AVISO A ELECTORES DE NAVEGANTES
La crisis que acogota a España no suelta el cuello de Huelva. Aunque faltan casi dos años para las municipales, los ejércitos están prestos para la batalla. La última guerra sonrió, una vez más, a Pedro Rodríguez. Sin embargo, el triunfo fue por escaso margen. Las acometidas de los demás candidatos se multiplicaron aunque no fueron suficientes para desbancar al eterno primer edil.
Psoe e Iu, la pinza de una izquierda avara y retrógrada, tienen la estrategia muy bien diseñada. Al menos en el papel. Que las cosas reales llevan a tachones múltiples que dejan el dibujo sucio e irreconocible. Gabriel Cruz y Pedro Jiménez cuentan con casi todas las bendiciones de sus jefecillos jerárquicos para liderar las listas del desembarco de la playa de la Constitución. UPyD cuenta poco en nuestra ciudad y su futurible número uno es desconocido. El Pp se mantiene en la trinchera. Toca recuperar fuerzas, reconstruir posiciones dañadas y sustituir a mandos malheridos.
En el alineamiento de los soldaditos de plomo, los electores podemos contemplar de todo menos orden, disciplina y capacidades. Por mucho que quieran vender las excelencias del señor Cruz, la gente sabe que la estrella del joven político es un artificio comercial sostenido por el empresario de la política que es Mario Jiménez. El de Moguer mueve los hilos de la marioneta socialista. Ocurre a los títeres que tienen gracia y que gusta a los niños. Más allá de ese aplauso fácil, todos escrutan los movimientos del dueño del guiñol.
Por su parte, Pedro Jiménez considera factible alcanzar su sueño de la alcaldía de Huelva. Según declara, es tal su confianza, que ha rechazado acompañar a Valderas en los salones cortesanos de la Junta. En qué quedamos. Rechaza la oferta aristocrática del bollullero por coherencia con su mensaje anterior o en virtud de las expectativas de victoria que contempla. Uno quiere entender a Pedro Jiménez pero los actos de complicidad con el Psoe ponen al desnudo el esqueleto ético que se esconde tras su ideología.
Al otro lado del campo de combate, Pedro Rodríguez. Me dirán que está muy gastado, que es un cadáver político o que ha llegado el momento del relevo generacional. Son muy libres de argumentar lo que quieran. No obstante, si el Pp comete el error de sustituir a su capitán general, no quiero pensar el desastre que se avecina para el centroderecha. Pedro Rodríguez gana los comicios a pesar de los desvaríos cometidos por su grupo municipal en los últimos tiempos. Para ello, los cambios en su equipo son improrrogables. No pocos de sus concejales deben buscarse otras vías de financiación salarial fuera de la política. El alcalde necesita nuevos e ilusionantes fichajes desde ya. Y a continuación, dar un giro a la gobernanza del ayuntamiento. Dispone de tiempo suficiente para subvertir el resultado de los sondeos y de las encuestas que se publican.
Ya sé que el caso Bárcenas salpica y remoja a todos los populares. Y en ese sentido, el desmarque de los dirigentes onubenses debe ser inmediato. Con todo, la presencia de Pedro Rodríguez genera un plus de confianza al electorado del que andan huérfanos Pedro Jiménez y Gabriel Cruz. No por causa imputable directamente a ellos. Sencillamente en función del despropósito institucional que surge de la alianza innoble de Psoe e Iu en la Diputación de Huelva y, muy especialmente, en la Junta de Andalucía de los EREs, de Invercaria y de tantas marranadas asqueantes.
De ahí que el aviso se dirija a los electores. Que los navegantes en las canoas de la política local están más señalados que el antiguo “Chimbito”.
Un saludo.
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