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Francisco Velasco. Abogado e historiador

ACTUALIDAD LOCAL

EL HOTELITO

Su estreno en el Gran Teatro de Huelva congregó este sábado de enero a numerosos onubenses que, prácticamente, llenaron el recinto. Atendí el requerimiento de mi esposa y, después del sofocón del Recreativo, quise tomarme el desquite con un espectáculo más satisfactorio. Sin embargo, no apostaba una moneda de veinte céntimos por el éxito de mi legítima aspiración.

 

Antonio Gala es un genio. Nunca lo he dudado y, ahora, tampoco lo cuestiono. Ni había leído la obra de teatro ni, conociéndola, me había levantado la pasión por ella. Confieso que, aparte de Petra Regalada, Anillos para una dama y Las cítaras colgadas de los árboles, don Antonio no me ha entusiasmado en esta faceta de su importante literatura.

 

Pues nada, a fin de agradar a mi mujer, allá que me fui a contemplar la puesta en escena del hotelito. Desde el principio hasta el fin, el hastío hizo presa en mi ánimo. No se puede escribir tantos tópicos en un diálogo de mujeres. Gala, seguramente afectado por la división administrativa territorial que Enterría diseñó para el nuevo estado autonómico español, puso de manifiesto que la estructura de la nación era tan débil como temíamos los que votamos el texto constitucional. Pues bien: expuesto el temor común, el libreto se conformó como una sucesión de lugares comunes, de geografía huera, de historia simplista, de personajes carpetovetónicos y de despacho de sandeces sensibleras.

 

El hotelito compendia todo lo que no debe ser un autor de vanguardia. Se revela como una mezcla de tradición al más rancio estilo pre-romántico y como un conglomerado amorfo de los sainetes de Álvarez Quintero, de las poesías ganadoras de los juegos florales de la España rendidamente franquista y del Pemán más castizo y españoleador. Si toda la cultura de Gala se resumiera en este opúsculo de pésimo gusto, la barbarie nacional hincaría sus dientes en la sociedad sin posibilidad de remisión. La intención realista es banal y la vocación simbólica, un agujero negro en las conciencias actuales.

 

Mi santa me recriminaba mis movimientos de disgusto en la estrechez añadida de la butaca. Si no te gusta, deja de gruñir y espera en el vestíbulo, me susurró con un codazo. Me quedé. De no ser por el trabajo de interpretación de las actrices, especialmente de Bárbara Rey, no hubiera resistido el sacrificio de permanecer atento a la operación derribo. Por cierto, en cuanto al decorado, mejor no nombrarlo. Lo dicho, las actrices sacaron a Gala de un fracaso estrepitoso.

 

Me han dicho que los independentistas vascos y catalanes han conseguido el apoyo de andaluces, gallegos y otros regionales para fracturar de una vez al país. Con esta obrita, quién defiende a España. Vivir para ver.

 

Un saludo.

VALORES ASOCIALES

 La gestión de Petronila como presidente de la Diputación de Huelva fue extraordinaria. Extraordinaria por políticamente nefasta, matizo con urgencia. Extraordinaria por éticamente impúdica, subrayo de inmediato. Extraordinaria por económicamente ruinosa, agrego con todo el cabreo del mundo.

 

La destronada emperaora de la Diputación hizo del palacete de la Plaza de las Monjas su templo de oraciones al Maligno. Entendió la señora que su corona de votos se heredaba por vía directa. Caraballo ocupó raudo su sillón y del mal anterior, el problema siguiente. El sucesor rescindió el alquiler de cantidades fabulosas. El propietario del edificio chollo refugió el barco de su negocio inmobiliario en el puerto de los juzgados, protegido del vendaval amenazante. Y la suerte condujo a la nave al pantalán nº 6 de los muelles de la ley. Casi nada. El titular del atracadero es honrado, capaz, trabajador, inteligente y experto donde los haya. Es difícil que alguien  le cuele un gol.

 

La sentencia ha sido contundente. La Diputación tendrá que pagar, entre pitos bochornosos y flautas de Hamelín, casi dos millones de euros al dueño demandante. Caraballo aflojará la pasta sí o también. Tiene la facultad del recurso ante la Audiencia. Si está bien asesorado, mejor que no pierda el tiempo. El juzgador al que me refiero no da puntadas sin hilo. No obstante, puestos a seguir despilfarrando, qué digo, que llegue hasta el Supremo.

 

 En realidad, donde debería llegar es, en primer lugar, al Senado, donde doña Petronila duerme su carrera en los escaños del cementerio de elefantes, junto a los compañeros Griñán y Chaves. En segundo lugar, Caraballo habría de poner su puesto a disposición de la ciudadanía en virtud de la vicepresidencia que ostentaba en la manirrota institución. Y en tercer lugar, organizar una serie de conferencias en asociaciones de vecinos a fin de explicar cómo es posible que unos pocos hagan tanto daño a miles de personas.

 

Es de juzgado de guardia este desfalco institucional. Mientras la calaña política mira hacia otro lado, prosiguen los discursos demagógicos de los consejeros de la Junta y de los sindicatos "amigüitos". Todos contra el PP, manifiestan los miserables que nada tienen que envidiar a los personajes de Víctor Hugo.  Desgraciados que han construido su nido de serpientes venenosas en los altares de la democracia andaluza. Infelices malvados que proponen  el pago de alquileres sociales con trabajos para la comunidad, como si los desahuciados, los pobres de solemnidad y los desasistidos por la justicia tuvieran que redimir una condena. Pandilla de maleantes políticos que satisfacen las exigencias de paz social de ugetistas y comisionistas con suculentas subvenciones caribeñas al tiempo que la sanidad se descompone y la educación se desmorona.

 

Ante tan triste panorama, Bárcenas es un angelote que, a tenor de los caudales interceptados, no desmerece de los lanzas, guerreros y otros apellidos ilustres de la bancada del Psoe.

 

Sigan hablando de valores sociales. Sigan. Veremos por dónde les sale el dinero escamoteado al pueblo.

 

Un saludo.

RECUPERAR EL ESCAÑO O LA RÍA

 

 La muerte no es el final. El fallecido José Pablo nos dejó. Así fue por desgracia. Al mismo tiempo, nos legó su obra y su entrega por una causa justa: la recuperación de la ría para el pueblo de Huelva. Sin embargo, nos legó también un problema: el de la sucesión como concejal del Ayuntamiento.

 

Los militantes de la Mesa de la Ría son conscientes de la grave situación, por otra parte anunciada desde la confección de las listas municipales. A ellos, y sólo a ellos, es atribuible que la número dos del partido por Huelva fuera una outsider. A quién se le ocurre tal barbaridad. No les queda, pues, sino apechugar con la decisión  de la señora Cabezas. De tomar posesión de su acta de concejal. Insisto: de su acta. Cualesquiera manifestaciones acerca de la personalidad de esta mujer son legítimas pero irrelevantes desde un  punto de vista legal. Su acta. Podrán decir que si es una decisión inmoral o una estafa democrática. Lo que les parezca. Nadie puede restringir el derecho al pataleo. Pero la ley es clara: se trata de su acta.

El partido Mesa por la Ría tiene derecho a celebrar cuantas asambleas convenga a fin de reivindicar la representatividad democrática de designar a otro compañero como concejal de relevo. Pero llueve sobre mojado. Nada que hacer. Por mucho que el señor Romero concite en su persona las simpatías de los militantes.  Doña Yolanda tiene en su mano la posibilidad de suceder al exdecano de los arquitectos o de renunciar a su derecho en beneficio de terceros.

 

Sea como fuere, a este ciudadano le queda la duda del cui prodest. Cuál es la causa eficiente y la causa final de esta pugna –que se extiende desde hace dos años- por el acta. Será el dinero o, por el contrario, es el ánimo decidido por realizar una política mejor. De ser esta segunda parte de la proposición, bastaría con que la señora Cabezas actuara conforme a las pretensiones de la base social y aquí paz y mañana gloria. Si, por el contrario, el vil metal es el desencadenante de la polémica, entonces poderoso caballero. Nadie mencione, pues, legitimidad democrática si casi cien mil euros del ala se hallan en la base del conflicto. Que es un pastizal. Sobre todo, hoy.

