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Francisco Velasco. Abogado e historiador

ARTÍCULOS PUBLICADOS EN PRENSA.

APOLOGÍA DE LA “VIRTUS” POLÍTICA

 Escribía Platón en su “Apología de Sócrates”: ¿No te avergüenza, Sócrates, de  verte metido en estos líos a causa de tu ocupación, que te está llevando al extremo de hacer peligrar tu propia vida? En la obra, el filósofo contestaba: un hombre con un mínimo de valentía no debe estar preocupado por esos posibles riesgos de muerte, sino que debe considerar sólo la honradez de sus acciones, si son fruto de un hombre justo o injusto.

 

Los casos de corrupción política en España afloran por momentos. No es que en la actualidad existan más. Es que son más conocidos. La presunción de inocencia no se puede convertir en salvoconducto para la impunidad. Ya que la moral se diluye en el ácido del poder a toda costa, debe reclamarse el amparo de la justicia a fin de que la honorabilidad de los gobernantes permanezca como principio democrático insustituible. En caso contrario, qué más da la dictadura.

 

El presente exordio es fruto del recuerdo a un personaje y de la constatación de un hecho. El personaje es el político José Carlos Hernández Cansino. El hecho se refiere a la lucha continuada del exalcalde de Punta Umbría por llevar ante los tribunales a quienes hacen de su cargo público un palco privado de lujo y se pasan el interés general por el arco de sus más insanas apetencias particulares. 

 

El político, y abogado, Hernández Cansino lleva años metido en el  ejercicio de adecentamiento de los charcos sucios de la gobernanza provincial. A pesar de los obstáculos y por más que le llueven ofensas y agresiones de los afectados por sus acusaciones, denuncias y querellas. No sé cuántos representantes del Psoe han sido condenados, procesados e imputados merced a la postulación de este hombre. Me da igual. Sí me consta que, gracias a su gestión diligente y a sus argumentos fundados, los jueces han debido tomar cartas en los asuntos de presunta y/o acreditada corrupción.

 

Por centenares se cuentan los ataques que ha recibido, sobre todo por parte de los dirigentes del partido de Mario Jiménez. Sin embargo, no recuerdo intervención alguna de la cúpula del Partido Popular en defensa de uno de sus más distinguidos dirigentes. Ni una sola. Cómo es posible esta ausencia dialéctica a sabiendas del fragor de las batallas que José Carlos está librando en soledad. Dónde el apoyo al compañero en asuntos tan trascendentes como el palacete de la Plaza de las Monjas y los litigios contra significados ediles del partido que mueve todos los hilos institucionales en Andalucía desde la Preautonomía. No es explicable.

 

Cuando el pueblo no comprende ciertas reacciones de sus gobernantes, tiende a preguntarse, como el filósofo, la causa última de estas oscuridades. El problema es que no responde como el filósofo, sino como el sofista y, claro, a partir de esta idea la especulación sustituye a la realidad y el bulo reemplaza a la noticia. Mal asunto. Qué problemas internos tiene el PP si en vez de posicionarse públicamente a favor de Hernández Cansino, escurre el bulto y lo deja a la intemperie política y al alcance de sus enemigos políticos. Es más: ante la inminencia del próximo congreso local de Punta Umbría, qué rumbo está tomando el presidente Manuel Andrés González. A este paso, me pregunto si se persigue su apartamiento o, en cambio, se procura afianzarlo en su puesto. Hay dudas y sospechas. Sobre el caso, ambas inseguridades me asaltan y nadie contribuye a sacarme del atolladero emocional. Sería conveniente abrir alguna ventana informativa toda vez que las puertas aparecen herméticamente cerradas.

 

A este respecto, dos avisos a mis lectores. El primero, que nunca he pertenecido al partido, por más que en las últimas legislaturas he sido votante del mismo, especialmente por resaltar la pureza de quienes se han opuesto al rodillo de Petronila, Barrero, Mario y otros adalides de la Huelva opaca. El segundo, que no soy amigo ni socio ni siquiera compañero de copas, comidas o celebraciones. En mi vida me he tomado una cerveza con él. Lo cual no desdice mis simpatías hacia el personaje  en virtud de los méritos acumulados por su forma de hacer política. La “virtus” es tan rara avis que nos toca evitar su extinción.

 

De ahí mi pequeña contribución a la conservación de la especie.

 

Un saludo.

EL EFECTO POSTRE

 

 Los nutricionistas suelen coincidir en que la obesidad viene a ser, en no pocas ocasiones, resultado de lo que llaman “efecto postre”. El homenaje de dulce que suele subseguir al almuerzo, por opíparo que sea, es el desencadenante de calorías que terminan por inyectar grasa en nuestro flotador abdominal.

 

En la vida social y política, ocurre algo parecido. Un negocio no se cierra en el transcurso de las negociaciones ni en las mesas de comidas de trabajo. El éxito del contrato tiene lugar en las carnestolendas finales. Del mismo modo, en las transacciones políticas. Si alguien cree que los grandes acuerdos entre los partidos se forjan en el hemiciclo del Congreso, apéese del error. La trastienda de cualquier tipo de pacto es la cafetería de un prestigioso hotel de cinco estrellas o el boudoir reservado de un establecimiento chic o el salón de la mansión privada del intermediario de turno. En las Cortes se oficializa el trato. Las ceremonias tienen eso que el Barroco supo elevar a la categoría de arte: la escenografía del dorado.

 

Algunos titulares de prensa trasladan a sus lectores la idea general de tristeza por la decisión del Comité Olímpico Internacional de eliminar a Madrid como sede de los Juegos de 2020. La decepción puede ser compartida como síndrome de un engaño multitudinario que se ha basado en la idea de que la capital de las Españas se revelaba como el templo ideal para albergar a la élite del deporte mundial. Hasta ahí, bien. Sin embargo, que algunos periodistas desinformadores aludan a las inescrutables razones de la Corte Olímpica, suena a cachondeo. De inescrutable, nada. Los ajustes y las componendas comportan arreglitos y las cláusulas del concierto se redactan en los camarotes de los yates de lujo o en las suites presidenciales de los siete estrellas de Dubai.

 

Los arrogantes miembros del COIU pueden visitar Madrid, Estambul o La Conchinchina. El turismo pagado en residencias suntuarias es un acicate más en la función de los sátrapas del olimpismo. Cuánto vale su voto es la cuestión a dilucidar. Ese precio no se presenta en plica cerrada ni se modifica en razón de los mensajes que se lanzan en el oficio solemne de la designación de sede. Por favor. Las estipulaciones del compromiso han sido firmadas con notorio adelanto. La noticia es el postre de un pantagruélico festín que se ha ido degustando durante años.

 

Si Madrid persiste en su intención de convertirse en sede, aprenda esta lección. Y si, por el contrario, confunde el oro con su apariencia, se pegará de bruces con la dura consistencia del hormigón armado que envuelve la cara de los sujetos del comité que se pasan la verdad por el aro de sus intereses personales.

 

Ya les digo. El efecto postre es el reconocimiento de un festival gastronómico de altísimo standing. La puesta en escena final recompone los efluvios de los gastrónomos. Así nos va.

 

Un saludo.

LA BECA

 

            El señor Wert es un hombre inteligente. Sin duda. Y obstinado. Sígase su brevísima trayectoria ministerial. La obstinación es sinónima de pertinacia pero también de porfía y de terquedad. Llegados a esos extremos de parecido, los matices juegan en contra de su política. Que por qué. Porque se provoca exasperación. De ahí a la cólera, un paso. A la alteración, un par de manzanas. Y al enfurecimiento, un poco más de equivocada medicina.

