una entidad pública empresarial dependiente del Ministerio de Fomento. Adif se postula como dinamizador del sector ferroviario, haciendo del ferrocarril el medio de transporte por excelencia y facilitando el acceso a la infraestructura en condiciones de igualdad. Sin embargo, ADIF es un adifesio, un despropósito, una pachanga. El actual presidente de ADIF, un mal servidor público. Un sicario aupado a un puesto al que degrada. Un esbirro del poder del ministro Blanco. Un aliado miserable del partido que sostiene su poltrona. Un cómplice de Petronila Guerrero en la encerrona montada al alcalde de Huelva.

 

Antonio González se acercó a Huelva a alinearse con el grupo cobarde que presiona, persigue y acosa, de manera tan espuria como indecente, al alcalde Pedro Rodríguez. Se posicionó, en el marco de una “performance” inicua, junto a la compañía de actores de sainete que rodean a la señora Petri, presidenta de la Diputación de Huelva. Toda la plana mayor del Psoe provincial contra el regidor democráticamente elegido por los ciudadanos de la capital. Todos contra Pedro. París bien vale una misa, exclamó el considerado mejor rey de Francia, Enrique IV. Henri IV resumía en esa frase un destino. El medio era la política humanizada. La felicidad del pueblo, la meta. La meta. Las Metas.

 

Las Metas es el núcleo de la conjura urdida por Petri, por Mario, por Javier, por José Juan. Que contra quién. No cabe duda. Contra Pedro Rodríguez. Si a Carlos III se le distinguió como el alcalde de Madrid, al entrañable Perico de la adolescencia se le reconoce como el alcalde más popular y benefactor de la vieja Onuba. Sin duda. La jauría griñanista y chavista, de envidia malsana corroída y en su mala baba ahogada, quiere la pieza. La caza está en su apogeo. Como sea. Huelva debe cambiar de manos. No para servir a sus habitantes. En absoluto. Al provecho del Partido Socialista. El AVE Sevilla-Huelva, que no Huelva-Sevilla porque en Huelva no hay AVE, debe poner el nido en las proximidades de la balsa de fosfoyesos. El inicio de la infraestructura no se contempla en la patria chica de Velázquez. Sería lo lógico y lo sensato. O empieza en Huelva para desestabilizar al alcalde pepero o echarán los perros al Partido Popular. El presidente de ADIF es un adifesio innoble que prima los intereses privados del Psoe en vez del servicio general. Adifesio.

 

Petronila y CIA se han comportado como adefesios, espantajos, mamarrachos y birrias. Son el hazmerreír de la vida política. Su ambición discurre por las alturas nebulosas de su soberbia. Y con esas virtudes tan deleznables quiere ser alcaldesa de Huelva. Perpetua. Como la mismísima Virgen de la Cinta. Petri. Adifesio.

 

Un saludo.

LA HUELVA OSCURA

La ciudad más soleada de España, la más oscura. Contradicción “in terminis”, parece. Parece. Mas no hay tal recíproca destrucción porque sí es posible ser y no ser al mismo tiempo. Huelva es tan singular que aglutina en su seno lo más inverosímil. Tantas horas de luz y evitamos el terapéutico sol con techados de humaredas que, a su vez, ocultan la negrura del suelo, desvían el olor a azufre del infierno y simulan el desvaído azul de las aguas.

 

Huelva vive un infierno de contaminación. Por cielo, mar y tierra. La limpidez del medio ambiente ha dejado paso a la suciedad del ambiente medio. No hay día que los onubenses no amanezcamos con bocanadas de contaminación ni nos acostemos con el miedo de nuevos agentes de polución. Las balsas de fosfoyeso se hacen dueñas del paisaje marismeño urbano. El vertedero de Nerva da miedo. El transporte de sustancias peligrosas amenaza cada día nuestras carreteras. Huelva vive en un continuo sinvivir. La pregunta es por qué y hasta cuándo. La respuesta no pasa por injuriar a los onubenses y acusarles de no percibir de manera adecuada.

 

Pedro Jiménez, el lider de Izquierda Unida en Huelva, acaba de presentar una denuncia ante el Fiscal de Medio Ambiente por la presunta comisión de un delito en la planta de inertización de Palos de la Frontera. Los desechos industriales de otros territorios han ido a parar directamente al basurero de Nerva. Lo de vertedero presenta otras connotaciones. Hala, a la Cuenca Minera. Total. Lo que no quieren en Italia, Portugal o el resto de España, al suroeste de la península, al rincón del Estado, al muro de los lamentos inútiles.

 

La denuncia viene de Izquierda Unida. Por lo visto, ningún otro partido ni asociación cívica alguna había conocido que miles de toneladas de residuos nocivos hubieran pasado directamente al escombrero nervense sin someterse al tratamiento preceptivo en Palos.

 

La penultima, en la frente. Un camión de nerofumo, hollín que resulta de la combustión incompleta de cualquier materia orgánica, ha volcado su carga muy cerca del pantano de Nerva. Allí se dirigía el vehículo. La sinuosa carretera añade peligro al ya comprometido transporte. A falta de pan, más piedras. Que no nos falte de ná, que no, que no. Inversiones para revitalizar la mortecina economía de la región, ni una. Todo se encamina a la amortización territorial. A ver quién es el Mendizábal, antes que Madoz, que promulgue las leyes de resurrección. O, al menos, quién el deshollinador que reclame una imposible Mary Poppins.

 

Desde luego, la Junta de Andalucía que mangonea el partido único, no. Por supuesto que el Consejero de Medio Ambiente, menos. Se va a oponer el hombre a la empresa que le paga tanto por hacer nada. Que sea nacido y criado en Huelva, una higa la importa el accidente natalicio ante el peso de la bolsa y del poder. Basta, además, con que se fije en la actividad política abortada por su predecesora, calañesa nata, en la (dis)función.

 

Huelva oscura y soleada. El sol nos abandona al compás de los vertidos. La oscuridad nos domina al socaire de los albañales. Hagan números. Recuenten patologías. La peor de todas, la inacción. Ante el despliegue bélico de la Química invasora, no se produce la necesaria reacción de la Física al contraataque. Mientras no se actúe en consecuencia y en consonancia, Huelva seguirá en su indignante rol de cloaca máxima del imperio. Del imperio de los delincuentes.

 

Sol. Para Huelva, sol. Y luz. Naturaleza en estado puro. Incluso salvaje. Fieras, las que nos han convertido en el sumidero de Europa. Para Huelva, luz y sol.

 

Un saludo.