 

De ahí el título.

 

Un saludo.

LA DEVOLUCIÓN PENDIENTE

 

 

No se trata de la revolución pendiente que nunca llega. Me refiero a la devolución colgada que así morirá.

 

Resulta que la Junta de Susana reclama, ahora, cuando la soga de la justicia aprieta levemente el cuello de ciertos pajaritos fritos, unas cantidades que nunca debió conceder a determinadas empresas. Entre ellas, a algunas empresas onubenses. Así, a la editora de la prensa que servía de boletín parroquial y libelo ideológico del Psoe de Huelva. O a la portavocía audiovisual psoecialista, mimada por don Mario Jiménez, ese hombre, este nombre.

 

Qué casos. Qué cosas. Esta Junta del fondo de reptiles ha prescindido del procedimiento como el que se quita la corbata. Despechugado uno, enguantado el otro. Los amigos de lo público han limosneado entre los mendigos de la iglesia del partido con la libérrima actitud de quien dispara con la pólvora del rey pueblo. Uno se pregunta: si estaban tan seguros de la legalidad de las ayudas, a qué viene ahora la solicitud de reintegro de las mismas. Tantos años después, tanta farfulla mediática en el camino y tantas elecciones contaminadas. O sea, los que acusaban a la oposición de mentir, están admitiendo que los mendaces eran ellos mismos.

 

De qué y de cuándo van a devolver el dinero. No se lo cree nadie. El dinero defraudado está más perdido que la cocaína consumida por uno de los imputados por la juez Alaya. Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita. Y a quien dios Jiménez se la dé, el cara de piedra de Mario se la bendiga. La familia es la familia y los padrinos pueden ser corleones. En el entramado, desde la Diputación hasta alguna entidad de ahorro. El protagonismo, en la persona del senador español, ayer parlamentario andaluz, sempiterno urdidor de campañas de propaganda pagadas por el erario público, con independencia de que el contribuyente simpatice con el Psoe, el Pp o Iu. Cui prodest. Psoe. Y más Psoe. Psoe y más Prisa. Psoe y más godos. Psoe y menos islas. Psoe y rompe España.

 

Lo que cayó en el conquero van a devolver. Ya está gastado y bien  gastado. En cuanto al aceite goebbelsiano vertido en las elecciones, a ver quién es el guapo/la guapa que lo recoge. Los resultados electorales sí que no tienen devolución.

 

Un saludo.

SOCIOS DE CAMPANILLA

Me va a perdonar mi amigo Paco Morán por meterme en su terreno. Sin embargo, aunque manifiesto por anticipado mi recelo a poner los pies en charco futbolístico en general porque mi sapiencia en esta materia es equiparable a mi dominio del camboyano, sí quiero apuntar algunas consideraciones sobre la decisión de la directiva del Recreativo de Huelva de reclutamiento de nuevos espectadores a los partidos.

 

En principio, la campaña me parece excelente. La directiva ha sabido apreciar que esta Huelva de nuestras entretelas mantiene su mentalidad tradicional. Y partiendo de esta premisa, se ha lanzado al ruedo de los emprendedores. La empresa ha tenido en cuenta el negocio y el fomento de la afición al tiempo que la potenciación de la actividad motivadora al equipo. Un campo como el del Recre apenas cubierto en una cuarta parte de su aforo resulta desconsolador. Por consiguiente, las ideas encaminadas a duplicar o triplicar el número de espectadores son dignas de aplauso. Ideas que conjugan con el conocimiento de la idiosincrasia del onubense y que se armonizan con la crisis económica que atenaza los ímpetus derrochadores del colectivo social de la provincia.

 

Algunos se manifestarán contrarios. Es lógico si parten de la idea de que el precio de los pases es escandalosamente inferior al de los que adquirieron el abono a principios de temporada. Sin embargo, no se puede hablar de cacicada o de cambio de las reglas de juego una vez comenzado el partido. Es necesario contemplar la iniciativa como un regalo al socio fiel que apuesta por el conjunto de sus sueños. Los pases no son un brindis a la arbitrariedad sino una recompensa a la lealtad.

 

El socio recibe una recompensa y la misma se concreta en un descuento generoso para que el hijo acceda al partido junto a su padre o beneficie al hermano desempleado con escasos recursos o, incluso, al amigo desmotivado por la larga travesía del desierto de la segunda división. Un acto de liberalidad y de agradecimiento. Así es como lo veo.

 

Ignoro el alcance de la adquisición de pases por parte de los parientes y deudos de los socios "fetén" de campanillas. En cualquier caso, la afluencia de ciudadanos al estadio nos dará la medida del éxito. No puedo nombrar el fantasma del fracaso. La venta de un solo pase comportará la presencia de un aficionado más que prestará su voz en apoyo del club y de los jugadores. A poco que multipliquemos las ventas, los resultados redundarán en provecho de todos.

 

Por tanto, mi felicitación. Insisto, nada sé lo que sobre este particular opina el experto Paco Morán. Tampoco he querido preguntarle a fin de que mi interpretación tenga el carácter subjetivo que procuro dar a mis comentarios. En cualquier caso, si coincido con él, mejor que mejor. Algo de objetividad imprimo a este artículo.

 

Un saludo.

AVISO A ELECTORES DE NAVEGANTES

 

                 La crisis que acogota a España no suelta el cuello de Huelva. Aunque faltan casi dos años para las municipales, los ejércitos están prestos para la batalla. La última guerra sonrió, una vez más, a Pedro Rodríguez. Sin embargo, el triunfo fue por escaso margen. Las acometidas de los demás candidatos  se multiplicaron aunque no fueron suficientes para desbancar al eterno primer edil.

 

                Psoe e Iu, la pinza de una izquierda avara y retrógrada, tienen la estrategia muy bien diseñada. Al menos en el papel. Que las cosas reales llevan a tachones múltiples que dejan el dibujo sucio e irreconocible. Gabriel Cruz y Pedro Jiménez cuentan con casi todas las bendiciones de sus jefecillos jerárquicos para liderar las listas del desembarco de la playa de la Constitución. UPyD cuenta poco en nuestra ciudad y su futurible número uno es desconocido. El Pp se mantiene en la trinchera. Toca recuperar fuerzas, reconstruir posiciones dañadas y sustituir a mandos malheridos.

 

                En el alineamiento de los soldaditos de plomo, los electores podemos contemplar de todo menos orden, disciplina y capacidades. Por mucho que quieran vender las excelencias del señor Cruz, la gente sabe que la estrella del joven político es un artificio comercial sostenido por el empresario de la política que es Mario Jiménez. El de Moguer mueve los hilos de la marioneta socialista. Ocurre a los títeres que tienen gracia y que gusta a los niños. Más allá de ese aplauso fácil, todos escrutan los movimientos del dueño del guiñol.

 

            Por su parte, Pedro Jiménez considera factible alcanzar su sueño de la alcaldía de Huelva. Según declara, es tal su confianza, que ha rechazado acompañar a Valderas en los salones cortesanos de la Junta. En qué quedamos. Rechaza la oferta aristocrática del bollullero por coherencia con su mensaje anterior o en virtud de las expectativas de victoria que contempla. Uno quiere entender a Pedro Jiménez pero los actos de complicidad con el Psoe ponen al desnudo el esqueleto ético que se esconde tras su ideología.

 

                Al otro lado del campo de combate, Pedro Rodríguez. Me dirán que está muy gastado, que es un cadáver político o que ha llegado el momento del relevo generacional. Son muy libres de argumentar lo que quieran. No obstante, si el Pp comete el error de sustituir a su capitán general, no quiero pensar el desastre que se avecina para el centroderecha. Pedro Rodríguez gana los comicios a pesar de los desvaríos cometidos por su grupo municipal en los últimos tiempos. Para ello, los cambios en su equipo son improrrogables. No pocos de sus concejales deben buscarse otras vías de financiación salarial fuera de la política. El alcalde necesita nuevos e ilusionantes fichajes desde ya. Y a continuación, dar un giro a la gobernanza del ayuntamiento. Dispone de tiempo suficiente para subvertir el resultado de los sondeos y de las encuestas que se publican.

