ARAÑAS NEGRAS
Viene a Huelva. El hombre del GAL llega mañana a la capital. Se acerca a respaldar a doña Petri. El señor del FAISÁN se reunirá en un mítin con la emperaora de la plaza de las Monjas y con el Nobel Jimenev, adalid de la traición a Astilleros. Tres patas para un banco en quiebra.
No lo puedo evitar. Ver a Rubalcaba me retrata el triste personaje protagonista de una de las obras más polémicas de Blasco Ibáñez. La araña negra. El Papa Negro. Los veo. Los confundo. Los relaciono. Los vinculo y los enlazo.
Astucia, sabiduría, habilidad y trapacería juntas en un cocktail molotov en estado primitivo y en sofisticado envase. Para la araña negra, el fin teórico es “la perfección cristiana, propia y ajena, para gloria y servicio de Dios”. Sin embargo, el fin práctico es el servicio de uno mismo. Igual pasa al ministro del Interior. El servicio a la patria es el favor a su partido y, a su través, su vanagloria personal. Tremendo Alfredo. Lo que urde. Lo que trama.
En plena crisis, el ministro oscuro lanza al cielo una fulgurante bengala de auxilio a la denostada Petronila. Pedro Rodríguez pisa la calle y la candidata a palos se apoltrona en su oficina electoral. Ante la deconstrucción de su partido, Rubalcaba viene a vendernos, como nuevas, miles de alfombras raídas. Pretende tapar al gigante del paro y ocultar la fetidez de la inoperancia zapateril. Cada vez que se mueve, me recuerda al áspid. Nos mete el miedo en el cuerpo y nos pone los congojos en la garganta. Nos zarandea con el terror de lo conocido. Lo que sabe. Lo que maquina.
Enorme el ministro. Pudo prohijar política quasi gansteril en los casos Lasa y Zabala. Silenció las mayores aberraciones en los asesinatos de los mencionados. Acompañó, en presencia o ausencia, a Barrionuevo y Vera a la puerta de la prisión. Escudó a Mister X. Lo respaldó. Lo salvó. Con ZP, par de par.
Aquí todo el mundo se cabrea. A mayor agitación visceral, más beatífica la sonrisa etrusca de don Alfredo. Que crea inseguridad ciudadana, replica que se trata de transparencia informativa. Que genera alarma social, arguye que los españoles tienen gran madurez democrática. Entonces, ¿cómo se va a llamar al niño? Muy sencillo. Don alfreddo. ¿Con doble d? Ajá. Oiga, que va a parecer italiano. Pues sí. De Sicilia. ¿Qué pasa? La araña negra nos tiene pillados en su red. La leche.
Un saludo.
0 comentarios