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Francisco Velasco. Abogado e historiador

ETARRAS COBARDES

                Estaba cantado. Los etarras asesinos, perdón por la redundancia, matan a traición. Sus víctimas son ciudadanos desalmados. Una bomba. Un tiro en la nuca. Matarifes de estilo mafioso que en los gangs de Nueva York apenas alcanzaría el mísero status de simples chivatos. En España se hacen pasar por héroes y patriotas de verbenas aldeanas. Desgraciados.

 

                Además de asesinos, cobardes. Además de cobardes, racistas. Los presos de ETA no comparten módulo, o celda, como quieran llamarle, ni con presos comunes –porque ellos son propios- ni con gitanos –porque ellos tienen a gala, qué leche de gala, ser payos-. Los privilegios del matón a sueldo son potenciados por la clase política. La que rige, es un decir, las instituciones vascas y la que gobierna, que esa es otra, el estado español. Facilidades para los niñatos de la parabellum.

 

                Pues nada, adelante con los miedos y los prejuicios. Los fabricantes de muertes sigan gozando de los beneficios de sus virtudes. Sus víctimas no se quejarán más de la barbarie de los pistoleros. Los familiares de estas últimas a seguir bebiendo el vinagre de la injusticia.

 

                Hasta dónde se soportará esta actitud. Hasta cuándo se prolongará el escarnio. La respuesta está en la historia reciente. Los faisanes de Rubalcaba son la clave.

 

Un saludo.

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