VALORES ASOCIALES
La gestión de Petronila como presidente de la Diputación de Huelva fue extraordinaria. Extraordinaria por políticamente nefasta, matizo con urgencia. Extraordinaria por éticamente impúdica, subrayo de inmediato. Extraordinaria por económicamente ruinosa, agrego con todo el cabreo del mundo.
La destronada emperaora de la Diputación hizo del palacete de la Plaza de las Monjas su templo de oraciones al Maligno. Entendió la señora que su corona de votos se heredaba por vía directa. Caraballo ocupó raudo su sillón y del mal anterior, el problema siguiente. El sucesor rescindió el alquiler de cantidades fabulosas. El propietario del edificio chollo refugió el barco de su negocio inmobiliario en el puerto de los juzgados, protegido del vendaval amenazante. Y la suerte condujo a la nave al pantalán nº 6 de los muelles de la ley. Casi nada. El titular del atracadero es honrado, capaz, trabajador, inteligente y experto donde los haya. Es difícil que alguien le cuele un gol.
La sentencia ha sido contundente. La Diputación tendrá que pagar, entre pitos bochornosos y flautas de Hamelín, casi dos millones de euros al dueño demandante. Caraballo aflojará la pasta sí o también. Tiene la facultad del recurso ante la Audiencia. Si está bien asesorado, mejor que no pierda el tiempo. El juzgador al que me refiero no da puntadas sin hilo. No obstante, puestos a seguir despilfarrando, qué digo, que llegue hasta el Supremo.
En realidad, donde debería llegar es, en primer lugar, al Senado, donde doña Petronila duerme su carrera en los escaños del cementerio de elefantes, junto a los compañeros Griñán y Chaves. En segundo lugar, Caraballo habría de poner su puesto a disposición de la ciudadanía en virtud de la vicepresidencia que ostentaba en la manirrota institución. Y en tercer lugar, organizar una serie de conferencias en asociaciones de vecinos a fin de explicar cómo es posible que unos pocos hagan tanto daño a miles de personas.
Es de juzgado de guardia este desfalco institucional. Mientras la calaña política mira hacia otro lado, prosiguen los discursos demagógicos de los consejeros de la Junta y de los sindicatos "amigüitos". Todos contra el PP, manifiestan los miserables que nada tienen que envidiar a los personajes de Víctor Hugo. Desgraciados que han construido su nido de serpientes venenosas en los altares de la democracia andaluza. Infelices malvados que proponen el pago de alquileres sociales con trabajos para la comunidad, como si los desahuciados, los pobres de solemnidad y los desasistidos por la justicia tuvieran que redimir una condena. Pandilla de maleantes políticos que satisfacen las exigencias de paz social de ugetistas y comisionistas con suculentas subvenciones caribeñas al tiempo que la sanidad se descompone y la educación se desmorona.
Ante tan triste panorama, Bárcenas es un angelote que, a tenor de los caudales interceptados, no desmerece de los lanzas, guerreros y otros apellidos ilustres de la bancada del Psoe.
Sigan hablando de valores sociales. Sigan. Veremos por dónde les sale el dinero escamoteado al pueblo.
Un saludo.
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