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Francisco Velasco. Abogado e historiador

CONSPIRACIÓN DEL 23-F

 

 El libro de Pilar Urbano atiza el fuego de las ascuas de la memoria. En España, hay miedo a saber. Desde siempre. Cuanto menos se venda el paño de la verdad, más tiempo perdurará el viejo arcón donde se guarda el secreto.

 

Recordemos el 11-M. Los defensores de las tesis no oficiales son tachados de conspiranoicos. Así, directamente, sin cortarse un pelo. Si eso fue ayer como quien dice, a ver el guapo que se atreve a desempolvar las viejas telas del ochentayuno.

 

La muerte de Suárez nos ha ofrecido una de las películas de ciencia ficción más cutres. El expresidente tenía amigos por todas partes. De ahí la reveladora frase bélica del “fuego amigo” o el refrán de “líbrame señor de mis amigos, que de mis enemigos me libro yo”. El cortesanismo de la clase política, dirigente o no, es más antiguo que el oficio de las hetairas. Ninguna ha sido prostituta en su vida como nadie traicionó al de Cebreros. Y un jamón con chorreras.

 

Antes que la muerte, el diablo del alzheimer impregnó con el manto del olvido las andanzas de Adolfo. La memoria fugitiva se distingue de la memoria cautiva. La primera hace preso al guardián de los recuerdos. La segunda libera de recuerdos pesados a quien esgrime el “no me acuerdo” con la hipocresía del “mucho gusto que te apropelle un camión”.

 

Servidor está a favor de la investigación. Del 11-M, del 23-F y del 1 de enero. Ahora bien: una investigación sin políticos. Bien a través de la policía más experimentada o de los periodistas más punteros o de los historiadores más sesudos. Que se busque la verdad a través de la desclasificación de documentos y de los testimonios vivos más relevantes. Si esperamos que mueran algunos de los que vivieron el entorno y el interno del golpe de Estado, habremos arrojado toneladas de cal viva sobre la actual democracia. Hay que actuar desde ya. Mientras los estudiosos de la materia resucitan recuerdos, que los tertulianos del lugar sigan manipulándolos.

 

Al final, la verdad será la que dicte el escaparate de los comentaristas televisivos. El trabajo de los investigadores será sepultado por el movimiento de los trileros/voceros de los grupos de poder. Si las conclusiones favorecen las tesis de la derecha,  sus autores estarán comprados por el oro del fascismo. Si la izquierda es la que se entusiasma, dispónganse a tirar por lo alto los hurras del castrismo o del chavismo.

 

Al final, así será si así les parece, con permiso de Pirandello.

 

Un saludo.

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