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Francisco Velasco. Abogado e historiador

LA IZQUIERDA QUE NOS HUNDE

 

 El diario ABC me proporciona la noticia. La empresa pública de vivienda de la Junta de Susana y de Valderas  ha puesto en la puñetera calle a una trabajadora social. La ha despedido porque la izquierda de Valderas y de Susana no puede soportar a los funcionarios probos. La libertad de expresión se aplica si los críticos son del partido de ellos. Al resto de los mortales se exige chitón. En caso contrario, al gulag del desempleo vitalicio.

 

Es el estandarte de los dictadores y de los totalitarios de viejo y de nuevo cuño. Esta empleada no quiso hacerse cómplice del procedimiento para realojar a los okupas de la corrala Utopía y, sin un más ni un menos, a la nevera. La víctima de la maldad no se quiso enterar de que el ordeno y mando de esta patulea de atracadores mentales que se han apoderado de San Telmo es imperturbable. El nicho de votos de las elecciones es la fuente de sus ingresos presentes y de sus futuros beneficios.

 

Da igual. Todo les resbala. Si no se cumple el baremo instituido, nada importa. Se cambia por el bien de la humanidad. Que faltan requisitos, y qué, se alude a la exclusión social y a la emergencia vital. La oficina siniestra se sitúa en la izquierda política antes que en la diestra gobernante. Puestos a mentir, el despido de la trabajadora social se ocultará en la carpeta de reorganizaciones de empresa. Al poco tiempo, ese expediente desaparecerá del interior del fichero y a vivir, que son cuatro años.

 

Los sindicatos del sector, sobre todo los ugetistas y los comisioneros, señalan con su dedo los cráteres de la luna llena. Y tan felices. Cómo se van a oponer a la fuente de sus vidorras. Ni locos. Un paripé, un adorno, una mirada al tendido y un bajonazo al cuerpo de la dignidad. Algo de sangre, de mala sangre, unas curas rápidas y al festival de las libertades. De las suyas. Las de los demás dependen de que sean obedientes, sumisos, pelotas y que voten a los partidos del progreso, de la solidaridad y de la igualdad.

 

Y así es todo. Un fortín lleno de pólvora que algún día estallará. Hasta que el hundimiento sea absoluto.

 

Un saludo.

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