 

            Las becas constituyen un elemento de conflicto actual de primera magnitud. Estudiar gratis no es una broma. La probabilidad de cursar estudios universitarios deviene una posibilidad. Entre lo probable y lo posible media un precipicio de incomprensiones. El peligro de ese precipicio estriba, entre otras cosas, en los resortes de seguridad que se ofrezca a quienes deambulan por el único sendero de tránsito. Es en esta escala de obstáculos donde el señor Wert nos muestra que antes que obstinado, es terco y tozudo hasta la enervación.

 

            La nota media de 6,5 que exige el ministro evidencia que este señor tiende más al calentamiento de los ánimos que a la búsqueda de soluciones viables. El hombre parte de una realidad inexistente. Oiga, si es de inteligentes el andar con seguridad y buen paso, no exija correr al galope largo a quien experimenta el trote corto. Comience con un aprobado de 5 y, poco a poco, eleve el listón. Si como él mismo declara, las becas son pagos por estudiar, no pida imposibles. En todo caso, establezca una gradación de cantidades proporcionales a las calificaciones. Los estudiantes becados recibirían estímulos económicos distintos según su capacidad y su nivel de esfuerzo. Pero no se prive a nadie de la ayuda académica si ha sido capaz de aprobar todas las materias.

 

            Dialogar es argumentar basándonos en el arte de lo posible, o sea, en la práctica de la política más elemental. Si todo el afán de Wert es mejorar la educación en España, se saluda su empeño. Ahora bien: si pretendemos reformas educativas paulatinas, aténgase al iter que la propia ciencia de la enseñanza diseña. Fortalézcase la base y, a partir de la solidez de ésta, vaya elevando el cuerpo de aprendizaje. De lo contrario, el ministro estará imponiendo a los más débiles unos parámetros científicos que él desconoce.

 

            Las becas, señor Wert, son la fórmula más barata para lograr que la educación sea el verdadero motor de movilidad social de un país democrático. Un 5 para iniciar el camino es para nota. Para nota que abra el saco de las becas. No cierre la bolsa cuando de la igualdad de oportunidades se trata. Parafraseando a León Felipe, comience a contar las piedras que luego contará las estrellas.

SUELDAZOS

 

 La arrogancia es un vicio especialmente negativo si refiere la altanería como comportamiento y la soberbia como actitud. Caso distinto es el arrogante valiente o gallardo o brioso. Decía Oscar Wilde que cuando alguien comete una necedad, escuda la misma en nobles motivos. Y así es porque así nos parece, que diría Pirandello.

 

Los papeles de Bárcenas no eran del PP, se defienden los dirigentes señalados en los mismos. Ni los sobresueldos eran una falsedad levantada por la prensa canalla. A fuerza de retorcer el brazo, alguien termina gritando. En los anales de la tortura, los menos resistentes sucumben a las primeras de cambio. Y es que en la vida, antes que el conocimiento se sitúa la comprensión. De no ser así, el conocedor subestima al ignorante. La experiencia te dice que ser arrogante con los humildes es un error del mismo calado que mostrar humildad ante los arrogantes. Los dos extremos de la soga terminan por ahorcarte.

 

En el PP, algunos han cobrado sueldazos. Las declaraciones de García Escudero son definitivas. No digo que sean ilegales. Lo que afirmo es que son inmorales. Por el origen y por el destino. Si procedían de donaciones interesadas o si se dirigían a cartillas camufladas. Tanto criticar al Psoe, con razón, por las golferías de los filesios y de los malesios, y los predicadores meten el zancajo en el mismo charco inmundo. Tiene narices la cosa. La desvergüenza carece de límites ideológicos.

 

Alguien escribió que la mirada altiva del hombre será humillada y que la arrogancia será abatida. Es posible. Incluso probable a muy corto plazo. Sin embargo, las acciones de los réprobos suelen reeditarse en el tiempo que los recuerdos recientes son sepultados por la actualidad más furibunda. Las maldades financieras del partido de Felipe González perduraron mientras no surgieron otras que desviaron la atención del público. Hoy renacen merced al embarazo ectópico de los rectores del partido del gobierno que preside Rajoy.

 

La cantada ha sido mayestática. La lentitud de la justicia alienta la aceleración de la injusticia. La arrogancia de Bárcenas anuló parcialmente su raciocinio. Consideraba el hombre que nadie podría oponerse a la mano que mecía la cuna. Yerro mayúsculo. Confundió valentía con temeridad y le salió el tiro por la culata. Falta saber cuántos pájaros van a caer en la misma red. La avaricia rompe el saco que porta el coco.

 

Lo del partido popular es de traca. No es que se dispensaran sobresueldos. Es que cobraban sueldazos. Como siempre, a cuenta de los ciudadanos. Éstos se desangran económicamente. Aquéllos viven de los glóbulos de los famélicos.

 

Díme, Mariano, de qué presumes y relataré tus carencias. Estos sueldazos no son del partido de Rubalcaba, al menos que se sepa. Son de gente de tu partido que pregona solidaridad y vende egoísmo. Después quieren dignificar a la clase política. Ah, y que no me digan que la inmensa mayoría no se ha beneficiado. Los que callan, otorgan. A ver si, como en la pirámide del fraude generalizado, alguna vez toca a ellos recibir. Sueldazos. Que no me digan que están en la política por vocación de servicio. Todo se resume en el título. Sueldazos.

 

 

 

INDEXAR Y PITORREAR

 

Soraya, Montoro y Guindos. Tres toreros para una charlotada. La rueda de prensa que estos tres miembros del Gobierno celebraron ayer viernes es el ejemplo manifiesto de pérdida de papeles.

 

Desde Rajoy a Báñez, el Ejecutivo es una pieza lamentable. Si los eufemismos de salón que suelen manejar para decirnos distraídos en vez de tontos no fueran bastante incisivos para herir nuestra inteligencia, se han sacado de la bocamanga un naipe comodín: el as de la desindexación. Estos es, los elementos ministeriales opinan que la sujeción de las pensiones al índice del precio al consumo es una fórmula alocada y, como tal, nada coherente porque, a la postre, perjudica a los jubilados. O sea, que si el IPC se eleva cuatro puntos, la pensión no ha de subirse en la misma cantidad. Qué locura. Se deja igual o, si es preciso, se baja. Estos jubiletas están para sopitas y corduras tiernas.

 

 Del mismo modo se operará respecto a los trabajadores y desempleados. El salario o el subsidio no seguirán el ritmo monótono de los precios. Ni hablar. Tendrán que conformarse con la pérdida de valor adquisitivo. No va a estar Hacienda devolviendo parné a tanta gente. Pa qué. Es que, claro, como dice el irresponsable del ramo, el IVA y el IRPF no se tocan, pero lo que son los impuestos especiales, la orquesta de Von Karajan. Todos los instrumentos, desde el primero hasta el último, en un concierto ininterrumpido de sacaliñas a los ciudadanos.

