PORQUE NO ENGRASO LOS EJES
…me llaman “abandonao”. Así cantaba el inmenso Atahualpa Yupanqui. La grasa y el engrasado. Soborno. Cohecho. Corrupción. General. Institucional.
El conseguidor Lanzas, uno de los grandes artífices del fraude de los expedientes de regulación perpetrado por altos cargos de la Junta de Andalucía presidida por Chaves y griñán, ha declarado, eso dicen, que él pedía comisiones porque nadie sabe lo que tiene que engrasar para conseguir subvenciones.
Lo mismo, tal como está la ley y cual funciona la administración de justicia, el juicio, si se llega a celebrar, nos ofrece la sutil imagen de la inocencia total de los implicados en la trama. Desde el primero hasta el último. Desde el intruso al gestor, desde las aseguradoras a los consejeros, desde la mamá del alcalde al primo del director general. Todos a la calle. Mala, la juez Alaya que ha instruido como los de CC.OO. la acusaron a fuer de abucheos.
Interesa el silencio y se anima la obstaculización. Se levantan muros que arrebaten la luz al interior. Nadie quiere preservar el buen funcionamiento de la Administración mediante la evitación de influencias del interés privado en el ejercicio de las funciones públicas. De lo que se trata es de cobijar el negocio privado en las oquedades de la ley. Qué importa la cualidad de garantía del funcionario si los jefes son unos chorizos irredentos. Nada que hacer. Si un director general se pone ciego a rayas y a copas, es normal. Si un sindicalista unta la manteca en la rebanada de unos y de otros, forma parte de la cotidianeidad. Si un muerto de hambre se enriquece de la mañana a la noche, entramos en el contexto propio de la especulación capitalista.
Si a esta gentuza le gusta que suenen, para qué los quieren engrasar. Aquí no paga nadie. Salvo la magistrada, que está sufriendo la marea roja de la pseudoizquierda más criminal desde que se restaurara la democracia. La tela que hay que cortar.
Un saludo.
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