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Francisco Velasco. Abogado e historiador

INDEXAR Y PITORREAR

 

Soraya, Montoro y Guindos. Tres toreros para una charlotada. La rueda de prensa que estos tres miembros del Gobierno celebraron ayer viernes es el ejemplo manifiesto de pérdida de papeles.

 

Desde Rajoy a Báñez, el Ejecutivo es una pieza lamentable. Si los eufemismos de salón que suelen manejar para decirnos distraídos en vez de tontos no fueran bastante incisivos para herir nuestra inteligencia, se han sacado de la bocamanga un naipe comodín: el as de la desindexación. Estos es, los elementos ministeriales opinan que la sujeción de las pensiones al índice del precio al consumo es una fórmula alocada y, como tal, nada coherente porque, a la postre, perjudica a los jubilados. O sea, que si el IPC se eleva cuatro puntos, la pensión no ha de subirse en la misma cantidad. Qué locura. Se deja igual o, si es preciso, se baja. Estos jubiletas están para sopitas y corduras tiernas.

 

 Del mismo modo se operará respecto a los trabajadores y desempleados. El salario o el subsidio no seguirán el ritmo monótono de los precios. Ni hablar. Tendrán que conformarse con la pérdida de valor adquisitivo. No va a estar Hacienda devolviendo parné a tanta gente. Pa qué. Es que, claro, como dice el irresponsable del ramo, el IVA y el IRPF no se tocan, pero lo que son los impuestos especiales, la orquesta de Von Karajan. Todos los instrumentos, desde el primero hasta el último, en un concierto ininterrumpido de sacaliñas a los ciudadanos.

 

                Que quieres gasolina, prepara la cartera. Que no superas el vicio del tabaco, vas listo. Si la bebida espirituosa, mejor agua. Las energías se pondrán a un valor que mejor ser cobarde antes de ducharse en invierno o poner la refrigeración en verano. Los sujetos de la broma han elaborado un índice de ascensores de subida. De bajada, ninguno. A no ser que se opte por la caída libre. En adelante, se indexará todo al salario mínimo interprofesional y al subsidio más bajo. Los índices precedentes, desindexados todos. El criterio de ordenación vendrá marcado por los caprichos de Rajoy. Si nos ponemos chulos, modificarán hasta el abecedario. Qué es eso de que la jota vaya antes que la uve doble.

 

                Con tanto cambio, las lítotes se adueñarán del paisaje dialéctico y el mundo feliz de Huxley nos acariciará el lóbulo temporal antes de aplicarnos el electroshock, que es mucho menos fino. Por eso, hablando de índice, yo levanto mi dedo y señalo que o el gabinete del PP se entera de lo que estamos sufriendo o habrá que pedir nuevas elecciones. Por las buenas. Sin algaradas callejeras ni acosos ni motines públicos ni violencia. Por la fuerza de la razón. Siguiendo con el término, estoy a dos índices de ponerme a vocear mi malestar. A dos índices, o lo que es lo mismo, a punto de pilarme un cabreo de dos pares. Es que se puede ser paciente, pero que te abofeteen por la mañana, por la tarde y por la noche, eso sí que no. Ni los cristianos más creyentes soportan tanta estupidez y semejantes sandeces. Ya está bien de pitorrearse de la gente. Ya está bien.

 

Un saludo.

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