 

                Que quieres gasolina, prepara la cartera. Que no superas el vicio del tabaco, vas listo. Si la bebida espirituosa, mejor agua. Las energías se pondrán a un valor que mejor ser cobarde antes de ducharse en invierno o poner la refrigeración en verano. Los sujetos de la broma han elaborado un índice de ascensores de subida. De bajada, ninguno. A no ser que se opte por la caída libre. En adelante, se indexará todo al salario mínimo interprofesional y al subsidio más bajo. Los índices precedentes, desindexados todos. El criterio de ordenación vendrá marcado por los caprichos de Rajoy. Si nos ponemos chulos, modificarán hasta el abecedario. Qué es eso de que la jota vaya antes que la uve doble.

 

                Con tanto cambio, las lítotes se adueñarán del paisaje dialéctico y el mundo feliz de Huxley nos acariciará el lóbulo temporal antes de aplicarnos el electroshock, que es mucho menos fino. Por eso, hablando de índice, yo levanto mi dedo y señalo que o el gabinete del PP se entera de lo que estamos sufriendo o habrá que pedir nuevas elecciones. Por las buenas. Sin algaradas callejeras ni acosos ni motines públicos ni violencia. Por la fuerza de la razón. Siguiendo con el término, estoy a dos índices de ponerme a vocear mi malestar. A dos índices, o lo que es lo mismo, a punto de pilarme un cabreo de dos pares. Es que se puede ser paciente, pero que te abofeteen por la mañana, por la tarde y por la noche, eso sí que no. Ni los cristianos más creyentes soportan tanta estupidez y semejantes sandeces. Ya está bien de pitorrearse de la gente. Ya está bien.

 

Un saludo.

TERCERA REPÚBLICA

 

Cayo Lara está ilusionado con el advenimiento de la Tercera república. El hombre. Como si en España no tuviéramos más problemas que la imputación de una de las hijas del rey. A falta de argumentos, recurre al morbo y echa la vista atrás.

 

Don Caius no nos dice, sin embargo, qué modelo republicano quiere para el futuro. Si el de la Primera o el de la Segunda Repúblicas. Tampoco concreta el país que España habría de ser. Y qué digo de los dirigentes que regirían -de rex- nuestros destinos.

 

En una cosa coincido con el señor Lara. Que la crispación y la radicalización constituyen las mejores semillas para abonar el campo de un régimen republicano efímero. Si lo que quiere el jefe de Izquierda Hundida, digo Unida, es criar malvas en un camposanto, se halla en el camino adecuado. Si los españoles tuviéramos la desdicha de un presidente de su categoría, debiera trasladarnos si su gestión discurrirá por las aguas corrientes de Figueras, que estaba hasta “los cojones” (sic) de todos, o por las veleidades de Pi y Margall, o por los principios de Salmerón. Porque, desde luego, al menos en oratoria, no pisará la senda de Castelar.

 

Lo mismo prefiere tomar como referencia el marco político de la Segunda República. Desde luego, el modelo de Alcalá Zamora no le va ni en ética ni en estética. En cuanto al intelectual Azaña, el especificativo lo dice todo. Lerroux, por aquello de la demagogia andante, se aproxima más a su imagen despechugada con la que pretende incorporarse al club de los descamisados ricos que preconizara el impar Alfonso Guerra. La figura de Martínez Barrio no es la idónea a tenor del espíritu moderado y conciliador de éste. Ricardo Samper tampoco le sirve de inspiración por ser demasiado europeísta. De Chapaprieta y Portela Valladares, poco se ha de decir. En cuanto a Largo Caballero, no veo a Lara cantando las canciones de dictadura alguna por más que no le falten ganas. Nos queda Negrín. Ah, Negrín y el oro del Banco de España.

 

A ver, don Caius. Díganos por dónde va a llevar a cabo su política marxista en la República que ansía. Si por el leninismo más morigerado o por si el ultraestalinismo. Y por último, convenza a los españoles de que a la Tercera será la vencida y de que la efímera duración de la Primera, la imposible continuidad de la Segunda no tendrán continuidad en la que se avecina. Es que aquí no hay quien viva.

 

En cualquier caso, prometa o jure por lo más sagrado si su República no va a suponer el fin de la democracia. Porque si es así, me quedo con el rey felón, por muy Borbón que fuera don Fernando séptimo.

 

Un saludo.

QUIÉN TEME A ...BÁRCENAS

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En julio de 2009, escribí un artículo en mi blog sobre el señor Bárcenas. El extesorero del PP vuelve a la palestra de la actualidad más vergonzante. Tres años y medio después, el escándalo aflora. Entiendo que la herida que no se cerró entonces se ha reabierto hoy. Y supura. Lo titulé "QUIÉN TEME A VIRGINIA WOOLF, DIGO A BÁRCENAS" Y REFERÍA LO QUE SIGUE:
 

 "El señor Bárcenas, tesorero del PP e imputado en el caso "Gürtel", ha nacido, me dicen, en Huelva. Es paisano. No lo conozco. Ni falta que me hace. No es un desprecio hacia la persona por su posible procesamiento. En absoluto. Yo le presumo inocente. Mi desprecio es producto de sus palabras amenazantes y/o extorsionadoras a Esperanza Aguirre y a José María Aznar, entre otros. No soporto a los que amenazan ni a quienes utilizan el chantaje como arma miserable para lograr sórdidos fines. Son cobardes. Quieren esconder en los demás sus propias inmundicias. Es el sino de los traidores. "Antes de caer yo, me los llevo a todos por delante", ha dicho -al parecer- el señorito.

 Celebro las declaraciones de la presidenta de la Comunidad de Madrid: "Pido de rodillas a Bárcenas que toda aquella información que tenga sobre mí la haga pública cuanto antes y, además, con mucha claridad y con mucha precisión". Me alegra sobremanera la actitud de Aznar al desentenderse de cualquier decisión que Rajoy adopte respecto a la destitución del tesorero. Posturas gallardas las de una y otro.

 La amenaza es un delito, recogido en nuestro código penal, que se comete cuando una persona advierte a otra que le va a causar un daño que lesione su libertad, su integridad moral, su intimidad, etc., a la par que le hurta su derecho a la propia tranquilidad y seguridad. Como delito es la extorsión. Si Bárcenas ha dicho lo que entrecomillo al final del primer párrafo, puede incurrir en delitos de esta índole. La gallardía de Aguirre y Aznar -que he reconocido- sería más destacable si, dada la gravedad que connota su difusión a través de medios de comunicación, instaran, primero, a Bárcenas, a matizar sus palabras y, a continuación, de no mediar el matiz preciso, interponer la correspondiente denuncia.

 La honradez es una virtud que imprime grandeza a quien la practica. Afirmaba Shakespeare que ser honrado equivale a ser un elegido entre diez mil. Entonces. En nuestros días, el número sería muchísimo mayor. En política, donde la honradez ha dejado de presumirse, el serlo constituye ardua tarea, en tanto el parecerlo cobra alcance de meta tan imposible como épica, incluso epopéyica. Esperanza Aguirre y José María Aznar deben dar un paso adelante. No basta con la pasividad declarante. Deben ir más allá. Deben mostrar a los Bárcenas que en el mundo son, que sus miserias son exclusivas, no extensibles a otros, máxime si esos otros son dos de los más reputados dirigentes políticos de España. Un paso adelante, José María, Esperanza. No se dejen amenazar. Tampoco chantajear. Harían un flaco favor a su categoría y a su credibilidad. Adelante".
Un saludo.

 

VALORES SOCIALES

 

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Sánchez Rufo, don Rafael, es portavoz de IU en la Diputación de Huelva. Portavoz de un partido que sólo cuenta con un diputado. Él mismo. El hombre lo tiene muy difícil a la hora de llevar al organismo el parecer de su grupo. Rafael le dice una cosa. Sánchez apunta otra. Y luego, el pobre Rufo tiene que dar la cara para que se la rompan por culpa de los otros dos. Dura carga la de este emérito personaje al que no conozco oficio distinto al de político.
 
