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Francisco Velasco. Abogado e historiador

HIJO PREDILECTO

 

 En Andalucía, la predilección se marca con  etiquetas del psoe. Ocurre como con  los jamones de Huelva. Los “patanegra” tienen un marchamo y no se hable más. Cualquier genio nacido en nuestra tierra sureña alcanzará los honores de la distinción emblemática siempre que pase por el tamiz de la marcación pseocialista.

 

Un buen músico. Mike Ríos es un músico distinguido. No llega a Beethoven ni a Mozart porque la luna sólo está al alcance de una calidad incuestionable. Ni un Lennon o un Springsteen. Algo así como un Víctor Manuel. Sin embargo, el hombre es un destacado ejemplo de la modernidad de los ochenta del pasado siglo. Se reconoce su personalidad.

 

Pero no es por su figura musical ni por su categoría cultural que se le otorga la medalla del cariño especial. Ni lo piensen. La preferencia hacia el señor Ríos nace y muere por su indiscutida proximidad ideológica, y crematística, al partido que malgobierna Andalucía desde que Franco palmara y surgieran las preautonomías allá por el último cuarto de la pasada centuria. Podemos darle vueltas al torno del convento, pero la clausura de la idea no permite un resquicio para rebatirla.

 

La predilección por el rockero granadino es cuestión de semántica. Favoritismo político. Privanza doctrinaria. Inclinación personal. Nepotismo encubierto. Propensión. En su propio discurso, don Miguel resume definiciones y rezuma agradecimientos. Si él es predilecto, su declaración de amor a la Junta de Susana compendia latría a la imagen y culto al poder. Si se hace merecedor a la singular dilección, propende un ataque al adversario encarnado en la derechona del partido popular. El mensaje del cantante es tan corto como la calidad de su obra y la universalidad de su repertorio.

 

Le ha faltado proclamar a los cuatro vientos del púlpito laico que Andalucía es lo que es gracias al socialismo. Ni una crítica al latrocinio institucional. Ni un pero a la manipulación de los medios. Ni una llamada a la realidad del desempleo. Ni una cita al fracaso escolar. Ni una apelación a los niveles de corrupción. Nada. El hombre, tan contento con su medallita y con su reconocimiento, aplaude con las orejas el mecenazgo de sus “amigüitos”. Qué más puede hacer el señor Ríos si con la música sólo ha llegado a donde está.

 

Olvidada la ciencia y despreciado el saber, Andalucía se rasca en los muros ariscos de la vulgaridad. Y qué vamos a hacer si este bendito pueblo de España, al que me honro en pertenecer y querer pese a sus politiquillos despreciables, sigue votando Psoe. Pues nada. A intentar sembrar votos de cambio y a felicitarme por una democracia como la que tenemos. Porque, eso sí, más vale la imperfección de las decisiones del pueblo, que la más perfecta dictadura impuesta.

 

Predilecto andaluz del psoe. Miguel Ríos. Cantante.

 

Un saludo.

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