 

                Ya sé que el caso Bárcenas salpica y remoja a todos los populares. Y en ese sentido, el desmarque de los dirigentes onubenses debe ser inmediato. Con todo, la presencia de Pedro Rodríguez genera un plus de confianza al electorado del que andan huérfanos Pedro Jiménez y Gabriel Cruz. No por causa imputable directamente a ellos. Sencillamente en función del despropósito institucional que surge de la alianza innoble de Psoe e Iu en la Diputación de Huelva y, muy especialmente, en la Junta de Andalucía de los EREs, de Invercaria y de tantas marranadas asqueantes.

 

                De ahí que el aviso se dirija a los electores. Que los navegantes en las canoas de la política local están más señalados que el antiguo “Chimbito”.

 

Un saludo.

RESOL

Que no es Repsol. Resol. Nada de petrolera. Naturaleza. Reverberación del sol. Reflejo de la luz sobre una superficie bruñida, lustrosa y brillante. Como el metal que se calienta hasta la incandescencia. El que no haya padecido el calor morboso de Huelva en las horas altas del verano, no sabe lo que es el resol. El lorenzo de Huelva es extremo como la ciudad. Se hincha de humedad y se te mete por los huesos provocándote mares de sudor.

 

Se entiende que la gente inunde las espaciosas y frescas salas del cortinglés. De compras o de paseo. Las calles del centro, desiertas. Por descubiertas. Por no entoldadas. La asociación de comerciantes, la foe y la cámara de comercio, enfangadas en su perpetua mirada al ombligo particular. En esta época de necesidad, menos ingenio. Así nos va. Qué tipo de burguesía tenemos en Huelva. Prefieren la subvención antes que dar curso a la creatividad. El negocio viene de lo público en vez de proceder del público. El matiz es elocuente. A estas organizaciones pseudoempresariales les pasa lo mismo que a los falsos sindicatos. Viven del pesebre. Con los ingresos de las compras y las cuotas de los afiliados,  ni para pipas.

 

Cómo es posible que las calles del centro de Huelva estén asociadas. Para grupos como éstos, mejor, y más barato, la iniciativa individualizada. Todos, señoras y señores. La gran superficie comercial de la ciudad se halla al aire libre. Pero no al raso. El centro puede ser un emporio y un motor de desarrollo de la ciudad. Pues no. Un lugar de tránsito que se recorre a la mayor celeridad para protegerse de los dardos venenosos de la cruel solanera. Las calles peatonales se quedan vacías. Como un domingo infernal de agosto a las doce de la mañana. Ni un alma, no sea que se la lleve el diablo rojo.

 

Hay ciudades que pertrechan sus líneas de ingreso económico, que acorazan sus líneas de defensa patrimonial y que blindan sus torres albarranas. Defienden el turismo y dotan la actividad industrial privándola de humos y poluciones. Esas ciudades no son Huelva. Entre ellas no se encuentra la nuestra. Los llantos de los comerciantes y de las administraciones suenan a murmullo del río popular que se queja monótono hasta que, avivado por lluvias copiosas, termina por recuperar el espacio del que fue despojado.

 

En Huelva nos escandalizamos por cualquier alboroto callejero.  Sin embargo, mostramos nuestro pasotismo irredento cuando de emprender se trata. Que emprendan los sevillanos. Total. Si las calles del centro no tienen toldos, no pasa nada. Los directivos de su asociación siguen viviendo a cuerpo de mercader veneciano. Lo peor es que no tenemos un Shakespeare que novele la realidad.

 

Si por mí fuera, colocaría a todos bajo la gerencia del leroymerlín, del Carrefour o del ikea. Veríamos cómo la cosa cambiaba. Radicalmente.

 

Un saludo.

12.000 PARA UGT.

Doce mil euros. Dos millones de pesetas. La Diputación de Caraballo, como la de Petronila. Un cachondeo. Las subvenciones, a los amigotes y a los afines. Por decreto. Para que los sindicalistas de la casa común celebren su congresito provincial. Qué parados ni qué leches. Qué crisis ni qué narices. Qué gobierno ni qué moño. Pura miseria gobernante. Estos políticos del Psoe son una mesa de camilla de corruptos.

 

Uno que no cree en Dios, va a terminar por alcanzar la fe. En manos de esta tropa de indecentes que rigen la Junta de Andalucía y la Diputación  de Huelva, si Dios no ampara a los huelvanos, ya se hubiera liado la mundial. Tenemos todas las legitimidades para provocar un asalto institucional. Comparados con los indignados de la Puerta del Sol, la gente de esta ciudad es la mansedumbre encarnada. Frente a los miles de parados y de recortados, a pesar de los despedidos, con desprecio absoluto hacia los desahuciados, don Caraballo se erige en padrino protector de un sindicato de puentes y espinosas.

 

Si ha entregado la mandanga, mal. Si está aprobada y todavía no se ha hecho efectiva, igual. Cómo se puede mirar a la cara un político que golfea de esta manera callandona, opaca e ilegal. Dónde está su ética. Dónde la gallardía del hombre. Dónde el obrerismo del sindicato de clase sin prestigio. Dónde la limpieza del socio Rufo.

 

La canallada de la subvención no radica en la falta de transparencia. Es imposible porque en vez de cristales, se levantan muros de hormigón. El ocultismo de esta actuación revela hasta qué punto las prácticas de los Correa, de los Bárcenas, de los Pujol y de los EREs constituyen moneda de cambio entre los más corruptos de los corruptos. Todo lo que digan para justificarse, se convertirá en acusación.

 

Y vuelvo a lo mismo. Ante el Fiscal. La denuncia, también en el Ministerio Público. Si no la Administración, que sea la Justicia. Menos palabras y más acciones.

 

Un saludo.

EL DURO PRECIO DEL DIVORCIO

 

 El cese efectivo de la convivencia conyugal es, por sí, una decisión muy dura. En general y en todas partes. En Huelva, la situación resultaba más complicada. Un solo juzgado de familia. Uno solo. A partir de hoy, el procedimiento se agrava. Un mínimo de nueve meses de retraso para la adopción de medidas cautelares. Casi nada.

 

El éramos pocos y parió la abuela cobra actualidad en nuestra ciudad.  La juez titular de este juzgado abandona su puesto merced a su participación en el oportuno concurso de traslados. Ella se va a Sevilla con todo su derecho. La plaza de Huelva queda vacante. Por el momento. El magistrado sustituto no ha sido nombrado. Las causas acumuladas atascarán las cañerías de la justicia. El Consejo General del Poder Judicial tiene la palabra y la diligencia de gestión. A poco que sea previsor, no se conformará con un nombramiento. Firmará dos. Un titular y un refuerzo. A mucho que se precie de nociones elementales de prospectiva, apoyarán la creación de un segundo juzgado de familia.

 

Las cosas de palacio van despacio. Los sufrimientos de las familias discurren a velocidad de vértigo. Las medidas provisionales solicitadas se revuelcan en demoras inexplicables. Nadie culpe a jueces o a funcionarios. Supino error. El gobierno. Los gobiernos. Aquí nadie se acuerda de Santa Bárbara hasta que los truenos acoquinan a los pastores.

 

Los asuntos de familia siguen la senda de la propia institución. A la cola. Una sociedad en la que la familia deja de ser columna vertebral, se coloca en el disparadero. No sé cuántas revueltas habrían estallado en nuestro país si los padres no mojan la pólvora seca del estallido derivado de esta mala crisis. No toquemos a la gallina de los huevos de alimentos.

 

Un aspecto esperanzador en el túnel de los desalientos. Que los problemas de disolución conyugal pasen por el tamiz del mutuo acuerdo. No hay obstáculo que frene la velocidad imparable de estos procedimientos. Son los contenciosos, como la vida misma, los que roban los raíles de la comunicación judicial.

 

Un saludo.

