LOS CÓNYUGUES DE LEIRE
He escuchado las declaraciones de doña Leire Pajín en una emisora de radio. No recuerdo cuál. De acordarme, lo diría. La ilustre Ministra de Sanidad del último Gobierno del insigne Zapatero se ha referido a la violencia de género. La también titular de Igualdad -Aído ha pasado a chupar banquillo- va a proponer al Consejo de Ministros una reforma del Código Civil (en adelante, C.C.) sobre la custodia de los hijos a los hombres imputados por delitos de violencia doméstica.
La señora Pajín, que también asume la cartera de Política Social, se ha mostrado partidaria de que a estos “cónyugues” se les niegue la custodia de los hijos. He consultado el Diccionario de la Real Academia Española a ver qué significa el término “cónyugue”. No me sonaba, la verdad. Descubro que la palabra no está registrada. Me pregunto cómo se atreven los académicos que dan lustre al castellano a contradecir a tan destacada representante del Poder Ejecutivo. Qué osadía. Si a doña Leire le da la gana decir cónyugue, se admite y ya está. Cónyuge debe ser otra acepción que designa al esposo de actitud no violenta. El maltratador es el cónyugue. El esposo bueno, el cónyuge. A la señora Bibiana la enviaron a la suplencia y la degradaron en la jerarquía acaso porque aludía a las miembras con toda impunidad, por más que el término tampoco halle acomodo en el Diccionario.
Si la señora Pajín lleva a cabo su política activa con la misma propiedad que transgrede el lenguaje, habrá que exigir un segundo diagnóstico del especialista y una re-lectura de la sentencia que, en su opinión, ha condenado al cónyugue, es decir, al maltratador.
Resulta que a servidor le repugnan los maltratadores, sean hombres o mujeres. Del mismo modo que siento asco hacia los privilegiados por razón de sexo, ideología, raza y otras circunstancias que se constituyen en prebendas y canonjías. Igual que me compadezco de los que sufren discriminación y persecución por defender principios morales o practicar determinados cultos religiosos. La igualdad es el gran derecho fundamental que adjetiva las libertades de un sistema democrático. Sin igualdad, ni la ley impera ni la democracia madura.
En fin, doña Leire, le recuerdo la acepción coloquial de prebenda: “oficio, empleo o ministerio lucrativo y poco trabajoso”. Y le traslado, con todo respeto, lo que sigue: el cargo que ostenta y detenta, merced a la extraordinaria capacidad selectiva del Presidente ZP para llevar adelante la gran Empresa Nacional, debe ser poco lucrativo y muy trabajoso. Tanto, que poca gente en nuestro país posee la preparación psicotécnica para desempeñarlo con similar acierto que Vd. Si yo fuera Zapatero, también la nombraría. Como no lo soy, tenga por seguro la acción contraria. No es por nada. Sencillamente por liberarla de tan pesada carga.
En cualquier caso, la animo a proponer a D. Víctor García de la Concha que incluya, de una vez, en el Diccionario el vocablo cónyugue para designar al esposo violento y maltratador. De esta manera, pondríamos a los cónyuges en su verdadero papel de amantísimos maridos y afectísimo padres. Y puesta a plantear, que miembra sea reconocido como el apócope de “mi hembra”. Lo mismo cuela. Para eso es usted Ministra por oposición. Cuánta oposición hay a que Vd. sea ministra.
Un saludo.
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