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Francisco Velasco. Abogado e historiador

TRINA PETRINI

 

Hace ya un año. La Consejería de Economía de la Junta encargó a un equipo de la Universidad de Alcalá de Henares un informe: "Los factores de la no incorporación de la mujer al empleo en Andalucía". No lo encargó el PP ni lo elaboró una universidad andaluza.

 

Entre las conclusiones, la primera: "la mujer andaluza se incorpora al mundo laboral con un fuerte desnivel respecto a la media de mujeres de la UE". Y ello, por dos causas esenciales. Una, su comportamiento tradicional. La otra, su bajo nivel de estudios.

 

Si el informe se halla en lo cierto, habremos de inferir algunos apuntes urgentes. El ex presidente Chaves, que nos ha vendido la enésima modernización de Andalucía, mintió como bellaco. La propaganda fascistoide respecto a las excelencias de la política de estudios llevada a cabo en nuestra región, tiene menos valor que el papel en el que se ha difundido.

 

Quienes conocen bien la realidad educativa andaluza saben que las mujeres ocupan, hoy, la cima del éxito escolar. La categoría académica de la mujer se equipara a la del hombre pero, a diferencia de éste, reúne unas cualidades añadidas: el sumatorio de esfuerzo, profesionalidad, entrega, abnegación y capacidad de sufrimiento que las féminas derrochan.

 

Mucha ley de igualdad, cuántas ministras cuota, tanta defensa de la mujer y todo queda en la imagen de marca, en la Bibiana nepote, en la Leire lerén lerén y en la PeTrini que trina tronante.

 

Los autores señalan causas pero obvian el contexto. Silencian un detalle clave: que Andalucía sigue anclada en el caciquismo y éste conduce a la inacción, a lo retrógrado, a la incultura, al miedo, a la docilidad, al servilismo. El caciquismo de finales del siglo XX se ha despojado ya de los rasgos del decimonónico. En nuestros días, se reencarna en su vertiente psoecialista. El caciquismo del transfuguismo y de la chequera, del enchufe institucional y de la secta.

 

La modernización real de Andalucía pasa por el ascenso de las mujeres al rango que les corresponde. Este rango nunca es el de la cuota. Esa categoría se destina a las que viven del cuento. Y del partido. Y de la foto. Y de la imagen. Y del escaparate. Trina TriniPetri. PetriTrini truena. Cuotas infames. Unas, tan arriba. Las otras, pese a sus méritos, underground. No hay mayor ofensa a la mujer que la cuota. Ay Petri, Trini. Ay. Mi vespa. Tubespa. La suya.

 

 

Un saludo.

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