DE LA HARTURA AL HARTAZGO

 

 La necesidad de regeneración de la política viene dada por la creciente demanda ciudadana. El pueblo se mueve entre la hartura y el hartazgo. Esto es, entre el suministro de falsedades tan continuadas como abundantes y el cansancio psicofísico derivado de este rosario de mentiras impenitentes.

 

La democracia puede morir por una causa de éstas. La gente se da cuenta de que el "demos" es un concepto vaciado y el "kratos", una canija entelequia. Cuando se constata sin lugar a dudas que el sistema está corrupto, las reacciones atraviesan el umbral de la cólera o, cuanto menos, del desencanto vitalicio. Nada hay peor que mirarse uno mismo y comprobar que lo que creía su propiedad no es sino un precario y que la vivienda familiar, una cueva de ladrones.

 

La Ley de Transparencia puede ser una nueva trampa que se agrega a la celada. Su promulgación formal llenaría de ripio la construcción de otra marrullería. A título de ejemplo: si el Tribunal de Cuentas funcionara con los medios legales y competenciales que debe, sus resoluciones sería prontas y vincularían a los partidos. Menos normas y más aplicaciones. Las que existen protocolizan el amplio y preexistente abanico de corrupciones. Pero no. Para fomentar la opacidad institucional, otro preceptito de pitiminí.


 

He leído las declaraciones de Pedro Jiménez acerca del resorte estatutario de Izquierda Unida que le permite presentarse, por cuarta vez, a la reelección. Uno lo celebra porque, pese a sus discrepancias con el líder de la izquierda onubense, se congratula en reconocer sus cualidades. Si los estatutos se conducen por ese derrotero, la validez de la ley rompe cualquier dicterio de sus contrincantes respecto a la falta de palabra o la existencia de argucias, chanchullos o trampantojos. 

 

Lo que vale para Pedro Jiménez, también sirve de asiento a la candidatura de Pedro Rodríguez. Anda que tienen apellidos no castellanos. La diferencia es que Rodríguez es alcalde longevo y triunfante de una ciudad pequeñita y Jiménez es concejal de ese Ayuntamiento que no sufre el desgaste del primer edil. El hartazgo de la calle se dirige contra quien tiene la vara de mando. Es verdad, pero el rechazo es general hacia todos los integrantes del consistorio. Jiménez reúne posibilidades para desbancar a Rodríguez. No obstante, tendrá que esperar un par de años.

 

En cualquier caso, la espera no se producirá si quiere formar gobierno. Ya sabe, a priori, que o pacta con el Psoe de Mario Jiménez y Valderas,sí de Valderas, o volverá a engrosar las listas de la Oposición. En cuyo caso, al amparo de la realidad, habrá que concluir que Pedro acordará con Mario lo que sea a pesar de lo que la ley de transparencia preconice sobre los autores del fraude de los EREs, de Invercaria, del enchufismo institucional, de las condonaciones bancarias de préstamos y un etcétera tan largo como el sumatorio de los cursos de todos los ríos y afluentes de Andalucía y de España, incluidos Euskadi y Cataluña.

 

No hay más cera que la que arde. Por tanto, la transparencia no resiste al deslumbramiento del poder. Mientras el Psoe se siga pasando el interés de España, por el arco del partido, qué digo anuncio de amanecer. Noche oscura. La ausencia de luz es la coartada del cromatismo ennegrecido.

 

Ya les digo: de la hartura al hartazgo. Y viceversa.

 

Un saludo.

POLICÍA DESMONTADA DE HUELVA

 

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 Hay noticias sonrojantes. Un diario de difusión nacional se hace eco de una de ellas referida a Huelva. La tirada online del periódico ABC recoge textualmente: La Policía Local de Huelva se está viendo obligada en los últimos días a realizar varios servicios de patrullas por los barrios de la ciudad a pie o, incluso haciendo uso del autobús urbano, para desplazarse, ante la falta de vehículos.

 

El alcalde de la ciudad debe poner fin a este asunto. De inmediato. Sin titubeos. Si es verdad, que se abra una investigación urgente y de la misma se emita un comunicado esclarecedor. No se explica que diez coches patrulleros se averíen a la vez. Salvo que se trate de un sabotaje. Y si los fallos mecánicos son resultado del lógico desgaste de los vehículos en jornadas diferentes, los responsables del mantenimiento deben pasar por el arco de la destitución. Si no hay dinero o si los talleres no conceden créditos al Ayuntamiento, entonces habrá que exigir explicaciones convincentes al concejal del área.

 

La imagen de un grupo de agentes de la policía local como viajeros de uno de los autobuses de EMTUSA es nefasta para la ciudad. Al tiempo, un escándalo para los ediles del PP democráticamente elegidos. Una vergüenza para aquellos que votaron al alcalde en la plena confianza de que iba a acometer una transparente política de seguridad ciudadana. Es lamentable la declaración de la señora concejal de seguridad: «esta circunstancia no ha afectado a los servicios en ningún momento y además estos problemas ya se encuentran en vía de solución». Cómo se atreve. Pues claro que afecta. Y de qué modo. El problema es que, en vez, de corregirse, se enfanga. Y claro, la ciudadanía puede perdonar equivocaciones, pero rechaza tomaduras de cabellera.

 

La corrupción asoma por las hendiduras menos pensadas. Es la propia formación política la que debe situarse al frente de la rápida aclaración. El partido no puede entrar en la dinámica de las salidas por la tangente. El caso Bárcenas, que ya se denunciara públicamente en este blog, reaparece cuando menos se espera. Ojalá que, de una vez por todas, algún dirigente político se atreva a poner el cascabel al gato de las decisiones limpias. La imagen de la policía desmontada de Huelva resulta detestable. Sin embargo, lo peor no es la imagen. Es la bazofia que se oculta tras el escaparate.

 

Lo dicho, alcalde. Medidas prontas o la puerta de las elecciones puede cerrarse a cal y canto. Hay que dejarse de monsergas y de pintadas de cal. Una carrera brillante como la suya no puede irse al traste por pirindolas como la presente. El que la haga, que la pague. Los silencios políticos hacen cómplices a quienes tienen el poder y la facultad de hablar. Hable, alcalde, hable. Con palabras elocuentes. Con gestos entendibles. Hoy. Es el momento. Lo de la policía local no es moneda de cambio en esta ciudad ya de por sí maltratada.

 

Un saludo.

MAFIAS Y BOFIAS

 

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El cuerpo policial, vulgo bofia, se está llenando de gloria. Y no me refiero a los agentes. Cargo directamente contra los mandos. Así. El impacto dialéctico se dirige a la responsabilidad de quienes están al frente de las fuerzas de seguridad. Nadie piense que Huelva es el culo del mundo por un quítame allá un móvil o por un tironcito al bolso de una anciana o por los escurridizos y acuosos caminos de penetración de la droga. Que eso, también.

 

Lo del culo del mundo es porque nuestros gobernantes no aprenden. En otros sitios de España, de las comisarías han desaparecido grandes alijos de cocaína y a ver quién es el guapo que se hace acreedor a una medalla a la diligencia. Las mafias de Chicago del siglo XX parecen haber renacido en nuestro país. Lo último es el robo de mil kilos de hachís que se custodiaban en el edificio del Servicio de Aduanas de Huelva. Como en las películas. El asalto es de cine al más despreciable estilo padrino. Ni un vigilante para proteger los fardos. Caray. Ni Rambo ni Harry el sucio se prestarían a tanto.

 

Cara de tontos. El responsable de la seguridad del organismo atracado está nominado para un colgajo a la previsión y la cruz al mérito incívico por su fabuloso sentido de la protección. En pleno siglo XXI, donde los inhibidores de alarma son juguetes baratos en la casa del espía de la señorita Pepis, el jefe del servicio de Aduanas coloca a un segurata para defender tan preciada mercancía. Después de mucho tiempo de acoso y de investigación, cuando los agentes contra el narcotráfico consiguen arrebatar el hachís a los canallas que comercian con la salud del pueblo, viene el incapaz de turno, seguramente nombrado a dedo, y hala, a que se evapore el trabajo de muchos y a que se ponga en el mercado el veneno que se fuma.

