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Francisco Velasco. Abogado e historiador

DE LA HARTURA AL HARTAZGO

 

 La necesidad de regeneración de la política viene dada por la creciente demanda ciudadana. El pueblo se mueve entre la hartura y el hartazgo. Esto es, entre el suministro de falsedades tan continuadas como abundantes y el cansancio psicofísico derivado de este rosario de mentiras impenitentes.

 

La democracia puede morir por una causa de éstas. La gente se da cuenta de que el "demos" es un concepto vaciado y el "kratos", una canija entelequia. Cuando se constata sin lugar a dudas que el sistema está corrupto, las reacciones atraviesan el umbral de la cólera o, cuanto menos, del desencanto vitalicio. Nada hay peor que mirarse uno mismo y comprobar que lo que creía su propiedad no es sino un precario y que la vivienda familiar, una cueva de ladrones.

 

La Ley de Transparencia puede ser una nueva trampa que se agrega a la celada. Su promulgación formal llenaría de ripio la construcción de otra marrullería. A título de ejemplo: si el Tribunal de Cuentas funcionara con los medios legales y competenciales que debe, sus resoluciones sería prontas y vincularían a los partidos. Menos normas y más aplicaciones. Las que existen protocolizan el amplio y preexistente abanico de corrupciones. Pero no. Para fomentar la opacidad institucional, otro preceptito de pitiminí.


 

He leído las declaraciones de Pedro Jiménez acerca del resorte estatutario de Izquierda Unida que le permite presentarse, por cuarta vez, a la reelección. Uno lo celebra porque, pese a sus discrepancias con el líder de la izquierda onubense, se congratula en reconocer sus cualidades. Si los estatutos se conducen por ese derrotero, la validez de la ley rompe cualquier dicterio de sus contrincantes respecto a la falta de palabra o la existencia de argucias, chanchullos o trampantojos. 

 

Lo que vale para Pedro Jiménez, también sirve de asiento a la candidatura de Pedro Rodríguez. Anda que tienen apellidos no castellanos. La diferencia es que Rodríguez es alcalde longevo y triunfante de una ciudad pequeñita y Jiménez es concejal de ese Ayuntamiento que no sufre el desgaste del primer edil. El hartazgo de la calle se dirige contra quien tiene la vara de mando. Es verdad, pero el rechazo es general hacia todos los integrantes del consistorio. Jiménez reúne posibilidades para desbancar a Rodríguez. No obstante, tendrá que esperar un par de años.

 

En cualquier caso, la espera no se producirá si quiere formar gobierno. Ya sabe, a priori, que o pacta con el Psoe de Mario Jiménez y Valderas,sí de Valderas, o volverá a engrosar las listas de la Oposición. En cuyo caso, al amparo de la realidad, habrá que concluir que Pedro acordará con Mario lo que sea a pesar de lo que la ley de transparencia preconice sobre los autores del fraude de los EREs, de Invercaria, del enchufismo institucional, de las condonaciones bancarias de préstamos y un etcétera tan largo como el sumatorio de los cursos de todos los ríos y afluentes de Andalucía y de España, incluidos Euskadi y Cataluña.

 

No hay más cera que la que arde. Por tanto, la transparencia no resiste al deslumbramiento del poder. Mientras el Psoe se siga pasando el interés de España, por el arco del partido, qué digo anuncio de amanecer. Noche oscura. La ausencia de luz es la coartada del cromatismo ennegrecido.

 

Ya les digo: de la hartura al hartazgo. Y viceversa.

 

Un saludo.

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