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Francisco Velasco. Abogado e historiador

MACHISMO IMPENITENTE

Hay que saber perder. El que no domina esta facultad del entendimiento es como el que se mueve a impulsos de la naturaleza animal. Arias Cañete recibió un varapalo televisivo por parte de Elena Valenciano. Y, desde mi punto de vista, no por los méritos de ésta, que también, sino por la torpeza del exministro. La candidata del PSOE demostró cómo se puede triunfar en un debate si se es capaz de que la comunicación gestual y onomatopéyica se imponga a la ausencia de argumentos.

 

A poco que Cañete se hubiera quitado el corsé dialéctico que alguien le colocó para el evento, hubiera reventado el discurso demagógico de doña Elena. De ahí la importancia política de esta señora. Con los antecedentes de Zapatero como lastre, levantar ese peso demuestra que la segunda de Rubalcaba no es una halterófila cualquiera. Contó, eso sí, con la metedura de pata de puesta en escena de su interlocutor.

 

Si hay un ministro del PP con la salvaje inteligencia de la naturalidad de diálogo, ese es Cañete. No es fácil encontrar a un sujeto de tan alto nivel académico que, al tiempo, posea el tesoro de la comunicación fácil, ya en la taberna aldeana más costumbrista, ya en el momento del aperitivo en un cinco estrellas, ya en la tertulia obrera del bar del barrio más periférico. Pues nada, al león de la Metro PP le peinaron la melena, le aprisionaron los ojos con unas gafas de quitipón y encadenaron su cola al asiento de brea. Y para colmo de males, lejos de rugir, se limitó a maullar. Así pasa lo que pasó.

 

Para ganar, hay que ser humilde. Si esta cualidad se ausenta de nuestro lar privado y público, nada mejor que acercarse de nuevo a la tele del crimen y lanzar excusas de mal perdedor. Mire, señor Cañete, no siga por ahí. No se escude en simplezas para justificar la paliza que le infligió Valenciano. No me venga con estupideces del orden de que si la mujer y el acoso. No escarbe en el hoyo de la iniquidad. Usted tendrá las cualidades que quiera, pero en el debate de la primera cadena de España, la señora Valenciano le dio una lección de política televisada que no ha de olvidar.

 

Tiene derecho a guardar silencio. Pero si insiste en seguir hablando, rectifique el pobre mensaje que ha lanzado sobre las mujeres. Elena le ha dado a usted “pal pelo”. Por tanto, discúlpese públicamente ante ella y ante el colectivo femenino tan extraordinario que tiene nuestro país y, hala, a empezar de nuevo. Es preferible mil veces tirar por tierra unas elecciones que ciscarse en los derechos, en los valores, en los méritos y en las facultades de las féminas. Si usted no reconoce esto, mal nos representará a los ciudadanos.

 

De machistas impenitentes, estamos hasta los congojos.

 

Un saludo.

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