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Entre tanto, la Agencia Estatal de la Administración Tributaria a inflarnos a impuestos y la Subdelegación a poner multas a cuatro o cinco que se meten un canuto en la oscuridad de la noche en un descampado de la ciudad. Pero bueno. A quién hay que denunciar antes. Qué clase de personas rigen los destinos de la salud y de la seguridad ciudadanas. Cómo es posible que una banda de criminales pueda apoderarse de un cargamento de esta especie en pleno centro de la ciudad. Es de locos. Vivimos un momento crucial en nuestra historia. Las mafias se permiten el lujazo de darnos un pescozón en pleno occipital de la cabeza policial. Los Capone de los años veinte reeditan sus hazañas en la Huelva del dos mil trece. De este modo, saludan el nuevo año. Las uvitas de la suerte y la cohetería no son excusa para que la autoridad competente se deje tomar el pelo.

 

Más de uno debe ser destituido por la vía del “ar”. Como en la mili. Los irresponsables, a la calle, ¡ar!. Entre ellos, quienes debieron/pudieron ordenar destruir el cargamento y no lo hicieron.

 

Un saludo.

LUCES APAGADAS

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Suelo tomar café a media mañana en una cafetería céntrica. Veinte minutos de mi tiempo. A través de la cristalera, veía ayer a un señor en la terraza exterior leyendo un periódico. Me recordó a Leguina. Joaquín Leguina. Le encontré un parecido formidable. No era. Sin duda.

 

En mi reflexión siguiente, que me viene cuando mi esposa no me acompaña en la parada laboral, me sorprendí repitiéndome los versos de León Felipe: "sistema, poeta, sistema, empieza por contar las piedras. Luego, contarás las estrellas". El pensamiento, comprendí después, no fue fruto del azar. Había visto pasar de pronto la figura envejecida, no tanto como la mía, de un exconsejero de la Junta. Alguien a quien tuve en estima profesional y al que, después, critiqué su labor política por más que su talante cortés invita a apretarle la mano cuando de saludar se trata. Pura fachada. También se vive de ello. Y muy bien.

 

Me he enterado que Saldaña, Isaías, ha dejado su altísimo cargo de un organismo autonómico de tanta importancia que no tengo idea de cuál puede ser su función. El hombre, que fuera maestro, dejó la enseñanza para trepar por la liana del partido psoecialista y, al tiempo, ay los años, se deja caer consciente del fuego fatuo que uno es cuando la experiencia no sirve para nada. O lo tiran, que vaya usted a saber. Treinta años en el sillón de mando son media vida. Y después de tanto tiempo, qué, qué ha hecho Isaías para desmerecer su actividad docente y justificar sus ramalazos de gobernante inane.

 

Porca miseria. Al final no somos sino lo que hemos hecho y los demás nos reconocen. Nuestra familia, nuestros amigos, nuestros alumnos, nuestros clientes. De los enemigos nada se espera porque el odio se prolonga allende los cargos. Resta el patrimonio material. La riqueza moral se perdió en el momento que aceptamos la primera dádiva o enmudecimos ante la primera irregularidad o nos hicimos cómplices de una putada, con perdón, que pudimos evitar.

 

Nuestras luces se apagan. Y no porque las lámparas estén fundidas. Simplemente porque la corriente que las anima se cortó en el instante postrero de nuestra despedida del amor propio y de la dignidad. Demasiado tarde para recobrar el espíritu al que renunciamos por mor de unas glorias tan efímeras como otorgadas. No hay manera de restablecer el circuito. Se muere en la infamia moral por más que los apolegetas de los obituarios acuñen frases estériles para la posteridad de los infiernos.

 

Luces apagadas que, alguna vez, brillaron con energía ajena. Si no robada, sí puenteada.

 

Un saludo.

PORTUS MARIS

 

 En el emblema inscrito en el escudo de Huelva figura “portus maris et terrae”. Puertos de mar y de tierra. Huelva los custodia. Sobre todo el de mar. Quien patrocinó la leyenda nunca imaginó la existencia de la Autoridad Portuaria. Mucho menos que esa entidad sería presidida por una de las psoecialistas más facciosas de toda la organización de Mario Jiménez. Su manera de gestionar el organismo autónomo roza la perturbación de la quietud pública. Tales son sus desmanes de enchufismo.

 

Huelva, que podría ser el principal puerto de España, se pierde en la medianía de actividad por más que las cifras señalen incrementos anuales. Nimios. Escasos. La potencialidad del puerto de Huelva se conecta a una red directiva y comercial de muy poco voltaje. La industria concentra el grueso de los ingresos pero la excesiva dependencia del petróleo y del gas convierten al hinterland en un territorio deshabitado. En plena recesión económica e inmersa el área de influencia en una descomunal burbuja de contaminación, el sector secundario plantea más problemas que soluciones. Salvedad hecha, eso sí, de los puestos de trabajo que se crean para solaz de algunos allegados a la señora de Paz.

 

Este error de interpretación no es atribuible a doña Manuela. En absoluto. La azufrosa tintura del aire, el masticable sabor del cloro y el blanquecino color del fosfoyeso vienen de muchísimo antes. Sin embargo, en vez de plantar la semilla de la reconversión, se riega la mala hierba de un presente condenado al "simporvenir". Con tal de no calar el melón de la modernidad, se persiste en el higo de la inercia con rozamientos. Hasta que la máquina se pare y, entonces, ni melones ni sandías.

 

Desde el estuario del Odiel hasta las marismas palermas del Tinto, se extiende una planicie extraordinariamente fértil. El Puerto no la quiere ni ver. Remodela con unas pasarelas dudosamente estéticas un conato de paseo pseudoambiental a fin de estafarnos con la percepción idílica de una ría poluta. Las barreras de hierro que prolongan el puente a Punta Umbría hasta el muelle de las canoas se alzan como una fortaleza infranqueable que alejan al ciudadano de su mar. La Punta del Sebo se yergue en el monumento a la fe descubridora como un icono de historia grafiteado por las torres carnavaleras de Endesa y los restos mohosos de la antigua central térmica. Los chapuzones de antaño engordan el ritual de recuerdos infantiles de los que ya no cumpliremos los sesenta años. El trenecito impresionista, a lo Renoir y a lo Monet, es una mota de polvo que se pierde en la montaña de nuestra memoria.

 

El puerto de mar de Huelva es un puerto de montaña con una cima inalcanzable que no nos deja mojar los pies en sus aguas. Cientos de hectáreas, millones de metros cuadrados, muestran los miembros gangrenados de una sociedad que permanece impertérrita ante la pérdida continuada del flujo sanguíneo de su economía cada vez más insostenible. La industria de la zona debe dejar paso, sin dañar a los trabajadores, a nuevos modelos productivos. Esa legua es de oro y se maltrata como el serrín que se pisa. Miles de puestos de trabajo aguardan la decisión de unos gobernantes cobardes y miopes. A grandes males, grandes remedios. La señora de Paz puede tener los días contados. Lo cual me regocija. Lo malo del tema es que sea Huelva la que no disponga de tiempo para rectificar y el espectro del baldío se apodere de toda la región.


Portus maris. Portus poenae. De pena. Un tesoro como el puerto de Huelva no puede estar comisariado por gentecilla afecta a intereses mezquinos. El tesoro se comparte porque así se multiplica. La Mesa de la Ría viene clamando en el desierto de Huelva por una regeneración de ese espacio. Ya se sabe lo que pasa a los profetas de lo obvio. Que son encarcelados en la cárcel de papel del descrédito. El mundo al revés. Los carceleros del progreso son quienes debieran pudrirse entre barrotes de desprecio.

 

Un saludo.

ABOGADO NO APOCADO

Conozco a José Carlos desde hace unos años. Seguí con cierta indiferencia su estadía como alcalde de Punta Umbría. Sin embargo, relevado del cargo por decisión democrática de los votantes, José Carlos llevó a cabo una Oposición intensa, muy británica, a la que sí he estado muy atento. José Carlos ha sido perseguido, amenazado, insultado e incluso acosado ya por haber sido alcalde, ya por ser abogado.