Quizás por este frenesí psicológico. Tal vez por la responsabilidad de buscar el consenso entre los miembros de la cosa. Acaso por mímesis, lo cierto es que don Rufo acude a su capacidad dialéctica de empedernido vocero para salir del trance. Se dice en los mentideros de la urbe que el eximio representante del pueblo desfavorecido está a punto de entrar en el seno gubernamental de esta su Diputación Provincial. Justo al lado de su compañero de fatigas y vómitos de Aljaraque, el señor José Martín. El rumor corre de boca en boca por las redacciones y, sobre todo, por las cafeterías de Alonso Pinzón.  Atento al quite, don Rafael y el señor Sánchez han exigido a Rufo que ponga orden y desmonte el bulo. Presto, el portavoz ha echado mano al manual de los programas basura de la salsa rosa y ha evacuado frases antológicas.
 
El PP vive instalado en la más burda estrategia del cotilleo político, ha dicho el prohombre. Al tiempo, apostilla que le preocupa la obsesión compulsiva de los populares. En un alarde de entrega y dedicación a los demás, aunque sean sus adversarios, el dilapidador consistorial les ha recomendado ayuda especializada para superar el trauma. Qué clase. Esta gente del Partido Popular no sabe lo que tienen con amigo tan ejemplar. Rufo entrará en el Gobierno de la Diputación cuando les salga de sus partes a Rafael y a Sánchez. Y qué pasa. La izquierda sólo puede desarrollar sus políticas de tierra quemada cuando todavía quede un euro en las arcas públicas. A ver qué hace don Diego en San Telmo si no apoyar el desastre institucional de Griñán. Posesionada la ruina, de qué van a seguir. Se administra la riqueza. La muerte es competencia de otros.
 
En este dos mil trece que comenzamos, me gustaría, por cierto, en alusión a los valores sociales de don Rufo, que ilustrara a los onubenses con su honradez y publicara los sueldos que percibe del erario público. Estoy convencido de que su filantropía emocionará a los parados y provocará el entusiasmo de los funcionarios recortados. Lo mismo le da un aire fresco y nos conforta con su anuncio de ofrecer a los desahuciados alguna vivienda de su propiedad o entregando una parte de su sueldo a entidades benéficas.
 

A Rafael, a Sánchez y a Rufo, la escarapela revolucionaria del valor social.

Un saludo.

JAVIER BARRERO, LA VOCECITA

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 Entre los cazadores, a los que respeto por tantas razones, desprecio a los furtivos y a los que lo hacen al acecho. Armados hasta los dientes, los sujetos de esta actividad se aproximan cautelosamente a sus piezas a fin de abatirlas desde su atalaya de camuflaje. No se enfrentan a sus víctimas. Se mimetizan con el paisaje y, en el silencio del monte, zas, disparo al corazón.

 

 He leído en algún medio que el inefable Javier Barrero, otrora reconocido segundón de la compañía psoecialista de Carlos Navarrete y de José Antonio Marín, posteriormente desdichado líder de esta formación en Huelva y siempre calentador formidable de escaños en el Congreso, Javier Barrero, digo, ha reaparecido. Y lo ha hecho como suele. No para construir ni para regenerar ni para contribuir al bienestar. Su irrupción, no podía ser de otra manera, se ha debido a su añoranza por la caza al acecho. Cómo que contra quién dispara. Por favor, contra la pieza mayor de su repertorio, el Partido Popular.

 

 Después de guardarse la escopeta en salva sea la parte durante el septenato del maléfico Zapatero, don Javier Barrero se la ha vuelto a echar al hombro y cargado con el odio que le ha caracterizado durante décadas, se ha puesto a descerrajar tiros contra la derecha política a la que tanto imita y de cuyo régimen económico disfruta una enormidad. Y ahí lo tienen, no dejando títere con cabeza. Que si los pensionistas, que si los desempleados… Una joya. El señor Barrero es, a lo sumo, un abalorio de dos euros el kilo.

 

 No cabe duda de que el primer aniversario de la presidencia de Rajoy tiene poco que celebrar. Mas por encima de esa idea, tengo la plena certeza de que las palabras/misiles de Barrero son perversas de forma, inmundas de contenido y falsas de atribución. Los pensionistas están mejor que durante la era Zapatero. El déficit público ha descendido. Los proveedores cobran, poco a poco, sus deudas. La comunidad internacional contempla satisfecha la fortaleza del Gobierno del PP. La confianza inversora se recobra por más que la prima de riesgo amenace de cuando en cuando y la Bolsa provoque rebotes de desconcierto.

 

 Es evidente que los trabajadores de las empresas privadas y públicas están sufriendo en sus carnes la dureza del látigo de los despidos, de los recortes, de las humillaciones. Nada que objetar ante el deterioro de la cohesión social. Nada que objetar salvo que esa descomposición no sea fruto único del yerro gobernante sino de las voladuras controladas efectuadas por el Partido Socialista y los sindicatos subvencionados. Cientos de argumentos se quedan en el ordenador y no se reflejan en la pantalla.

 

Con todo, señor Barrero, don Javier, los españoles en general y los onubenses en particular, hemos de estar agradecidos a don Mariano. Si la presidencia del Gobierno siguiera en manos de los suyos, desalmados que perdieron las elecciones generales del año pasado, estoy seguro de que el descalabro social y económico hubiese sido irreversible. El batacazo nos hubiera desmembrado de forma colectiva e individual. Rajoy ha logrado lo que parecía imposible: frenar el porrazo y, pese a las magulladuras, desgarros dérmicos y piteras sanguinolentas inevitables, nos ha devuelto la esperanza de que España es un país en el que se puede vivir.

 

La escopeta nacional del inigualable Berlanga se hubiera escrito en otra dimensión trágica si el genial cineasta hubiera conocido las andanzas de don Javier Barrero. Y/o si las de su émulo adelantado, don Mario Jiménez, qué les voy a decir. Furtivos y al acecho. Qué leches. Vocecitas. Boquitas. Hociquitos.

 

Un saludo.

LA JUNTA, LA COVACHA

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 La covacha. Peor que la caverna platónica. La Junta ha hecho de la covacha su residencia política y social. La covacha. Pobre, oscuro, lúgubre aposento en el que la canallería institucional hace negocios al estilo gaopin. Cueva en la que los sueños de libertad se convierten en pesadillas y donde las ansias de justicia se reparten a mamporros. Caverna inmunda donde moran irresponsables que justifican su legitimidad en la voz de unas urnas previamente desvencijadas. La covacha.

 

En Ayamonte, en la misma frontera que el Guadiana forma con Portugal, dos menores han sido acusadas de acoso a otra compañera de Instituto. La denuncia ha sido adverada por profesores del centro educativo. Cuatro años interminables de humillaciones y vejaciones ha sufrido la pequeña. Así lo constata la Guardia Civil y lo relata la niña. Ante la luz de la evidencia, la sombra húmeda y letal de la covacha. La Junta dice que nones. Que el acoso, de haberlo, ha sido en la calle y no en el interno del centro docente. Se necesita poca vergüenza para asumir estas declaraciones. La culpa, de la calle. En el Instituto, todo ha sido concordia, buen rollo y buenismo entre las agresoras y su víctima. Ello, pese a la advertencia de miembros del claustro de profesores para que las acosadoras depusiesen su actitud maligna. El señor Fiscal, don José, que va de delegado de la Junta covachera en Huelva, niega que los hechos se desarrollaran en el ámbito educativo y, por supuesto, el señor Zarza, delegado de (mala) educación de esa Junta en Huelva, refrenda la nota oficial emitida por su jefe cavernario. Faltara más.

