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Francisco Velasco. Abogado e historiador

COCINAR UN CRISTO

 

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Muchos años como lector empedernido tiene eso. Que uno se conoce el material y que advierte que lo antiguo se repone en la modernidad. El numerito de Krahe es un insulto a la sensibilidad. No importa la fecha. Nada que ver con las creencias. Sea cual fuere la resolución judicial. Sin hacer mención de su presunto carácter delictivo. Que no. Que la expresión revela ansias de sobresalir de la minusvalía creadora a base de martillazos a los símbolos. A falta de inspiración, estridencia y mal gusto.

 

El arte trasciende la figura y el naturalismo. A medida que faltan ideas, los artistas exploran caminos alejados de la imitación o de la reproducción. Antonio López es un pintor genial que sigue aferrado a posiciones ultrarrealistas. No obstante, su obra exhala una espiritualidad que muchos no llegan a aprehender. Tapiès no queda a la zaga del anterior. Forjador de elementos físicos, hasta vulgares, su riqueza interior se desborda como un río que recibe las aguas derretidas por el sol de primavera. Ni uno ni otro han hecho de la iconografía religiosa una plataforma de escándalos mediáticos. No lo necesitan. Pese a lo que pudiera parecer, ni sus personalidades ni sus obras son excluyentes.

 

Javier Krahe forma parte de lo que se ha dado en llamar la nouvelle vague del canal plus de los Polanco y de los Cebrián. Un grupo de pijos ricos que viven de "uta are" disfrazados de pobres. No les niego la valía. Lo que rechazo es la inflación. Se insertan en el sistema capitalista más cruel y ofrendan víctimas en el altar del comunismo castrista. Más allá de Franco y de la Iglesia católica, sus cátodos se aglomeran en la bohemia de una vida burguesa. Viven del mamoneo de esa teta y a ella se subordina toda la sátira de sus canciones. Luego llega la productora de los políticos de la pana y editorializan el fenómeno con tintes demoscópicos.

 

Suelo referir que la injusticia provoca dos víctimas: el que la comete y el que la sufre. Desde mi punto de vista, el más afectado es el primero. Éste puede matar, robar, calumniar, violar y todo lo que les disguste. No puede sustraerse a su maldad. Carece de salida a su problema. El segundo sí tiene solución. Puede costarle la vida, el patrimonio o el honor. Salvo la muerte, todo tiene remedio. Le queda la decencia. La virtud de no hacer daño a los demás. Los otros son indecentes por mucho que presuman de solidaridades. Sus padres no les enseñaron la virtud de respetar las normas.

 

Cocinar un cristo es como guisar un escapulario. Actividad propia de gentecilla sin dientes que no mastican y, en consecuencia, engullen. Ni siquiera pueden rumiar. No hablo de delitos. Únicamente de indecentes. Físicos o jurídicos. Individuos o empresas. Penosos.

 

Un saludo.

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