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Francisco Velasco. Abogado e historiador

EL CASO DE LOS MALETONES

 

 Se tira del hilo y se llega al ovillo. El desenredo es misión complicada. Como adentrarse en la jungla descalzo, a pecho descubierto y sin machete. Alcanzar el núcleo del mal exige tiempo, mucho tiempo. Y dosis de paciencia.


El caso de los maletines asiáticos es la penúltima hebra. Tras los maletines de los Ollero, aparecen los maletones orientales. Apariencia de trabajos españoles en contratos de infraempleos asiáticos. Los autores de la estafa no son empresarios sin escrúpulos al uso. Nada de eso. Altos cargos de la UGT, el sindicato hermano del PSOE. El eje Zapatero-Pastrana se alinea con la conexión Rubalcaba-Fernández. En el centro de la trama, el sempiterno Méndez.


A los escándalos precedentes se agrega el de los maletones para uso sindical. Total, más de dieciséis millones de pesetas pagados por la Junta de Andalucía para solaz del sindicato amigo. Pero qué clase de supervisor tiene el gobierno andaluz si al latrocinio del fondo de reptiles se une el juego de la gallinita ciega de las subvenciones. Pero quién defiende a los desempleados y dónde termina el cachondeo de los cursitos de formación. Cómo es posible que un sindicato pueda multiplicar por nueve su patrimonio en apenas quince años.


Y mientras tanto, la fiscalía, qué. A verlas pasar o está investigando. A un ciudadano sencillo o a una empresita legal ya le estarían buscando los pies para cortar su carrera. A UGT, no. ¿Y Susana? ¿En qué rincón de su alma se quedó el ansia regeneracionista? La dimisión de Fernández no puede ser el punto y final. Recuerden lo del perro y la rabia. El control de ésta no se produce cuando muere el can. El origen. Hay que llegar a la fuente de la rabia. En caso contrario, puaf.


Qué vergüenza. Qué asco. Qué impotencia. Qué futuro.

 

Un saludo.

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