 

La denuncia es prístina: dentro y fuera del horario escolar. La Junta es opaca y miserable. En el exterior del recinto escolar. Ni tienen responsabilidad ni muestran un mínimo de gallardía. En la covacha, no hay más sol que el dinero y el lujo de los terratenientes que explotan a las instituciones y manejan los fondos públicos. Lo demás no cuenta para ellos. Nada ni nadie pondrá en entredicho la virginidad de la casa mafiosa. Por más que el himen moral haya sido rasgado millones de veces. EREs, oposiciones manipuladas, enchufes teledirigidos, administración paralela, tupida red clientelar, subvenciones vergonzantes, compras suntuarias inservibles, cocaína a espuertas…, son referencias de un modo de actuar que supera la náusea y se instala en la raya del delito.

 

La Junta se refugia en su covacha maloliente. Sus dirigentes ponen el ventilador para que el hedor propio inunde las calles. Los fajos de billetes no se agolpan en almacenes chinos pero se recogen por intermediarios que parten y reparten a discreción. Alguien puede decir que esta práctica es común a los gobernantes. Tal vez lo sea, digo, pero no obsta para que quien perpetre estas actuaciones reciba la repulsa más unánime y se someta al castigo penal.

 

Lo dicho: la Junta no nos secuestra en la caverna platónica. Nos pone al raso para que respiremos los aires purulentos de las maceraciones que realiza en su covacha particular. Mientras tanto, la Inspección educativa, otra que tal, en silencio, no sea que sus integrantes sean devueltos al escenario de la tiza. Y eso sí que no. Antes el confort del despacho sin honra que en el fragor de la pizarra con honor.

 

Covacha. Covacheros. Pena, penita, pena.

 

Un saludo.

VILLANAS INJUSTICIAS

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 El consejero Emilio de Llera se ha dejado caer por tierras de Huelva. Como cualquier sevillano que se viene al mercado a comprar pescado y marisco frescos y baratos para degustarlos, eso sí, en Sevilla. Ciudad de paso y factoría colonizada desde y como siempre. Huelva. Así son  las cosas y así nos conformamos.

 

Pues resulta que el señor De llera se trajo la gallina a cantar. De ciudad de la justicia, nada. Para ciudad, la de la Punta del Sebo contaminada y la de los fosfoyesos polutos. Para justicia, la de los bocas, cucos, bretones y otras aves de mal agüero. El nuestro no es un caso de secular abandonismo que decía el catedrático Monteagudo. Los onubenses somos súbditos de una mentalidad en la que el abandono forma parte de nuestra idiosincrasia más funesta. Aquí nos meten toda la chasca, se empurran nuestros vinos y rapiñan nuestro oro. Vienen de fuera y desde dentro nos recomemos pero miramos a otra parte.

 

El consejero del gobierno de Griñán, el señor de los EREs, y de la vicepresidencia de Valderas, el cantaor zurdo, nos anuncia definitivamente que para Huelva, lo que cayó en El Conquero. Qué ciudad de justicia ni qué leches. Los juzgados de lo civil y de lo contencioso seguirán arracimados en la antigua Escuela de Maestría, mientras los funcionarios se armarán con tecnología textil para temperar los calores de tantos veranos secos y para sobreponerse a los fríos invernales cargados de una humedad de diablos. Que no, que no, que esta Junta de Andalucía es el Gobierno más tirano, perverso, despiadado y corrupto que vieron los andaluces desde que los napoleones se dieron una vuelta por Sevilla.

 

En Huelva no se estrena traje. Al antiguo, más remiendos. La ciudad de la justicia se trueca en villana injusticia. La coyuntura económica es la coartada del consejero para tocar la pandereta y, al tiempo, tocarnos los congojos a la gente de Huelva. Mientras tanto, las fuerzas vivas de la ciudad se congregan en torno a la figura del gobernante recién aterrizado y, oigan, ni mu, ni una palabra de oposición, ni un lamento, ni una protesta. Nada. Como durante el franquismo, cuando el caudillo se dignaba visitar la ciudad y los comisarios políticos de turno lo llevaban en andas por la Gran Vía y le ocultaban las miserias urbanísticas de Las Colonias o de El Matadero.

 

La Ciudad de la Justicia es una prioridad, afirma De Llera con toda la cara que alguien le regaló. Tanta prioridad como el AVE que eclosionó en alvia renco y perezoso. Tanta preferencia como los puentes a Punta Umbría que no pasaron del eslabón de la mentira electoral de Chaves. Callandón y cómplice el Psoe, al menos el Pp ha sacado sus reflejos. El concejal Felipe Arias ha disparado dialécticamente con tino. Muchas promesas de la Junta y otros tantos incumplimientos. Engaño, mentira y fraude. Es nuestro sino. Nos la clavan doblada y ni siquiera se toman el trabajo de sacárnolas. Agua y ajo.

 

Tiempo de silencios nuevos. De miradas gachas. De lenguas sujetas entre dientes apretados. Cómo vamos a tener una ciudad de la justicia si ni siquiera saben qué fue Ur ni quién Hammurabi. Ni dónde está Tejada la Vieja ni si Saltés es un establecimiento hostelero de la capital. Si nuestra historia se debate en los salones de baile de los políticos de la cocaína, de las paulas de Matsa, de las desmemorias de Idea, y de otros cubículos indeseables.

 

Que no nos den más. A ellos. Que les demos a ello. En las urnas, claro. Pero no, no nos enteramos. Ni queremos. Huelva.

 

Un saludo.

SANTANA, ROMERO, ENRIQUE

SANTANA, ROMERO, ENRIQUE

 

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 Dos cuadros de Santana impregnan de categoría el salón de mi casa. Uno de ellos está firmado cuando el hoy reconocido artista firmaba como Romero. El otro sí lleva estampado el nombre de la celebridad. El marketing no engaña, sin embargo, al arte. Santana fue, primero, Romero y, antes que nada y sobre todo, Enrique. Un tipo de origen humilde, de alma ingenua, de inteligencia despierta y de sensibilidad desbordante.

 

Enrique decidió establecerse en Chicago. La belleza de su Lepe natal no pudo sujetar sus ansias de exploración de territorios distintos, de culturas antagónicas y de mentalidades que compiten entre la velocidad de los neutrinos y la de la luz. De vez en cuando se acerca a respirar el aire de su tierra antes de volver a sumergirse en las aguas frías y profundas de Norteamérica. Ahora está en Huelva. Exponiendo sus cuadros y motivando sus composiciones.

 

He aquí la diatriba. Enrique gana a Santana cuando insufla al pintor su silencio interior y exhibe sin palabras, en imágenes elocuentes, la riqueza de sus emociones. En cambio, cuando el artista consagrado quiere explicar su obra, estrangula a su yo creador. Acaso sea el sino de los que, alcanzada la justa fama, sucumben al precio de la gloria. Les ocurre lo que a la tortuga salvada de la sequía por una pareja de ánades, que no resistió a la tentación de la boca.

