SEPARATA CANALLA
La presión por la independencia de Cataluña aumenta. La secesión en el País Vasco se intensifica. El problema regional -decimonónico- se recrudece. Muchos años oculto o enterrado, retoma vida. Es la concepción dialéctica de la historia. No hay que darle más vueltas.
Ocupa y preocupa a este articulista la independencia de un territorio de España. Por muchas razones. Entre todas, y quizás porque a todas engloba, la desvergüenza de una clase política que es capaz abanderar la carrera disgregacionista con tal de no bajarse del coche oficial. Los Montilla o los Carod. Los Saura o los Pujol. Los Zapatero o los Pajín. Los Eguiguren o los Ibarretxe. Sagas. Dinastías. Estirpes. Raleas.
¿Qué les importa a ellos España? Nada. Cero. A los españoles sí importa España. Como nación y como estado. Con mayúsculas. Por encima de España, quien a ustedes se dirige le interesa sobremanera la democracia. A muchos se les olvida que las naciones y los estados son pueblo. El español, pueblo es. España, España será. Con un régimen dictatorial o democrático. Será. El pueblo o es democrático o es esclavo. De esclavos, nada de nada. Pueblo al poder. Tiranos disfrazados de demócratas, al garete.
Los que juegan con los sentimientos del pueblo, malvados son. Quienes halagan los más bajos instintos de los ciudadanos, demagogos infames han de considerarse. Cuantos emprenden acciones encaminadas a destruir valores y patrimonios de una comunidad estatal, canallas se muestran.
En este contexto, el separatismo a través de la violencia o del chantaje fruto de la debilidad coyuntural de un Gobierno, es una canallada. En la extensión más propia que la Real Academia hace de ese término. Canallas han de ser tachados los individuos que ejecutan tamañas acciones.
Separatismo despreciable y ruín. Canalla.
Un saludo.
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