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Francisco Velasco. Abogado e historiador

ECTOPLASMA Y CATAPLASMA

 

Dicen que a José Bono le han regalado un cochazo. El “peazo” coche está. Comentan que Gallardón dispone de un mayordomo que pagan los madrileños. El empleado no es un invento. Se procesa a Camps por la aceptación de unos trajecitos a medida. Parece que lo confeccionaron bien. El caso existe y el objeto del mismo es una realidad. La corrupción se ejerce efectivamente. Esto es, es una práctica real y no quimérica. El corrupto lo es por la concreción de sus actos. Pero no siempre. No se lo creen, ¿verdad? Pues sigan leyendo, por favor.

 

En la Diputación de Huelva han nombrado asesor al señor Rodríguez Donaire. Les refresco la memoria. El referido político militó, no ha mucho, en las filas de Izquierda Unida. Como tantos otros tránsfugas, fatigado de enviar vacíos mensajes a favor de la clase obrera, entendió que el atajo es el camino más corto para olvidarse de los trabajadores. Ni corto ni perezoso, Donaire, ese hombre, fichó por el partido psoecialista. Valverdeño de afincamiento pero no de industriosidad, don Donaire se convirtió en mano derecha del exalcalde Cejudo, desgraciadamente fallecido. Muerto el rey, sirvió al monarca nuevo. Qué más da el edil si los fondos públicos se saquean igual con una persona u otra.

 

Doña Petronila Guerrero, que al día de la fecha es candidata por su sectaria formación política al Senado de España, sigue mangoneando los caudales de la institución supramunicipal y mantiene los hilos de sus marionetas con una habilidad reconocida, por repugnante que sea. Ella sabe como nadie la importancia de convenir con el partido de Pedro Jiménez. La alianza fascista que se gestó en Aljaraque proporcionó a José Martín la alcaldía del municipio y a su amigote Sánchez Rufo la gerencia de urbanismo. Casi ná. Veintitantos millones de deuda en cuatro años. Extraordinarios gestores de la ruina estos capitostes de la izquierda más totalitaria que nunca vio la provincia de Huelva. Descabalgados ambos por decisión de la ciudadanía, han sido acogidos, por sus deméritos públicos aunque por sus logros privados, en la Diputación. Premio a los caballeros. Un sueldecito, una medallita y, hala, a seguir construyendo el país.

 

En esta tesitura pactista transaccional, Doña Petronila se apiada del derrotado Donaire y guarece al pobre entre las altas paredes de su taifa onubense. Venga, chico, a la casa del pueblo. Y lo coloca de asesor. Qué se van a creer ustedes. De asesor. Y ahí viene el problema principal. De qué va a asesorar el referido concejal si ha dejado las arcas de Valverde más chupadas que la pipa de un comanche. Fácil respuesta, pardiez. De nada. Que cobre pero que no administre. A este inteligente e innoble fin, se crea la asesoría de Carreteras, Grandes Infraestructuras/Aeropuerto, Vivienda y Mantenimiento. Casi seis millones de pesetas al año. Pero vamos a ver, qué grandes infraestructuras son competencias de la Diputación. Y qué aeropuerto tiene Huelva si ni siquiera posee unas vías férreas medio decentes. Por eso, lectores, por eso. Se corrompe al personal por nombrarle asesor de aeropuertos pero resulta que el aeropuerto ni está ni se le espera.

 

Donaire, asesor. Miguel Ángel Domínguez, su exjefe en la alcaldía de la capital del calzado y del mueble, en Obras Públicas. De esta manera, el primero asesora al segundo sobre el modo de construir un aeródromo de Lego con las piezas de la Delegación de la señorita Pepis Públicas. Cobran ambos del erario y viven a cuerpo de emperaora de la plaza de las Monjas.

 

Señora Petronila, disimule un poco, mujer. Si quiere favorecer a Donaire como a la madre que parió a peneque, tenga más estilo. Ya sabemos que se cree impune. Pero no se pitorree de la gente de Huelva. Si practica la corrupción, al menos hágalo en base a argumentos. Basta de espíritus y de fantasmas. Donaire es un ectoplasma político, pero el aeropuerto no tiene apariencia, al menos, de parking. Cataplasmas, que son ustedes unos cataplasmas ectoplásmicos.

 

Un saludo.

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