 

Enrique se manifiesta en sus marinas y en sus bosques. Barquichuelos zarandeados por una tempestad que se experimenta y árboles humedecidos por el rocío de la mañana que otorgan vida propia al bosque. Paisajes urbanos increíbles. Soledades machadianas (Deshójanse las copas otoñales/del parque mustio y viejo./La tarde, tras los húmedos cristales,/se pinta, y en el fondo del espejo) románticas que no han de caer en el gongorino poema (Pasos de un peregrino son, errante,/Cuántos me dictó versos dulce Musa/En soledad confusa,/Perdidos unos, otros inspirados.). Dónde Enrique. Dónde Santana. Romero, en medio.

 

“Tránsito de la luz impresiona”. Decía Monet: "Cuanto más viejo me hago más cuenta me doy de que hay que trabajar mucho para reproducir lo que busco: lo instantáneo. La influencia de la atmósfera sobre las cosas y la luz esparcida por todas partes". Monet no conoció a Santana. Mucho menos a Enrique. De ser posible el encuentro, ambos coincidirían en el aborrecimiento por las cosas que salen bien al primer intento. El maestro francés logró representar el tiempo en la pintura, la cuarta dimensión en el lienzo. El paso de la luz sobre su catedral normanda. El tiempo. A expensas de la nube curiosa, del rayo pleno del sol, de la niebla de la mañana.

 

Santana es un grande. Romero no desmerece del elogio. Enrique supera a los dos. Y ello porque, parafraseando a Aristóteles, el estagirita, Enrique da cuerpo a la esencia secreta de las cosas por encima de copiar su apariencia.

 

Un saludo.

VALDERAS LIMOSNEA

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Qué diferencia a Valderas de Anguita. Pregunta de respuesta interminable. Si se expusiera de forma correcta, la cuestión sería qué tienen en común ambos personajes. En este caso, la contestación sería escueta: la militancia en IU. Y paren ustedes de contar. De la pinza contra la corrupción felipista impulsada por el político de Córdoba, a la pinza contra el hedor griñanista autocolocada por el exedil onubense, hay un reguero de pólvora incendiaria de valores. Y si digo de valores, acompañen de ideologías.

 

La alianza infame suscrita entre don Diego y don José Antonio no trae causa de una voluntad concomitante de gobernar Andalucía. Nada de eso. El señor Griñán se asegura unos cuantos años de impunidad mientras el señor Valderas se emborracha de poder institucional. Uno y otro han firmado un pacto de supervivencia en la cosa pública. No hay más objetivos que los reseñados. Y si no, cómo explicamos a los mortales que el vicepresidente sea el tercero en el protocolo y que las Consejerías reclamadas sean desalojadas de las competencias que antes poseían. Valderas es un vicepresidente vacío que acepta su destino por ser un político lleno de ambiciones. En cuanto a los consejeros designados por Izquierda Unida, más de lo mismo. Se creyeron bosques frondosos y amanecieron como floreros mortecinos.

 

Se dice en los mentideros periodísticos que Griñán ha engañado a Valderas. Nadie se cree ese dicterio. Es provocador e insultante. A un caimán de la política como Diego no le clava un embuste un depredador de la Junta como José Antonio. Uno y otro tienen más conchas que un galápago. El contrato suscrito por ambos no está viciado de consentimiento y sí revela objeto y causa. Se trataba de arracimar influencias y de abrir agencias de colocación. Tú me dejas mandar y, a cambio, yo satisfago tu sed de empleos selectos. El pícaro pide limosnas y el hidalgo arruinado paga con la bolsa del pueblo.

 

Si tuviera sentido de la elegancia política y de la moral, Valderas exigiría a Griñán el mantenimiento de las Consejerías y la devolución íntegra de sus competencias. Que el mandamás se niega, pues ya es mayorcito. Para pedir limosnas y para otras muchas cosas. Allá él.

 

Un saludo.

EL PEAJE

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 La Autopista del V Centenario une Sevilla con Huelva. La A-49 forma parte de la Red de Carreteras del Estado Español. Bla, bla, bla. La A-49 es mucho más que una carretera o que una autopista. Es el istmo que hace de la capital de Huelva una península marítimo-terrestre. De no ser por ella, la orilla de las tres carabelas sería una isla en cuanto a incomunicación. No hay otra forma de acercarse a Sevilla sino a través de ella. Salvo que se amolde uno a los ritmos ferroviarrios del siglo XIX o decida poner a prueba los nervios a través de la antigua, obsoleta y peligrosa carretera nacional. Eso sí, puestos a arrinconarnos, caben disparates varios.

 

En algunos medios se ha lanzado el rumor malicioso de que el Gobierno de España va a imponer un peaje en la autopista. La idea sería magnífica si lo que se pretende es proseguir la línea de deslealtad de algunos dirigentes psoecialistas. En caso contrario, el mensaje se convertiría en un modelo goebbelsiano de mentira urdida a sabiendas de su repercusión. Toda una orquesta propagandística al servicio de la demolición del partido vencedor en las elecciones generales.

 

Los artificieros manipuladores del partido de Rubalcaba te colocan una bomba lapa en menos que sueltan una subvención al medio resonador de turno. Aparcado el embuste del desdoble de la carretera a la Sierra y desmochado el florero del aeropuerto espectral, los puentes a Punta son tan inverosímiles y cercanos que cualquier alusión a infraestructuras se antoja contraproducente. Equivaldría a nombrar la soga en la casa del ahorcado. Difama, que algo queda. Dinamitar el istmo que nos une a Sevilla supone levantar un telón de acero al estilo soviético. Huelva quedaría reducida a su condición histórica de factoría. Despreciada por el corredor ferroviario diseñado por el inefable Zapatero, nuestro abrazo a España es un imposible. Todos al mar o nos jugamos la vida en los carriles o matamos el tiempo como si fuera nuestro enemigo.

 

Peaje. Tasa. Tarifa. Pago. Portazgo. Qué más da. Establecer un sistema de derrama para acercarse a Sevilla constituiría un acto de piratería inadmisible. Ni un euro. Ni un céntimo. Ni siquiera la intención.

 

El desarrollo de un país pasa por sus infraestructuras. Pocas que tenemos nos las quieren gravar. Si Huelva aspira a superar el marasmo económico que la tiene postrada, deberá abrirse al exterior. Por tierra, mar y aire. Imposibilitados estos dos últimos elementos, defendamos el crecimiento y la eficiencia del primero. En la A-49, tres carriles, ya. Si el AVE no es posible hoy, el Talgo sí puede realizar el triple de viajes en la mitad de tiempo. En cuyo caso, en vez de peajes retrógrados, tendríamos lanzaderas hacia el progreso.

 

El peaje pendiente en nuestra provincia es sacudirnos el lastre de unos políticos que hacen pie en la piscina del cortoplacismo en vez de aprender a nadar allá donde cubre. Y ante maldades comunicativas como la del título, bofetadas dialécticas reactivas por parte de quienes deben. Reacciones inmediatas. Ipso facto.

 

Un saludo.

PARO(X)ISMO

 

Lo de paro es una locura. En un callejón. Ahí están las empresas. En un adarve. Al ritmo de lock out. El blues del cierre se oye en toda España. Son espirituales. Canciones de oración y de trabajo. De resignación y desesperanza. Empresas y trabajadores, perdidos en el bosque de las ánimas. El final del laberinto está lejano.