En ningún caso se puede admitir el delito. Nunca. Cierto es que los cargos electos han de someterse a críticas y abucheos que se cargan en la mochila de su función y en el maletín de su nómina. Los abogados, en cuanto ejercen como tales, tienen derecho a un respeto profesional y, desde luego, a no sufrir las iras de los que se sienten perjudicados por su oficio. Habrá colegas que aceptan la carga. José Carlos -y le felicito por ello- no se apoca ante presiones por otra parte inadmisibles.

Ni en Punta Umbría ni en Bollullos. Ni en Huelva ni en el feudo vasco de Amaiur. Una de las herencias más penosas que nos ha dejado Zapatero y el partido sociata es el abandono de los valores más sagrados de toda sociedad, como son el trabajo, la igualdad, la solidaridad, la abnegación, la austeridad y un largo etcétera que hemos recibido de culturas pretéritas y de civilizaciones presentes. Así nos va.

La creación de administraciones paralelas integradas por trabajadores de la órbita psoecialista conlleva una bomba de efectos letales. Se ha contratado por encima de las posiblidades de las entidades públicas sin atender otro interés que el de favorecer a allegados y nepotes. Hasta que la caja pública se cae de vacía y su desnudez escandaliza.

En Bollullos, predio de una izquierda corrupta donde las haya, el alcalde del Psoe fue descabalgado de su caballo de hierro por una coalición integrada por izquierdistas honrados, que fueron expulsados de IU por la mano implacable del capataz Valderas, y por miembros del Partido Popular. Ya es difícil, pero la izquierda y la derecha sumaron sus dignidades para mandar a la basura a la indignidad suprema que regía como un tiranuelo los destinos de la ciudad par del condado. Derecha e izquierda.

En este contexto, apremiados por la crisis galopante, los nuevos ediles deciden despedir a una serie de trabajadores municipales. Éstos, agraviados por la decisión, no han tenido más ocurrencia que linchar verbalmente y cercar físicamente al abogado contratado por el Ayuntamiento bollullero. A su salida del juzgado de lo social, el abogado no apocado, el señor Cansinos, sufrió toda una suerte de improperios y de asedios humanos a lo largo de un trayecto capitalino de cientos de metros. Por la calle y en el interior de un establecimiento público. Los despedidos culpaban al abogado del proceso judicial y el no apocado letrado tuvo la feliz idea y tomó la pertinente decisión de denunciar a sus acosadores. Frente al pisoteo de la libertad, Cansinos ondeó la bandera del derecho. La actitud afortunada de un demócrata contra el totalitarismo infame.

Eso de matar al mensajero siempre fue una barbaridad. Algunos nuncios acaban su vida después de trasladado el mensaje. José Carlos hace muy bien en defenderse. A través de su “savoir faire”. Con ello lo resumo todo. Su saber hacer se traduce en actuar conforme a principios morales y a leyes constitucionales. Si Cansinos pertenece al PP, es problema de otros. Su actividad profesional carece de ideología. Simple cuestión de buena praxis. Los fascistas son los que abusan de la fuerza de la colectividad para imponer a los demás su ausencia de argumentos. En cualquier caso, que el juzgado decida. Urge acabar con los violentos.

Un saludo.

LA EMPALIZADA

Tengo a José Pablo Vázquez Hierro por una persona honrada. En el viejo y propio uso de la expresión, lo considero un caballero. Noble en tanto leal y desinteresado. He compartido con él tertulias en el programa de Paco Morán. Nunca escatimé elogios para con sus mensajes ecologistas y políticos. Nada hay, por el momento, que me impulse a minorar mis públicas alabanzas. Sí existen, sin embargo, sombras que apagan los fulgores iniciales. Máculas que entoldan la luz y oscurecen la memoria. Vallas que se levantan. Parapetos que ocultan. Verjas que separan. Barreras y barridos. Apartados y atropellos.

José Pablo Vázquez obtuvo una concejalía en las pasadas elecciones muncipales. Un logro extraordinario. La reflexión que subsigue viene del análisis político. La concejalía se adjudica, jurídicamente, al candidato número uno. Desde el punto de vista moral, el éxito electoral es propiedad exclusiva de la Asociación “Mesa de la Ría”. Así lo he creído y de esta idea hago causa. No es José Pablo el artífice del triunfo. Sí lo es la Asociación a la que pertenece. Sin disminuir un gramo la masa de prestigio que aporta José Pablo, el arquitecto no es Pedro Rodríguez. Es decir, el alcalde de Huelva sí posee un carisma y un gancho de atracción para el PP que, ni de lejos ni de broma, es atribuible al bueno del concejal ecologista.

Nuestra Constitución prohíbe el mandato imperativo y, pese a ello, la partitocracia lo establece y lo enarbola como distintivo esencial. La contradicción es evidente. José Pablo ostenta un acta de concejal y, desde un punto de vista constitucional, no cabe polémica al respecto. Cosa distinta es que la legitimidad discurra paralela a la legalidad. En el caso de la Mesa de la Ría, dada su singularidad asociativo-partidista y especialmente a causa del gravísimo problema ambiental de la ciudad, centro y causa de la constitución de esta formación, disociar el órgano del representante puede convertirse en un auténtico fraude de ley. Al menos, de ley moral, porque, reitero, el principio que rige nuestros comportamientos es la ética.

Mi comentario no descansa en entrevistas con representantes de las partes en conflicto. Ni he hablado con José Pablo ni he mantenido conversación alguna con Aurelio González. De ambos guardo una impresión modélica y hacia los dos proyecto mi respeto personal. A juzgar por las declaraciones de uno y otro en los medios, el señor Vázquez Hierro está equivocado. El proyecto de ciudad que esgrime el arquitecto como plataforma reivindicativa electoral residía en la erradicación de la contaminación del aire, del suelo y de las aguas. A partir de esa premisa mayor, podemos llegar a la conclusión que se quiera. En caso contrario, estaríamos hablando de una base conceptual difusa que todos los partidos defienden.

La recuperación de la Ría de Huelva es el norte de la Asociación que ahora preside Aurelio. Cualquier desviación artificiosa de la brújula partidaria constituye una estafa dialéctica. La democracia sufre un duro revés con este litigio. Uno piensa, en su ingenuidad de bien y en su lucha por la honradez, que los cargos electos precisan un plus de humildad y de adhesión a los postulados de la lista que les ha encumbrado. La institución adquiere vocación de servicio cuando la misma se pone a disposición del pueblo. Si prima el interés del representante elegido, entonces se cae en la proclividad de lo particular. Si los postulados del partido disgustan, se abandona el mismo y se teletransporta el cargo.

Desde mi punto de vista, y para concluir, si José Pablo Vázquez ha dimitido de su cargo en  la Asociación o Partido, debería poner su concejalía a disposición del grupo. Él y quienes se hallan detrás de él en la sucesión. De no ser así, la erección de la empalizada antidemocrática nos sumiría a los votantes en un estado de decepción brutal. José Pablo y los que con él colaboran en el Ayuntamiento. El sueldo y los pluses no los paga el Consistorio. Los abonamos los contribuyentes. Para engaños ya tenemos a los de Mario y los suyos. José Pablo no puede pasar de héroe a villano por una decisión errónea y por una interpretación perversa. Aurelio debe exigir la dimisión del José Pablo y la de todos los que quieran aprovechar la renuncia de éste. Si algo tengo claro, es que la marcha de José Pablo debe comportar la salida de todos los que se amparan en él para medrar, trepar y cobrar. Todos y todas. Llorando y Yolanda.

Un saludo.

NADA DE PURA COINCIDENCIA

Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Algunos autores terminan con este apéndice/apostilla algunos relatos cuya verosimilitud puede dar a entender que se trata de una versión biográfica de ciertos personajes conocidos o una descripción peligrosa de situaciones ilícitas. Lo que, a continuación, voy a referir, tiene un mucho de verdad y un poquito de ficción. La base de certeza descansa en el testimonio de la palabra de la persona que ha sufrido los hechos. La migaja de irrealidad es la que introduce este articulista a fin de dejar la puerta abierta a una posible denuncia penal que el sujeto paciente de la historia pudiera interponer en su momento, una vez se recobre del ataque de ansiedad que le mantiene fuera del escenario laboral.

