VENDEDORES DE INFORTUNIOS
Cada vez que habla, sube el pan. Diego Valderas implica a IU en la lucha contra la reforma laboral de Rajoy. Para el político bollullero, la reforma va a traer más paro. Augur el buen señor. Si se preocupara realmente de las causas ciertas y no de los efectos improbables, lo mismo tendría un plus de credibilidad. Que por qué carece de crédito político, porque uno se remite a los hechos. El Psoe ha elevado el vergonzante listón del paro a seis millones de obreros y Valderas mantiene con los irresponsables de ese partido unas relaciones que trascienden lo afectivo.
La victoria del PP en las autonómicas de marzo sería un hito en la historia de la democracia española. Tres décadas después de Ojeda y de Escuredo, de Borbolla y de Chaves, Griñán es la guinda del pastel podrido que se cae a cachos. Uno festeja la democracia como acontecimiento singular. Sobre todo después de mamarse veinticuatro años de dictadura. El franquismo no me provocó traumas ni síndromes ni patologías. Mi rechazo a la tiranía es congénito de igual manera que mi amor por la libertad. Mi rebeldía ante los abusos del poder forma parte de las ideas natas que refería Platón. Si durante tanto tiempo, el pueblo votó mayoritariamente Psoe, viva el pueblo. Desde mi punto de vista, la mayoría se equivocó en la elección pero y qué, es el sentir de los ciudadanos el que ha de prevalecer. Y si no nos gusta, agua y ajo. Carretera y manta hacia el barco o el avión camino a Cuba.
El problema de la democracia es como el de Dios. Los que creen, suelen tomar su nombre en vano. Utilizan a Dios como fetiche privado y bautizan como fuerza del pueblo a la demagogia más irritante. Valderas acaso no sea creyente, pero desde luego en la democracia, menos. Un ateo o un agnóstico muestran más argumentos que las motivaciones torticeras que esgrime don Diego contra la reforma laboral. Especialmente en lo tocante a sus alianzas políticas y en sus cordones sanitarios anticonstitucionales. IU no es la marca blanca o el genérico del medicamentazo Psoe. En absoluto. Es la marca negra, que se confunde en la noche, del oscuro túnel del despilfarro, del desprecio a las libertades y de la corrupción que encarna su organización compinche.
La involución nunca la puede traer el triunfo electoral del PP. La involución tomó carta de naturaleza con Zapatero. Llamazares la bendijo en ceremonia solemne. Valderas otorgó su plácet. La involución está ya. La gente de IU la encarna en gran medida. El ventilador encendido que esparce basuras no logra esconder el vertedero.
La basura acumulada se llama Junta de Chaves y de Griñán. El señor Arenas sólo se vislumbra como el gran barrendero que limpie las calles. Con todo, nunca podrá blanquear las malas conciencias de los autores de este atentado a la moral. La reforma laboral lleva consigo la revisión de un sistema de valores trucados y de un régimen de corrupción parangonable al estalinismo.
Más desperdicios, no, señor Valderas. No nos venda infortunios. No haga negocios con ellos. Ya que no nos desea buena suerte, al menos no nos cobre por la mala fortuna. Un favor.
Un saludo.
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