En la atmósfera de inseguridad que la crisis ha creado, el emprendedor se ahoga. La política del (des)Gobierno no sólo no ayuda a disipar la bruma. Contribuye a enrarecerla. Recuerda, sin su belleza, el "Gran Ferrocarril del Oeste", de Turner. Vapor y niebla. La máquina marcha pero no sabe por dónde ni cuál es su destino. ¿Maquinista? Zapatero.


Cuatro elementos coadyuvan a la falta de expectativas. Demanda, liquidez, déficit y Administración Pública se coaligan en esta conjura anti-prosperidad. La demanda cae de la mano de la pérdida del poder adquisitivo. La capacidad de gasto se reduce al compás del incremento tributario y, sobre todo, de la precaria estabilidad laboral.


El peso de cinco millones de personas sin trabajo hunde cualquier plataforma. Se rompe el equilibrio deseado entre consumo y ahorro. Menos demanda, producción a la baja. No queda otra: despidos y expedientes de regulación de empleo. Por más que se especifique su temporalidad, es mentira. Esa temporalidad huele a prolongación renovable e indefinida. El descenso de los precios conduce a la recesión y ésta disuade la voluntad inversora.


A lo anterior, añadase lo que sigue. Ni las ideas ni la experiencia ni la voluntad emprendedoras encuentran acogida en la Banca. Ésta es un gato escaldado que huye del agua fria. Demasiados riesgos en un reciente pasado. Exceso de morosidad en un presente que escuece. Refugio del no. De prestar, ni un euro. Los acreedores aprietan. Queremos cobrar. Silencio. Ni está ni viene. Vuelva Vd. mañana, señor Larra. A la espera, se negocia y a la quita se acaba rindiendo.


La empresa se muere. Todos asistimos a su entierro. Con Aznar, todos a ganar. Con Zapatero, cada uno al agujero. Las empresas, encallejonadas. Como los toros antes de salir a la plaza. El indulto sólo llega a unos cuantos elegidos. Con Zapatero, todos... Ya saben. Paro(x)ismo. El PSOE nos pide el voto. A bríos. A Petronila, no. No voten al paro. Paroxismo.

 

Huelva Noticias. A su favor. El paro en la prensa independiente sí es una locura. Una locura democrática.

 

Un saludo.

MALA UVA

Antipatriotas. Así descalificaba Zapatero, el narciso presidente pequeño, a quienes disentían de su versión sobre la economía española. Nos ofendía a diestro y a siniestro, sin distinción de edad, sexo o argumentos. Por el mero hecho de discrepar. Como los fascistas más totalitarios. Como Chávez.


Acaudilla Zapatero la España cañí que se viste de amor patrio a medida que rae las costuras autonómicas. Cataluña se rige por un Estatut separatista y Zapatero, que muy bien. ETA se envuelve en el paño mojado de la negociación y se alaba cínicamente la técnica de la ventana abierta cuando la puerta se cierra. Por medio, miles de víctimas. Ira.

 

John Steinbeck escribió en “Las uvas de la ira”, la crónica de la eterna lucha de los pobres contra los abusos de los poderosos. Crueldad frente a desamparo. Los pobres padecieron en sus carnes la dureza del rebrote financiero que se apoyaba en una economía que miraba a la Europa bélica. Expulsados de sus propiedades por no pagar las hipotecas. Abuelos, niños y mujeres, los más desvalidos de la caravana que huye del hambre para caer por el despeñadero de la muerte. No hay trabajo. Uva.

 

Aquellos inmigrantes en su propia patria recorrieron el mismo camino de desprecio de los inmigrantes de territorios extraños. Sentirse extranjero en el propio país resulta más lacerante que verse distinto en el marco de otras fronteras. La vida pide paso a menor ritmo que la supervivencia. Agitar o morir. Solidaridad de lo oprimidos u opresión de los insolidarios. Ira.

 

Más de cincuenta mil parados de Huelva llenan de oprobio a Griñán, a Petronila y al Delegado Provincial de Desempleo. Umbral de pobreza. Jubilados amargados en la feliz hora de su retiro laboral. La sociedad se polariza en colores rabiosamente clasistas. Ira.

 

No se vislumbra un cambio de rumbo.¿Y los líderes? Los socialistas pacen entre las hierbas del poder. Los sindicales se mecen entre las cunas del Gobierno. ¿Y la solidaridad? Palabra. ¿Y la igualdad? Mito. ¿Y la libertad? No, sin la anterior. ¿Entonces? Rebelión. Pacífica pero contundente. ¿Es posible? Lo es. La patria comienza en el territorio soberano del cuerpo de cada persona. Uva.

 

El vino no es el remedio. Ni la droga. Ni el engaño de los medios. La solución es nuestro patriotismo corpóreo. No hay más. Nos queda el voto. Sin denuesto. Sí, mala uva. Muy mala.

 

Un saludo.

ASTILLAS

 

De la empresa naval onubense, sólo quedan las astillas. Cientos de fragmentos de las cuadernas de ese barco que la Junta ha engordado hasta echarlo a pique. En Cuba, la astilla es el dinero. El cierre de La Naval de Huelva se obtura con moneda corriente. Algunos han sacado astilla. Otros, la han recibido en el ojo. Todos han sufrido la chispa del pedernal en sus conciencias. Trabajadores prejubilados. Obreros recolocables. Empresa desguazada. Dónde está, muerte, tu victoria.


La transición se reescribe a modo y manera del poder instituido. La crisis económica revela la insoportable levedad de nuestros gobernantes. Zapatero raspa la historia al ritmo que Griñán embadurna de noche la creación de empleo. Pobres hombres. Con tanto por lo que luchar en pos de un país más unido, más fuerte, más libre, más próspero, más diverso y más educado, y se dedican, insensatos, a desintegrar la nación, a debilitar las estructuras del Estado, a arrebatarnos las libertades ansiadas, a llevarnos a la ruina, a uniformar las ideas y a abandonarnos en el basurero de la ignorancia. Pobres ciudadanos que nos vemos reducidos a la lastimera posición de súbditos.


El grito y el eco. El grito de nuestros compañeros de Astilleros de Huelva que se unen al rosario interminable de despedidos. El eco de los políticos psoecialistas de nuestra provincia que se jactan de su poder y se enfangan en su inepcia. Astilleros de Sevilla permanece. Con dos bemoles. Ese pueblo echó a su Gobierno el aliento del desesperado. Mario Jiménez, el del Politburó sovietizante de Huelva y Sevilla, en medio del vendaval, salva a los fuertes y se cisca en los débiles. Es el representante de los que quieren seguir rigiendo los destinos de esta Huelva que se despereza mas no acaba de despertar. Mario porta la espada flamígera del ángel caído que nos despeña por el desfiladero del odio con tal de ser la encarnación del mal.


Mario no pregona que Caín mató a Abel. Mario es el Caín que sigue difundiendo que el muerto fue él. A Caín no le gustaba su papel. Ni a Judas Iscariote el suyo. Mario, como Zapatero, disfruta con lo que hace, pero atribuye a la derecha sus propias maldades. La derecha es el abel bíblico y el jesucristo evangélico. Caín y Judas se corporeízan en la doctrina psoecialista. No en la izquierda, ojo. En el psoecialismo más sectario y desalmado.

 

Un saludo.

ARAÑAS NEGRAS

 

 Viene a Huelva. El hombre del GAL llega mañana a la capital. Se acerca a respaldar a doña Petri. El señor del FAISÁN se reunirá en un mítin con la emperaora de la plaza de las Monjas y con el Nobel Jimenev, adalid de la traición a Astilleros. Tres patas para un banco en quiebra.

