LA CARRERA
Pistoletazo de salida. Las municipales desafían al personal político. Los primeros pilotos de las escuderías se disputan la pole position. Pedro Rodríguez y Petronila Guerrero ocupan la primera fila de la parrilla de salida. Pedro Jiménez, desde atrás, busca la sorpresa. No obstante, Fernando Infante mantiene el tipo con UPyD. El partido de Rosa Díez tiene poco que perder y mucho que ganar. Es el único que parte de cero.
El coche de la candidata psoecialista corre con ventaja. Imponentes sus recursos. Si es por publicidad, a diario. Si es por imagen, lo que nos cuesta. Si es por corifeo, pónganse en fila para cobrar. Si es por talla de dirigente, no pesa. Si por acumuladora de cargos, ríanse de la señora esposa del “president” Montilla.
El problema que se suscita en la carrera es, sin embargo, más hondo. Es de pasta. Y de pacto. El dinero puede con todo. Compra conciencias e ideologías como el que adquiere una linterna. El elector sabe que votar a Petri es volver a la melillense cañada de la muerte. Dar el sufragio al PSOE es hurgar en la herida del desempleo más atroz. Creer, de buena fe, en la recuperación económica de la ciudad revelaría hasta qué punto la manipulación informativa se ha adueñado del seso de los ciudadanos. Lo sabemos los onubenses y lo tiene más que asumido el staff del chalet del Conquero.
Si algo caracteriza a estos personajes es el ansia de poder. Con mayúsculas. Ellos ponen cara al sol y nievan las montañas. Todo sea por su patria sectaria. La del partido. La de España, nada. Sus abrazos a la bandera se sustancian en réditos electorales. He ahí el quid de la cuestión. Si el gran jefe Zapatero tiene estómago para romper España negociando con los Urkullu y los Carod, los máximos exponentes del independentismo, con quién no pactará Mario Jiménez, el gran traidor de Astilleros, para ganar la carrera aunque el primero en llegar sea Perico.
Encontramos a la madre del cordero. ¿Serán capaces UPyD e IU de aceptar un enjuague que prive al ganador de su victoria legítima? Dicho en el román paladino de Gonzalo de Berceo: por más que uno confíe en la honorabilidad personal de sus líderes, ¿quién nos asegura que sus respectivas formaciones respetarán la voluntad del pueblo? Servidor desecha cualquier lealtad que provenga de los amigos de Rubalcaba. Y de sus mariachis.
Un saludo
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