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Francisco Velasco. Abogado e historiador

BLANCOHECHO

 

Quiero creer que es inocente de un delito penal. Sin embargo, desde un punto de vista de la moralidad política, considero que José Blanco, ministro del Gobierno de España, es un individuo de dudosa reputación. El caso “Campeón” lo ha puesto en el disparadero de la corrupción más infame. Por más que niegue las acusaciones del empresario Dorribo y por mucho que anuncie la interposición de una querella criminal, pintan bastos para este gallego sin más oficio que el partido y sin otro beneficio que el de pertenecer al mismo.

 

Excusatio non petita, accusatio manifesta. No falla. La pata -la mano es otro cantar- la ha metido Rubalcaba. Cómo no. Es el estilo Psoe. La defensa de los acusados -y suele entrar en la técnica jurídica de los penalistas- pasa por arrancar a tiras los defectos de los denunciantes. Nada extraño. El candidato ha ido directo a la yugular del empresario Dorribo: “parece que estuvo en la cárcel unos meses y eso a uno le da que pensar”. Se echan toneladas de tierra sobre uno hasta sepultarlo en vida. De esta forma, se hunde la credibilidad del inhumado. Así funciona la historia. Y como tal, los protagonistas repiten las mismas consignas. En su día, con el chaparrón de los fondos reservados y otras lindezas, Felipe González exclamó: siempre que llueve, escampa. Los socialistas gallegos han optado por una versión idéntica: en unos días amainará la tormenta.

 

Estrategas de mesa de camilla y de gañanes de aldea. Acuden a la meteorología para tapar a los satélites descontrolados, o muy controlados, a saber, que se estrellan contra la atmósfera de limpieza política. El imperativo categórico de Kant les suena pero que lo toquen otros. Si el afectado por la denuncia fuera del PP, las campanas tocarían a muerte. El caso Gürtell fue aireado por los medios afines como si los amigos de Rajoy hubiesen saqueado el Banco de España. Dimisión, atronaban los halcones asustagaviotas. Dimisión. La derecha, al paredón.

 

Pepe Blanco, no. Cómo va a ser eso. De los tres señalados por el dedo del empresario, el popular y el "galeguista" dimitieron. El psoecialista, que ni lo piensen. Los otros son sospechosos de hedor. Pepe Blanco es inocente sin presunción. No es que presuma de inocencia. Es que chulea y bravuconea. Si el ministro quiere pararse en una gasolinera para charlar con Dorribo, pues es normal. Para eso es ministro y para eso es discípulo de la escuela más sectaria que contempló la historia. Ni mú. A don Blanco, ni chistarle. Que te pone una querella en menos que pasan unos cuantos días. El hombre tiene que pensar qué va a decir no se le pille en un renuncio.

 

Extraco y Campeón. Dos caballos que pueden hacer perder la cabeza a Pepe Blanco. Iban de ganadores y saltó la chispa de la derrota. Si es que cuando las cosas vienen mal rodadas, por mucha pendiente que haya, la cuesta puede ser un precipicio. En el partido de Rubalcaba, -qué fue de ZP-, las cabezas van a caer en tropel. Es que estaban hasta los ojos de corruptos y parió el de Fomento. Yo creo que lo de portavoz ha sido la puntilla de D. Pepe. Por la boca, Blanco, muere el pez. Hay perros que deben salir a pasear con el bozal puesto. Esto del cohecho contra Camps ha degenerado en blancohecho.

 

Ay de mi Alhama.

 

Un saludo.

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