MARIO VA DE CAZA
Cazadora tipo militar. Sobre chaleco oscuro y camiseta blanca. Aspecto de matón de discoteca. Rostro malencarado que pretende aparentar sacrificio yihadista. Mano izquierda a medio camino entre la bendición y el martillo pilón. Convención psoecialista en Valverde del Camino. Mario Jiménez al aparato. Mitin.
En la Huelva de los ochenta mil desempleados y no sé cuantos miles de trabajadores en formación, toca hablar de trabajo. Mario promete crear empleo. El embustero líder de la secta se ofrece como cirujano capaz de extirpar el maligno cáncer que él ha contribuido a extender con sus mentiras. El paradigma de la inmoralidad política se exhibe como modelo que carece de principio rector de su comportamiento partidista. El hombre que emascula conciencias, ostenta el pendón de castrador de libertades.
Dónde va a llegar Mario. Qué mal van las cosas a su guardia de corps. Nada si se compara con la multitud de hipotecados que han perdido la vivienda por la que se dejaron la sangre. No tiene límite. Apuesta con el dinero del pueblo y desafía con la perversidad de los que prevaricaron con los EREs. Llama en su ayuda a los “emiliobotín” de la provincia, a sabiendas de que en la esfera del partido sólo cabe el pillaje. Manido el discurso, rancio el mensaje, herrumbrosa la palabra. Ahora quiere poner de revés a Huelva. Del decúbito supino al tendido prono. Por delante y por detrás. La patraña se teje en la rueca de la Penélope que nunca conoció a Odiseo. El Ulises tiene nombre de héroe mítico que tuvo un Homero que jamás podrá ser Mario. La Penélope de Mario no pierde tiempo en confeccionar. La señora del palacete de la plaza de las monjas viste sus galas en boutiques lujosas.
Es imposible. Desde Irak a Libia. Del Gal al Faisán. De los Fondos reservados a los Expedientes de Regulación de Empleo. De Barrionuevo a Chaves. De Rubalcaba a Rubalcaba. De Javier Barrero a Mario Jiménez. De Cinta Castillo a Petronila Guerrero. No montan un circo. Si al menos… La sostenibilidad de la que presumen se reduce a la permanencia en el cargo. Para viviendas, las suyas. Para igualdades, las propias. Para penitas, las ajenas. Para libertades, el gulag o la checa. Para derechos, torcidos. Para energías, las precisas. Para progreso, el del exconsejero Fernández. Para Medio ambiente, Mendaña. Para austeridad, su despilfarro. Para honestidad, despelote.
Mario se cree impune. Sin embargo, tanta manipulación le pasará factura. Ojalá conserve su vida muchos años. Lo deseo. Del mismo modo que, sin ánimo de venganza, pero sí de equidad, anhelo que, sentado allá donde viva, sufra de alguna manera los padecimientos económicos de quienes vivimos en Huelva. Cazar al cazador no significa querer esa presa. Simplemente, se pretende inhabilitarlo. La veda a Mario Jiménez. Para cargo público alguno. Que se ponga a trabajar y a producir en pro de esta sociedad. Que no deprede más. Cazadora.
Un saludo.
0 comentarios