VERTEDEROS
Se avecinan malos tiempos. Ya están aquí, me dirán ustedes. No obstante, vuelvo a subrayar el augurio. Épocas peores, preciso. Manifiestamente insoportables. Allá a finales del pasado mayo, una banda de asaltantes forzó las rejas de una ventana de mi casa en el campo. A través del hueco penetraron al interior. Se llevaron todo lo que les pareció de valor. El descubrimiento de los hechos me hizo montar en cólera. Maldije por activa y por pasiva. Con ser importante el robo, lo más lamentable fue el destrozo causado. Miles de libros y centenares de videos por los suelos. Muebles rotos. Ropa esparcida por los suelos. Desolación tras una batalla con enemigo ausente y ajeno. Hacer daño porque sí.
Acaso sea el síndrome de la sociedad que vivimos. Lo que no nos sirve, se destruye. Anunciada la pérdida del botín, se incendia la heredad. El que venga, apechugue. Convertir en un vertedero la piel de toro, parece el objetivo de los que están dejando el país hecho unos zorros. No se conforman con llevarse lo público. No consienten que alguien venga y reconstruya el páramo. Se niegan a dejar el cadáver con sus rasgos de identidad. Devastan y desfiguran.
Da miedo el porvenir. Descompone el ánimo pensar en la economía maltrecha. Desmoraliza contemplar la pérdida de los valores que siempre consideramos perennes. Asusta reflexionar sobre la ruptura imparable de la nación española. Acobarda a la mayoría el rodillo de la política ladrona. Desalienta la falta de garantías de la justicia. Fiscales al servicio del Gobierno, quién puede justificar esto. Jueces comprados por el postor más influyente. Políticos manchados por actuaciones turbias. Policías al servicio de la causa terrorista. Activistas de los partidos que ponen el cazo para remendar viejos agujeros. Educación desvencijada y Sanidad sin fuelle.
Entre la basura mediática y el hedor del Ejecutivo, pasea su figura deplorable el presidente en funciones. Gana dias a los meses. No ha generado bastante zozobra. La ruina ha de incrementarse. La división del país le resulta insuficiente. Las listas del paro, un accidente. El cierre de empresas, una bagatela. Los despidos incesantes, casualidad y coyuntura. Todo por tierra. Y lo que aún pende de las estanterías regionales. Deuda y fracaso. Fracaso y deuda. Más hondo. Se escarbará en el fango y los detritus aflorarán por momentos.
Este Gobierno del Psoe es, en sí, una cloaca. Una alcantarilla obstruida por la propia inmundicia de sus ministros. Un sumidero oscuro y pestilente al que los griñanes y chaves echan sus orines. Una Sgae diseñada por autores del ayer y mangones del hoy. Un festín de buitres insaciables. Elecciones inmediatas, no rotundo. No se ha derramado bastante ácido. Hay que dar tiempo a Rubalcaba para mear y marcar terreno. España se muere de asco. ETA, de éxito. Lo dicho: un muladar, un estercolero, un albañal. Tan grande, tan extenso, que el propio Felipe está perdiendo las simpatías por el partido que refundó. Vertedero. Verdadero.
Un saludo.
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