 

No lo puedo evitar. Ver a Rubalcaba me retrata el triste personaje protagonista de una de las obras más polémicas de Blasco Ibáñez. La araña negra. El Papa Negro. Los veo. Los confundo. Los relaciono. Los vinculo y los enlazo.


Astucia, sabiduría, habilidad y trapacería juntas en un cocktail molotov en estado primitivo y en sofisticado envase. Para la araña negra, el fin teórico es “la perfección cristiana, propia y ajena, para gloria y servicio de Dios”. Sin embargo, el fin práctico es el servicio de uno mismo. Igual pasa al ministro del Interior. El servicio a la patria es el favor a su partido y, a su través, su vanagloria personal. Tremendo Alfredo. Lo que urde. Lo que trama.


En plena crisis, el ministro oscuro lanza al cielo una fulgurante bengala de auxilio a la denostada Petronila. Pedro Rodríguez pisa la calle y la candidata a palos se apoltrona en su oficina electoral. Ante la deconstrucción de su partido, Rubalcaba viene a vendernos, como nuevas, miles de alfombras raídas. Pretende tapar al gigante del paro y ocultar la fetidez de la inoperancia zapateril. Cada vez que se mueve, me recuerda al áspid. Nos mete el miedo en el cuerpo y nos pone los congojos en la garganta. Nos zarandea con el terror de lo conocido. Lo que sabe. Lo que maquina.


Enorme el ministro. Pudo prohijar política quasi gansteril en los casos Lasa y Zabala. Silenció las mayores aberraciones en los asesinatos de los mencionados. Acompañó, en presencia o ausencia, a Barrionuevo y Vera a la puerta de la prisión. Escudó a Mister X. Lo respaldó. Lo salvó. Con ZP, par de par.


Aquí todo el mundo se cabrea. A mayor agitación visceral, más beatífica la sonrisa etrusca de don Alfredo. Que crea inseguridad ciudadana, replica que se trata de transparencia informativa. Que genera alarma social, arguye que los españoles tienen gran madurez democrática. Entonces, ¿cómo se va a llamar al niño? Muy sencillo. Don alfreddo. ¿Con doble d? Ajá. Oiga, que va a parecer italiano. Pues sí. De Sicilia. ¿Qué pasa? La araña negra nos tiene pillados en su red. La leche.

 

Un saludo.

AIRE

 

 Cinta Castillo fue Consejera de Medio Ambiente. Aunque pareciera Apoderada del Polo Químico. Ahora lo es José Juan Trillo. En Huelva, el medio ambiente es un hábitat partido por la mitad. Las balsas de fosfoyesos son un cuchillo afilado que cercena las gargantas de miles de ciudadanos. La Junta ha premiado el servilismo de los nombrados con la triste Baronía de Guardianes de la polución.

 

Los psoecialistas declaran que los fosfoyesos no son residuos. Que subproductos. Que no son basura inmunda. Que desechos reutilizables. Estos oscuros personajes, de alma yerma y visión compuesta, son especialistas en el embaucamiento. Más el profesor que desertó muy joven de la tiza, carente de regate la calañesa. Almibarado uno, tosca y arisca la otra.

 

Ambos hablan de regenerar el territorio. Se limitan a vender un comité de experimentadillos afectos al Politburó del camarada Mariojimenev. Su decisión es ganar tiempo. No se atreven a resolver. Sin embargo, urge una solución. Y ésta, como decía Salomón en sus Provebios, no se encuentra al alcance de estos gavilanes neofranquistas. El ciclópeo vertedero de fosfoyeso no será nunca fuente de riqueza.

 

Uno, nacido y criado en la plaza de la Merced, se pregunta: qué pasa con los jueces, qué atención se presta a la salud, y qué responsabilidades se reclamarán. Las sentencias judiciales se ignoran. En cuanto a la salud, que se obsequie a los ínclitos Cinta y José Juan con el collar de la Orden del Fértil Aditivo Químico. Respecto a la responsabilidad, el Decreto 93/1999 y el mismísimo Código Penal tipifican los actos y señalan a los autores.

 

Llamar subproducto a un residuo pernicioso es una lítotes. Tan descomunal como denominar interrupción del embarazo a lo que es un aborto. La dialéctica de la panda del PSOE muestra hasta qué punto, con tales eufemismos, se avergüenzan de ser como actúan. Se revelan como agentes berlusconianos sin más horizonte que el que vislumbra su ambición enfermiza.


El tema invita a honduras jurídicas. Pero no toca hoy. Hoy toca reflexionar sobre las varas de medir. Las que utiliza el ZPsoe no siguen la definición de barra de platino iridiado. No sirven para el agrimensor. La suya es la propia del percutor. Contra quien disiente, discrepa o disputa. Percutor que hace daño, mucho daño. En personas y en bienes. En moral. En salud. En verdad.

 

Un saludo.

 


 


TRINA PETRINI

 

Hace ya un año. La Consejería de Economía de la Junta encargó a un equipo de la Universidad de Alcalá de Henares un informe: "Los factores de la no incorporación de la mujer al empleo en Andalucía". No lo encargó el PP ni lo elaboró una universidad andaluza.

 

Entre las conclusiones, la primera: "la mujer andaluza se incorpora al mundo laboral con un fuerte desnivel respecto a la media de mujeres de la UE". Y ello, por dos causas esenciales. Una, su comportamiento tradicional. La otra, su bajo nivel de estudios.

 

Si el informe se halla en lo cierto, habremos de inferir algunos apuntes urgentes. El ex presidente Chaves, que nos ha vendido la enésima modernización de Andalucía, mintió como bellaco. La propaganda fascistoide respecto a las excelencias de la política de estudios llevada a cabo en nuestra región, tiene menos valor que el papel en el que se ha difundido.

 

Quienes conocen bien la realidad educativa andaluza saben que las mujeres ocupan, hoy, la cima del éxito escolar. La categoría académica de la mujer se equipara a la del hombre pero, a diferencia de éste, reúne unas cualidades añadidas: el sumatorio de esfuerzo, profesionalidad, entrega, abnegación y capacidad de sufrimiento que las féminas derrochan.

 

Mucha ley de igualdad, cuántas ministras cuota, tanta defensa de la mujer y todo queda en la imagen de marca, en la Bibiana nepote, en la Leire lerén lerén y en la PeTrini que trina tronante.

 

Los autores señalan causas pero obvian el contexto. Silencian un detalle clave: que Andalucía sigue anclada en el caciquismo y éste conduce a la inacción, a lo retrógrado, a la incultura, al miedo, a la docilidad, al servilismo. El caciquismo de finales del siglo XX se ha despojado ya de los rasgos del decimonónico. En nuestros días, se reencarna en su vertiente psoecialista. El caciquismo del transfuguismo y de la chequera, del enchufe institucional y de la secta.

 

La modernización real de Andalucía pasa por el ascenso de las mujeres al rango que les corresponde. Este rango nunca es el de la cuota. Esa categoría se destina a las que viven del cuento. Y del partido. Y de la foto. Y de la imagen. Y del escaparate. Trina TriniPetri. PetriTrini truena. Cuotas infames. Unas, tan arriba. Las otras, pese a sus méritos, underground. No hay mayor ofensa a la mujer que la cuota. Ay Petri, Trini. Ay. Mi vespa. Tubespa. La suya.

 

 

Un saludo.