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Francisco Velasco. Abogado e historiador

WIKIFISCALES

 

 Cándido, Cándido. Que de ingenuo, nada y de inocentón, menos. Que lo de la toga manchada por el polvo del camino, es toda una declaración de intenciones. Que somos esclavos de nuestras palabras y dueños de nuestros silencios. Cándido, no cándido. No ingenuo. Ni hablar.

 

Los papeles secretos de la diplomacia estadounidense cantan que el Fiscal General del Estado, digo del Gobierno, ha asesorado al país de Bush y de Obama sobre cómo archivar el llamado caso Couso. Mentira, ha espetado a los preguntones el señor Conde. No admito que nadie piense que mis inferiores jerárquicos, ha subrayado el magnificente Fiscal Capitán General, hayan recibido "presiones" e "injerencias" en la toma de sus decisiones. Ni él ni don Javier -felicidades por su santo- Zaragoza. Faltara más. Tan excepcionales personalidades no se arredran ante nadie a la hora de cumplir con su deber en asuntos como las torturas de Guantánamo y demás actos execrables del otrora enemigo norteamericano. Dios. Cómo el tiempo zarandea a los parloteadores y escuchimiza a los falsos profetas. Cómo.

 

Don Conde está preocupado. No por él. Todo transparencia y pureza. Por la opinión pública. Los ciudadanos qué van a pensar, se lamenta contrito y dolorido. Se van a creer que la Fiscalía es podredumbre moral y penal. Y no, eso no. Lo de Wikileaks no es sino un montón de informes parciales y unilaterales que no tienen apoyatura, se excusa sin que nadie se lo haya pedido. Luego se autoacusa de forma manifiesta. El hombre. Ni se deja influir por Zapatero, va a dejar que se entrometa el enemigo yanky. Él toma sus decisiones en base a motivos estrictamente jurídicos, por el mar corren los peces y por el monte las sardinas. Que sí.

 

Que me lo creo. Que tan confío en el buen funcionamiento de la Justicia, que me trago hasta que Zapatero es el mejor presidente del mundo. Será por deglutir o por engullir. Será. Qué será, será. Hay que ver estos compañeros de Prisa la que están liando. Darle pábulo a cables confidenciales en vez de echarle un cable, como solían, a la asosiación de amigos beneficiados por el Psoe. Cómo son estos chicos. Con Polanco no pasaba esto. Zamora no se tomó en una hora. Y Zaragoza nada tiene que ver con Palafox. El que se apellida Zaragoza se hubiera rendido al menor embate. Este Zaragoza gusta de explorar, al parecer, con detalle la opción de no reclamar la jurisdicción universal, como pretendía Garzón.

 

Y ahora, qué. Garzón calla. Por el momento. Acaso pase factura. Tal vez sea demasiado tarde para ello. La familia Couso anda que se las tienta de indignación. Los gritones de “asesinos” no piden cuentas al hacedor de consignas contra la guerra de Irak. Han perdido la voz de tanto calumniar a Aznar y los suyos. La Fiscalía, presa en el principio de jerarquía, no se plantea, por favor, abrir una investigación. Anticorrupción ni está ni se le espera. Ah, la justicia. Ah, la ley. Qué estrecha para unos y que laxa y disoluta para la mayoría. A hacer puñetas Montesquieu. La igualdad de pitiminí se adueña de las libertades de las democracias vergonzantes.

 

Me conduelo. Me fastidio. Me jeringo y me jorobo. Todavía me expreso. El que no se consuela es porque no quiere. El Ministro de justicia, bien, gracias, y ustedes? Pues eso, que nos vayan dando. Cables, claro. Si por lo menos, Candi, hubiera sido La Gaceta la acusica. Pero el fuego amigo lo ha lanzado El País. País.

 

Un saludo.

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