Situamos la acción en Estuarialandia, ciudad litoral del suroeste de un país medio aliado a la civilización occidental. Centramos el foco de nuestra película en un centro público de esa villa a la que algunos, malévolamente, sustantivan de pueblo lusitano. El lugar, un establecimiento singular de imponente arquitectura y de tradicional micropolítica sesgadamente favorable al partido político más corrupto que la prensa publica. Por circunstancias varias, la dirección del organismo oficial recayó democráticamente en funcionarios no adscritos a la plantilla de sicario-trepas de la precitada formación. A partir de ahí, la feroz campaña de extrañamiento de los intrusos. La máxima representante del equipo director cae en la trampa que le tienden los facinerosos demolicionistas y es apartada de su trabajo, incapaz de soportar las presiones bajo amenazas de conocidos compañeros con la colaboración cómplice de la superioridad encarnada en la Inspección de servicios, dispuesta como alfombra al servicio del poder instituido. Una menos. Un escalón más en la historia universal de la infamia, que tituló Borges.

Fuera de juego la figura clave del proceso democrático, el segundo paso era más sencillo. Eliminar a su segundo. El profesional apareció en los carteles como objetivo siguiente de la diana. Era la nueva pieza a abatir. El propio inspector de servicios se personó en la sede del ente laboral. Inició la caza siguiendo el método ignominioso de derrumbar anímicamente al personal rebelde. O dimites, le amenazó, o aquí acabas la carrera, estarás condenado a la pérdida de la relación de servicio y ya veremos si no vas a la cárcel. Por la cara y sin ambages. Con testigos que nada quieren escuchar y que están dispuestos a mentir. Hasta que la presión hizo sus efectos y la angustia emocional invadió el alma del acosado.

El Código Penal tipifica como delito la reiteración de actos humillantes u hostiles en el ámbito de cualquier relación laboral y prevaliéndose de su relación de superioridad. Agotada la vía de seducción del acosado para que, por las buenas, abandonare el puesto, los “malos” hacen estallar el conflicto y, a partir del mismo, emprenden la fase de acoso. A este infame fin, se abre la veda del comportamiento negativo entre compañeros o entre superiores y el inferior jerárquico, a causa del cual el afectado es objeto de acoso y ataque sistemático durante mucho tiempo, de modo directo o indirecto, por parte de una o más personas, con el objetivo de empujarle a la claudicación. De nada valen las quejas del acosado. Una higa importa a los acosadores el mantenerlo días y días sin dormir al tiempo que le exigen tareas imposible de realizar so pena de admitir delitos cometidos por otros. El inspector se mofa de los lamentos de la víctima y aprieta la soga que le priva de aire. Así hasta una serie de vilezas inimaginables en una sociedad sana. Impune el inspector, éxito asegurado. La marginación del trabajador es una triste realidad alentada por otros funcionarios que, a costa del sufrimiento humano, persiguen recobrar viejos privilegios.

La víctima puede sufrir una muy fuerte depresión. Les da igual. Argüirán que ese problema era anterior y congénito. Bipolares, señalarán con desprecio. Esquizoides, alegarán con la alegría del depredador. Patxi Andión retrató el tema con impropia precisión: “...y al terminar el invierno le relevaron del puesto y ahora las buenas gentes tienen tranquilo el sueño porque han librado a sus hijos del peligro de un maestro; con el alma en una nube y el cuerpo como un lamento, se marcha, se marcha el padre del pueblo, se marcha el maestro”. El que se ha de marchar, por mandato del Fiscal, es el inspector. Por golfo y por canalla.

Un saludo.

CARBÓNICO

 

Palo al paro. Corona de laurel al empleo. Nunca en la historia democrática de Huelva, el problema de la falta de trabajo nos maltrató con tanta saña. Jamás. La creación de puestos laborales en nuestra ciudad genera ansiedad. Del mismo modo que la creciente destrucción de los mismos provoca una creciente angustia. En este contexto de desesperación por el presente laboral, social y económico, debemos ser especialmente cautos a la hora de opinar. Muy precavidos y muy sesudos.

 

En diversas ocasiones me he significado públicamente en el apoyo a los trabajadores del Polo Químico. No obstante, siempre me pregunté si acertaba en mi posición a tenor de las contraindicaciones que esta tesis arrostraba. El territorio urbano, que sí, que es urbano, que se extiende desde el muelle del Tinto hasta el monumento a Colón, es de una belleza admirable. Una auténtica legua de oro. Sin embargo, la naturaleza idílica de esta zona ha sido abducida por las fuerzas económicas de la potente, aunque perversa, industria química. En los años sesenta, los onubenses creyeron que las fábricas que enfrentaban nuestra hermosa ría eran un don de ésta. Como si el Nilo que fertiliza Egipto fueran esas horribles instalaciones fabriles. A fuer de dar las vueltas a la realidad, llegaron a vendernos la burra de que la ría se beneficiaba del progreso industrial y no de que este desarrollo malsano se cargaba la hermosura de este entrante de mar en nuestra costa. Eso ocurrió hace medio siglo.

 

A cambio de la mentira de décadas, se nos graciaba con empleos. Un pequeño maná que compensaba las escuálidas aspiraciones laborales de una ciudad tan desgraciada que terminó siendo víctima del síndrome de Estocolmo de su atonía mental. Qué buenos son los empresarios químicos que colocan a la gente de Huelva. Ilusos todos. Esa coartada continúa estrangulando en el segundo decenio del siglo veintiuno a una población que no acaba de desperezarse. Mientras surjan voces en defensa del Polo, la antigua Onuba no se despojará de su costra secular de servidumbre y de autoabandono.

 

En estos momentos, a la vista del paro que nos roba el alma, de la política indecente de la Junta de Despilfarradores, del entreguismo de los sindicatos y de la desconfianza general en los políticos, mi tesis sigue en pie. Por pocos que sean los trabajadores que permanecen, conserven ese pájaro en mano. El mañana de las espléndidas posibilidades de riqueza material que alberga la zona de nuestra ría deberá demorarse. Postergarse, sí. Renunciar a ello, no. Sería el suicidio definitivo de una población que ha de luchar contra sí misma para emular, en lo bueno, la capacidad emprendedora de nuestros vecinos de Sevilla y de Cádiz.

 

Ello no obstante, pateemos el suelo de la realidad que no nos gusta. El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático viene alertando sobre el efecto invernadero que aumenta como consecuencia de la emisión ascendente de dióxido de carbono. El problema afecta sobremanera a nuestro medio. En este sentido, urge tomar medidas reductoras. Si hay que almacenar bajo tierra, hágase cuanto antes. Cueste lo que cueste porque en mucho tiempo no se hallarán fuentes de energía más limpias y eficientes. Como para permitir que el monstruo oleoso de Balboa atraviese sinuoso nuestra sierra, nuestra campiña y zambulla su cabeza en las aguas de la Punta del Sebo. Venga ya. A falta de pan, buenas son tortas. Lo que pasa es que de estas bofetadas crueles, los onubenses ya hemos recibido raciones de empacho. Alguna vez será llegada la hora de la calidad.

 

En cualquier caso, seguiremos en el furgón de cola. El almacenamiento de CO2 será el mal menor. La atmósfera seguirá sangrando con el carbónico que se lanza a sus cielos. Los pobladores de esta tierra culta aunque apenas se cultive, masticaremos el veneno ambiental. Y si no, penetrará a través de nuestras fosas nasales. Del mal no nos libra ni la caridad. Eso sí, IU nos prometerá el oro y el moro. Ja. La palabra de la coalición izquierdona vale lo mismo que el voto a Petronila Guerrero. Dinero. Poder. Influencia. Gases. Las limonadas, para los patrones. El ácido para los obreros. Lo de siempre. Este carbónico no es el de las gaseosas.

