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Francisco Velasco. Abogado e historiador

MAFIA NEGRA, BLANCO MAFIA

 

La sorpresa tiene escaso asiento en mi forma de entender la política. Sin embargo, aunque pocas noticias me causen estupor, la reiteración en los escándalos sí me genera alarma. Por mucha templanza que se posea, el botón del pánico se aprieta con cierta frecuencia. Nos vamos a estrellar. Se están pulverizando las marcas mundiales de actividades mafiosas. En España. La Cosa Nostra ha dejado Italia como subsede y ha establecido la oficina matriz en territorio patrio.

 

El Gal, los fondos reservados y Luis Roldán sacudieron los cimientos de la política española durante la presidencia de un psoecialista, Felipe González. El faisán, las negociaciones con ETA y la corrupción de altos cargos del partido/secta vuelven a poner una bomba en la línea de flotación del buque democrático. Lo penúltimo, porque surgirán revelaciones increíbles, es lo del Ministro de Fomento de su propio Patrimonio. Dorribo acabará derribando a este jerifalte de los miedos. El encuentro de la gasolinera va a ser su tumba.

 

Todo ello, sin embargo, peccata minuta. Si es verdad lo que publica La Voz de Galicia, las presiones a los jueces son de tal magnitud que vulnera la independencia de estos magistrados. Chicago años veinte. Hampa institucional si se demuestra que agentes del Centro Nacional de Inteligencia están siguiendo a algunos miembros de la judicatura. Y si resultara cierto que los encontronazos de la Fiscalía con los jueces están adquiriendo categoría de gresca, entonces, mano sobre mano, posición fetal y a buscar la protección natural del cuerpo ante la explosión que viene.

 

Mientras el caso Blanco, en realidad el affaire mafia psoecialista, ocupa titulares de algunos periódicos -El País y otros de las subvenciones callan como zorros-, la juez Alaya sigue destapando las vergüenzas de Griñán y de la Consejería de Empleo de la Junta. Los enchufes han modificado de facto el Derecho administrativo. Los concursos de méritos se miden en términos de carnet de partido. El desembarco de cualquier funcionario en puestos de responsabilidad hace hervir la olla del dinero. Dejar la caja de caudales en poder de un funcionario probo sería la ruina denla financiación psoecialista. La ética voló hace muchos años del libro de estilo del Gobierno de Zapatero.

 

Las delegaciones provinciales de las distintas consejerías de la Junta de Chaves y de Griñán son un nido de nepotes y de chapuceros que se creen impunes. En ellas se refugian los desbancados por el pueblo en las últimas elecciones municipales. Si se produce overbooking en estos organismos, ahí están las diputaciones provinciales para recoger los restos del naufragio electoral.

 

Esta gente no está dispuesta a rendirse ante la ley. Si son desalojados, dejarán tras de sí un reguero de muertos, un vacío de liquidez, una tropa de intrusos y un colosal caballo de Troya del que descenderán, en la quietud sombría de la noche, toda una legión de mercenarios del mal.

 

El nuevo Gobierno tiene ante sus narices una ímproba tarea: la exigencia de recuperar la moralidad. Siendo lo de Blanco un incendio provocado por su propia avaricia, lo del CNI es más grave. Implicaría que Interior y Defensa estuviesen pringados como, años atrás, pudo estarlo Manglano. La historia se repite cuando los protagonistas ponen en escena las malas artes que utilizan los capos de la droga, del dinero blanco, digo negro, y de la compraventa de almas. ¿Se refiere a los traficantes de armas? No. Hablo de los negreros/blanqueros de almas, de espíritus, de conciencias. Algunos forman parte de este Gobierno. Mafia negra. Blanco mafia.

 

Un saludo.

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