GORRA ETA
Nada de Gora ETA. Eta, de gorra. Por la gorra. A gorrazos. Las hazañas bélicas de los etarras han dado paso a las chulerías de sus miembros. La membresía asesina. La sentencia del Constitucional ha dado alas a la panda de criminales. La pasividad de Zapatero ha proporcionado carburante al motor de dos tiempos -el de la parabellum y el de la bomba lapa- de la armada terrorista. Están que se salen. Los verdugos se chulean de las víctimas y cogen carrerilla en su marcha hacia el status del me he salido con la mía.
Son los dueños de la Audiencia Nacional. De más está que el tribunal les indique las normas a seguir. Como van de gorra, gritan el gora Eta. Y no les pasa nada. Como se pasan la ley por el gorro, insultan a las fuerzas del orden y a los mismos magistrados. Y no les pasa nada. Como saben que tienen la sartén de la paz por el mango de la rendición, se cachondean de todo lo que suene a norma y a sentimiento. Y no les pasa nada. Como son así y dominan la cancha, tildan a los fiscales de torturadores. Y sigue sin pasarles nada.
El Ministro del Interior, Fernández Díaz, declara que la banda criminal puede estar reconstruyendo su aparato logístico. Anda, y yo. Y millones de españoles que, tuturú, han confiado en la paz del ultimátum de estos golfos. Pues claro que van armados. Quién puede pensar que esta gentuza ha ordenado el cese definitivo de la violencia. El impuesto revolucionario ha dejado paso, parcial y temporal, al tributo de las instituciones y, claro, ya no tienen la urgencia de antaño en descerrajar dos tiros al empresario faltón o en abrir el tórax a un guardia civil. No se puede esperar una sola proposición ética de estos miserables.
Subvenciones oficiales para gorra Eta. El Estado concede ayudas para que la canalla etarra dinamite sus propios pilares. Yo te pago para que me mates. Menuda idea. Me recuerda la chorrada que soltó el señor Bono al Secretario de Estado norteamericano: “prefiero que me maten antes de matar”. Y ser pobre antes que rico. Y no tener casa a poseer cuatro chalets. Y pedir limosna antes que regentar un negocio de caballos. Y tomarse unas copichuelas con el portero de su inmueble antes que con el pocero de Seseña. Si es que son la logia más embustera que masón alguno pudo alguna vez fundar. Pues eso, se subvenciona a Amaiur para gastos de seguridad frente al terrorismo. Por idéntica razón se debiera dotar a los comandos vivos para que prosigan su actividad de rearme. La gorra, ya digo.
De gorra. A costa ajena. Ni siquiera tienen que echarse al monte. Eta se homenajea como el ladrón que brinda por el éxito de su robo. La víctima del atraco puede yacer malherida a sus pies pero el delincuente campa a sus anchas. Enaltecer a Eta se ha convertido en grito de pulsión. Español el último, se jalean entre ellos. España es la última. Los nazis se enseñorearon de Alemania de esta manera totalitaria. A base de provocar miedo y de mostrar horrores. Los señoritos de la democracia están demasiado ocupados en discutir el sexo de los ángeles como para detenerse a pensar que el avance de los independentistas es irrefrenable. Nadie sale a pararles los pies.
Será tarde. Demasiado tarde. Cuando nos demos cuenta de la equivocación, la oleada habrá asfixiado a miles. El crujir de dientes. Por la leche que dieron a algunos, el resto vamos a tener gorra Eta hasta en los telediarios de Extremadura. Basta ya de gorra Eta. Con la banda, a gorrazos. Por las buenas y por las legales. Pero a gorrazos. No duelen pero sí imponen. No es cuestión de reprimir sino de imprimir. Leyes y carácter. No es tan difícil. Se llama respeto.
Un saludo.
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