 

De disfrutar de un Gobierno valiente, entendido y capaz, el corto plazo señalaría la fecha de desmantelamiento del vertedero químico, la recolocación justa e inmediata de sus trabajadores y la puesta en marcha de un ambicioso plan de regeneración ambiental, económica, social y cultural de nuestra ciudad. Riquezas a granel. Así se justificaría la acción política. Demasiado pedir a Griñán y compañía.


 

Un saludo.

QUÉ IZQUIERDA

 

Las declaraciones de Pedro Jiménez en "La Lupa", programa que dirige y presenta Rafael Unquiles en Canal Luz, me han llenado de asombro. Asombro entendido como decepción, desencanto, chasco y, por qué no, desesperanza. Acaso este articulista se forjó demasiadas ilusiones en la categoría humana de este político o en la distinción política de esta persona. Es posible. En cuyo caso, su arquitectura ideológica se ha venido abajo como se derrumba un castillo de naipes.

 

Uno cree en las ideologías. Como escribía Bobbio, el árbol de las ideologías siempre está reverdeciendo. Lo que ocurre es que esos brotes verdes son tan efímeros, cuando no ficticios, como las protestas mentirosas de la ministra Salgado. Existen izquierdas y derechas, eso es indudable. Igual de evidente que las organizaciones de ambos signos son programas para la acción. Para la acción. En su defecto, las ideologías se quedan en meras elucubraciones demagógicas.

 

Pero volvamos a don Pedro Jiménez. Si es verdad que el motor que anima sus decisiones es la de procurar la igualdad de condición de los seres humanos, sus palabras dicen lo contrario y, lo que es peor, su programa político es una sarta de mentiras. Negar el agua al Partido Popular, según el mismo proclama, constituye toda una exposición de motivos totalitarios. Es la negación de la idea de humanidad y de humanística. Supone la consagración de un ánimo tan parcial y tendencioso que se emplaza en lo nauseabundo. La expresión culmina un proceso antisocial que excluye de la ciudadanía a millones de habitantes. En ese camino, puede vindicar un cordón sanitario que integre en un gueto a los simpatizantes de la derecha. Si profundiza en ese foso infesto, alcanzará la sima más nefasta que vivieron los siglos: la de la inhumación de los distintos, de los discrepantes, de los disidentes, de los que piensan de otra manera. A partir de ahí, ya sabemos el resultado final.

 

No esperaba esto de Pedro Jiménez. Ni siquiera ha mostrado la gallardía de asumir, en su propia responsabilidad, su apoyo al Psoe. Al tiempo que critica, con la boca chica, a la cúpula del chalet del Conquero, se refugia en la base social de izquierdas de este partido para vendernos la burra de un pacto repugnante. Entregar a Petronila Guerrero la presidencia de la Diputación de Huelva degrada al actor al tiempo que desprecia al público. Y da igual que sea Petronila que Caraballo o Juanito el de los palotes. El problema es entregar las llaves del tesoro público a quienes se han gastado hasta lo que no teníamos. Y la rescisión prometida del contrato del palacete no es sino un brindis al sol. Como dice Jesús Toronjo, "una provincia con 82.800 parados no se puede seguir permitiendo el lujo de que la presidenta de la Diputación tire siete millones de euros a la basura en el alquiler de un edificio innecesario". Muy bien, pero muy escaso.

 

Diego ha caido en la trampa de Valderas y Torrijos. Se ha dejado seducir por los cantos de sirena de un posible ascenso en el seno de su partido. Ha tirado a la calle un caudal amasado gracias a un trabajo ímprobo y honrado desarrollado durante años. Ha hecho de la democracia un organismo enclenque, con una relación débil con el cuerpo social. La ciudadanía posee derechos y deberes. Los posee para usarlos y disfrutarlos. Los onubenses han dado un voto de confianza a Pedro Jiménez. No a Izquierda Unida. A Pedro Jiménez. Su mensaje ha calado muy por encima de lo que las encuestas vaticinaban. Ahora, en dos días, echa por tierra la siembra de tanto tiempo.

 

He escuchado a Paco Morán comentar con notable frecuencia y no menor insistencia que votar a IU es votar a PSOE. Participaba bastante de su pronunciamiento mas discrepaba en su rotundidad. Uno pensaba que Pedro Jiménez y otros singulares compañeros de su partido eran la excepción que confirmaba la regla. Paco tenía razón. Me equivoqué. Cambiar la sociedad pasa por ser fiel a unos principios. Reformar el tejido político de este país requiere llegar al Gobierno de manera legítima. En caso contrario, todos somos unos cantamañanas. Y volviendo a mi admirado Engels, recuerdo a Pedro Jiménez que el gran filósofo definía la ideología como el fruto de una conciencia falsa. Pocas veces acertó tanto el amigo de Carlos Marx.

 

Si Pedro Jiménez ha abdicado de la ideología y toma el derrotero de envasar las libertades individuales en el recipiente hermético de las libertades colectivas, entonces hundirá su crédito político en las aguas sucias de la extrema izquierda. Por más que él sea un hombre cabal. En tanto, Mario Jiménez disciplina a sus alcaldables como el tiranuelo doblega a sus huestes. Pedro Jiménez se entrega  al dictador. Y yo le pregunto: qué izquierda es la suya. La suya. No la de Valderas o la de Torrijos, que ya sabemos de qué pies renquean. La suya. La respuesta se escribe en obras que son amores. Obras de izquierda verdadera.

 

Un saludo.

PALACETE

 

De Palatino, palacio. Como vivienda imperial, palacio. Como sede de gobierno, palacio. Palacio como residencia del poder. El palacio y el rey. Usos y abusos. De palacio, palacete. La Academia de la Lengua lo define como casa de recreo construida y alhajada como un palacio, pero más pequeña. Casa de recreo. En la plaza de las Monjas, el palacete del ocio institucional. La institución ociosa su propia sede requiere. De la mullida alfombra de la oficina de Gran Vía al confort recreativo de la joyita modernista. Símbolo de una decadencia. Santo y seña de una praxis corrupta de la política.

 

La gobernanza de la Diputación abre un nuevo capítulo tras las elecciones del 22 de mayo. La persona que ostente la presidencia tiene un reto inaplazable: derribar el becerro de oro de la inconsistencia y de la nadería. Conservar el palacete en el mismo régimen de contratación comportaría más de lo mismo. Delendum est.

 

La que se podría armar. Si el Psoe continúa al frente del organismo supramunicipal, dispondrá de cuatro años para seguir gozando de Villa Deshonor. Por el contrario, si el PP se hace con la presidencia, el signo inequívoco de la voluntad real de una nueva forma de hacer política se ejemplificará en la explosión, jurídicamente controlada, de la residencia imperialista.

 

La poetisa portorriqueña Bibiana Benítez escribió, a mediados del siglo XIX, un excelente modelo de literatura palaciega. Se titulaba “Diálogo”. Su escaso valor literario era compensado, desde las alturas, por su loa a la monarquía española. Con cualidades similares y circunstancias parecidas, Bibiana firmó “La cruz del morro”, un nuevo canto de amor patrio interesado, que revelaba un marcado influjo, cómo no, del honor calderoniano. La cultura al servicio del poder, de éste recibe la dádiva y la lisonja que la crítica niega. La prensa adicta al Psoe ha hecho de la institución su pesebre. Periodismo palaciego al estilo de Bibiana.

 

Querer hacer del palacete de la Plaza de las Monjas un centro cultural es, de origen y de entrada, una falacia intelectual y un monumento a la demagogia política. Se necesita mucho morro y que los clavos de la cruz mortifiquen el diálogo. La cultura palaciega del Hotel París muestra tanto crédito como el de quienes se prestaron a alquilar la Casa de la Bola. O sea, ninguno.

 

Carlomagno revivió en Aquisgrán la expresión romana del palacio. La que fuera “emperaora” debiera arrepentirse de tamaño agravio. La presidencia de la Diputación de Huelva debe eliminar este atributo distintivo de una época nefasta. De inmediato. Hacerlo, o no, pasará factura en las inminente elecciones generales. Es la fórmula del cambio de verdad. Adiós, palacete, adiós.

 

Un saludo.