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Francisco Velasco. Abogado e historiador

RELOJES PARADOS

 

 A Chaves le hicieron la puñeta cuando se refugió en Moncloa huyendo de la quema de San Telmo. Hubiese sido más provechoso contener el incendio. Dejar a Griñán de bombero jefe en un parque manejado por Zarrías, era una temeridad. Dieciocho años de virreinato dejan honda huella. El escándalo político filial tenía que saltar. Era cuestión de tiempo. Que apechugue Griñán. Tendrá que comerse el pescado podrido del empleo y de los expedientes irregulares.

 

Los andaluces comenzamos a constatar la perfidia del líder de la tortilla cuando supimos que los huevos estallados nos iban a costar una pasta. A quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga, reza el aforismo castellano. Si durante casi dos décadas, hemos sufrido el sinfín de modernizaciones de la Junta de Andalucía, sin que, por ejemplo, en Canal Sur, hayan salido del Paleolítico inferior televisivo, a partir de ahora, si el urdidor de la alianza de las civilizaciones no dicta lo contrario, el conjunto del Estado español está enterándose de lo que es un político moderno, un genio de la modernidad, un paladín de la innovación, un padre amantísimo, un Gaudí del modernismo parlamentario.

 

 Pero no hay mal que por dolor no quede. El Consejero de Empleo, Antonio Fernández, acompañó al mal, dolor. Al mal del desempleo galopante, el dolor del trabajo imposible. Al mal de la economía rota, el dolor del mangoneo de los intrusos. Al mal de los cursillitos de deformación, el dolor de abonar por contraservicios. Al mal de no acertar, el dolor de escuchar la proclamación de la bondad del desacierto. Miles de obreros que calientan el banquillo de los suplentes, carecen de la menor posibilidad de saltar al campo laboral. Sin atisbo.


La canción triste de Junta de Andalucía es la formación. Se emplea como infame coartada para rebajar las descomunales cifras del paro. Se blande como pistola en pecho para llenar la bolsa de amigotes del régimen fascistoide de la Consejería. Ya que no se crea empleo, al menos que no paguen comisiones a Iván por tanta propaganda alienante. Y si es alienante, es fascista. Si es fascista, es antidemocrática. ¿Cómo lo ven, cuates? Pues ellos, a lo suyo. Dicen: fascista la derechona que viene.


El engaño en las listas del paro es la máscara inconsistente del que quiere tapar su deshonor. La secta se recluye unos días en los cuarteles de invierno. Hay que diseñar en el mayor secretismo el plan de reconquista. Admiten la derrota y preparan el nuevo asalto. El tiempo hace olvidar hasta la muerte de los más queridos. La malquerida Andalucía volverá, a no tardar, a las fauces del tiburón rojillo.

 

Si no hay empleo, procuren políticas ciertas para crearlo. Déjense de historias y de mentiras. Piensen, al menos por esta vez, en el drama de miles y miles de familias que no tienen ingreso alguno mientras algunos de ustedes nadan en las aguas angustiosas de la vida del pueblo.

 

Un saludo.

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