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Francisco Velasco. Abogado e historiador

PIJOS Y PIJAS

 

 Doña Leire Pajín, ministra de Sanidad y no sé de cuántas naderías más, nos ha salido pijín. Pijín la Pajín. Es cierto que ni por sus modales ni por su lenguaje ni por su vestuario, es propio aplicarle ese calificativo que adjetiva a la burguesía más repipi o a la aristocracia más decadente. Cosa distinta es su afición a comer, vivir y disfrutar de gorra. Gran amante del gratis total, como su ex compañera Magdalena Álvarez, la señora Pajín pijín se ha tomado unas vacaciones isleñas en Mahón en la exclusiva residencia que el Ministerio reserva para sus funcionarios. Con la señora ministra, sus dilectos papás, pues familia que gorronea unida, ya se sabe, unida permanece. Igualico, igualico, que el común de los españolitos.

 

El psoecialismo está impregnado de un chip especial. A medida que ascienden en la pirámide del faraón y acceden a cargos públicos que debieran otorgarse a funcionarios de carrera, se aproximan al status que les permite distinguirse de quienes forman la base de la militancia. Así, Leire no puede ir de copas a un chiringuito cualquiera como toda currita de su edad. Faltara más. Ella, que es ministra por designación digital del de la ceja, se codea con gente de su clase y tronío. Cuándo se ha visto a la reina de España viajar en aviones low cost. Ah, ¡que lo ha hecho! Bueno, y qué. Doña Sofía no ha sido elegida democráticamente. Doña Leire, sí. Para los republicanos que confunden el atún con el betún, la democracia es un sucedáneo de la voluntad del pueblo. Y si se constitucionaliza como monarquía parlamentaria, entonces es que... Doña Leire veranea en un bien de interés cultural y se broncea como las mahonesas. Para eso es amiga de ZP y a FG afecta.

 

Mi amigo Juan, en paro desde hace 18 meses y sin posibilidad de redención, me traslada su intención de pasarse de crucero todo el estío. ¿Cómo de crucero? Sí, en la playa del cruce, sita en la intersección de Punta Umbría con El Portil. Allá se va el hombre, los días que le llega para echar gasóleo a su mugriento Ibiza, y allí se marca una larga sentada después de la caminata de rigor entre miles de bañistas que pasean la orilla del Atlántico. De crucero. Qué felices que vamos a ser. Para eso no es ministro. Es que algunos se hartan de estudiar, -mi amigo es doctor ingeniero- pero nunca entraron en la política. Miren, por ejemplo, a Mario Jiménez, portavoz -¿o es portacoz?- del grupo del Psoe en el Parlamento de Andalucía. Sin oficio ni beneficio, el pijo moguereño ha llegado tan lejos en política que, a poco que avance, se extravía. Y este hombre, nada de crucero. Transatlántico de lujo. Y qué decirles de doña Petronila Guerrero. Ya mismo estamos admirando su inteligencia y su glamour en cualquier camping litoral.

 

El pijerío nacional está encontrando numerosos socios entre las tribus urbanitas del rojerío patrio. Los boys de Leire amaron siempre las gracietas de los niños bien. Como nunca fueron capaces de alcanzar el status económico de sus envidiados congéneres, buscaron la alianza de la política más rastrera para dar el salto en la movilidad social. Desde el mundo del trabajo, de la empresa, de los estudios universitarios, no se comían un colín. Así que, hala, a pelotear en la capilla sixtina del deleite que fundara Pablo Iglesias.

 

Pajín Pijín, unos días con papá y mamá -pronúnciese con la boca cerrada y un mohín de disgusto- en el Marivent balear de Mahón. Después, a navegar en el yate del banquero al que Rubalcaba y Valeriano quieren inflar a impuestos. A su término, ya veremos lo que Piluca y Anacris me tienen preparado. Son de ricas... Pijas. Pijos. Pijote. Esmeril.

 

Un saludo.

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