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Francisco Velasco. Abogado e historiador

HUELGAS SARGENTAS

 

 Va Toxo, el secretario general de CC.OO., y lanza un aviso al navegante sin rumbo. Que te hago otra huelga sargentona. Sargentona. De general, poquito. Que el decretazo contra las pensiones me puede tocar la dignidad. Que si tiras por la vía de en medio, vas a saber lo que vale el arco del triunfo de un sindicalista, parece advertirle al mal orientado ex jefe fáctico del Gabinete ministerial. Que nos estás dejando a Méndez y a mí a la altura del betún. Que simules un poco. Que nos dejes en buen lugar, mecaschis en la mar.

 

Las pensiones. La reforma laboral. La alarma del estado. La deuda. El paro. El terrorismo. Las subvenciones. En la misma cadena de presos se halla la huelguecita que se nos anuncia. La cuerda de prisioneros del Gobierno asusta. Alrededor del cuello, un collar de hierro oxidado. Gobernar no es decretar. Es parlamentar. Quien a hierro mata, a hierro muere. Demasiadas puñaladas esquineras. Demasiadas para acudir ahora a la sorpresa.

 

Las palabras de Toxo tienen tanta esencia como el silencio de Méndez. Ninguna. Durante años han excusado las indecentes tasas de paro y han prohijado los dispendios de los autores materiales del galáctico incremento del desempleo. Han frenado cualquier reforma del mercado de trabajo en aras de argumentos insostenibles. Lanzaron denuestos contra la banca -en la que guardan sus pingües ingresos- y atacaron sin resquemor a la clase empresarial. Callaron como muertos en la militarización de los controladores. Porque no estaban afiliados a la mama sindical. Otra cosa será si se privatiza AENA y se hiere la sensibilidad del personal de tierra. Su curriculum de los últimos años es espectacular, por lo negativo y por lo antisocial.

 

Con todo, se podría conceder un plus de credibilidad a estos mendas del hotelazo de un montón de estrellas. Las subvenciones. Si de verdad están en desacuerdo con la política de coz al parlamentarismo, que rechacen las subvenciones que les ingresa el gran pateador. Que las devuelvan. Que dejen los cursos de formación del espíritu nacional socialista a los psoecialistas que de los cursillitos se aprovechan. Que metan las subvenciones en la hucha de los que nada cobran o de Cáritas. Que se les vea un gesto legitimador del cambio. Que se aprecie un mohín de remordimiento real y se materialice su propósito de enmienda.

 

Al menos, Toxo, que denunciéis la vergonzante inserción de los trabajadores de las empresitas públicas y de las fundaciones especiales en la nómina legal de los funcionarios. Que os opongáis a esa malévola intención de blanquear el trabajo negro.

 

Si tal hiciérais, uno admitiría un recuelo de verdad en la advertencia de huelga sargentona. Las cortinas de humo que son las manifestaciones de liberados se esfuman ante el telón de acero que han levantado los subvencionadores de la cosa y de las dos casas. El humo señala el foco del incendio. El fuego está en los millones de parados, en las pensiones debilitadas, en las hipotecas que no pueden pagarse, en las viviendas imposibles de adquirir, en el descenso del consumo, en el recorte de salarios y de derechos de los funcionarios. En tantas cosas más. Ahí está el fuego. Allí es donde hay que echar agua. Las manifestaciones y las huelguecitas son juergas de feria de aldea.

 

En cualquier caso, detened a los pirómanos. Tienen nombre y apellidos. Están bien localizados. A ellos. Hay que impedir que, como dicen los mexicanos, muestren la verdadera máscara fascista. Si salen del armario ideológico, todos verán la sangre dictatorial que corre a borbotones por sus arterias. Entonces, la democracia volverá a sepultarse bajo el pantano de la más abrupta tiranía. Entonces. Devolved las subvenciones. Seréis capaces...

 

Un saludo.

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