Blogia
Francisco Velasco. Abogado e historiador

ASTILLAS

 

De la empresa naval onubense, sólo quedan las astillas. Cientos de fragmentos de las cuadernas de ese barco que la Junta ha engordado hasta echarlo a pique. En Cuba, la astilla es el dinero. El cierre de La Naval de Huelva se obtura con moneda corriente. Algunos han sacado astilla. Otros, la han recibido en el ojo. Todos han sufrido la chispa del pedernal en sus conciencias. Trabajadores prejubilados. Obreros recolocables. Empresa desguazada. Dónde está, muerte, tu victoria.


La transición se reescribe a modo y manera del poder instituido. La crisis económica revela la insoportable levedad de nuestros gobernantes. Zapatero raspa la historia al ritmo que Griñán embadurna de noche la creación de empleo. Pobres hombres. Con tanto por lo que luchar en pos de un país más unido, más fuerte, más libre, más próspero, más diverso y más educado, y se dedican, insensatos, a desintegrar la nación, a debilitar las estructuras del Estado, a arrebatarnos las libertades ansiadas, a llevarnos a la ruina, a uniformar las ideas y a abandonarnos en el basurero de la ignorancia. Pobres ciudadanos que nos vemos reducidos a la lastimera posición de súbditos.


El grito y el eco. El grito de nuestros compañeros de Astilleros de Huelva que se unen al rosario interminable de despedidos. El eco de los políticos psoecialistas de nuestra provincia que se jactan de su poder y se enfangan en su inepcia. Astilleros de Sevilla permanece. Con dos bemoles. Ese pueblo echó a su Gobierno el aliento del desesperado. Mario Jiménez, el del Politburó sovietizante de Huelva y Sevilla, en medio del vendaval, salva a los fuertes y se cisca en los débiles. Es el representante de los que quieren seguir rigiendo los destinos de esta Huelva que se despereza mas no acaba de despertar. Mario porta la espada flamígera del ángel caído que nos despeña por el desfiladero del odio con tal de ser la encarnación del mal.


Mario no pregona que Caín mató a Abel. Mario es el Caín que sigue difundiendo que el muerto fue él. A Caín no le gustaba su papel. Ni a Judas Iscariote el suyo. Mario, como Zapatero, disfruta con lo que hace, pero atribuye a la derecha sus propias maldades. La derecha es el abel bíblico y el jesucristo evangélico. Caín y Judas se corporeízan en la doctrina psoecialista. No en la izquierda, ojo. En el psoecialismo más sectario y desalmado.

 

Un saludo.

0 comentarios