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Francisco Velasco. Abogado e historiador

EL BOTÓN DEL PÁNICO

 

Si el futuro de un país se cimenta sobre su calidad educacional, la Andalucía del mañana está “aviá”. Como resulta que a una sociedad mal educada sólo aguarda un porvenir deprimente, o Gabilondo y sus homónimos autonómicos toman medidas, o España toda se despeña. Más alto se puede decir, pero más claro, no.

 

Que el PSOE se deje de Pactos y de zarandajas. Que gobierne. Que bien toma medidas cuando huele votos. La Junta de Andalucía no necesita Pactos de Estado sobre Educación y, ahí está, en el furgón de cola. No puede atribuir a un problema de lengua su atraso. Ni a la historia del país su desorientación. Ni a que las matemáticas de nuestra región son más difíciles que en el País Vasco. Por culpar a elementos ajenos de la incompetencia propia, no quedará. Pero la verdad del status educativo andaluz radica en quien ha venido gobernando el territorio desde que falleciera Franco. Sin interrupción.

 

En este sentido, cuando el Estado se conmueve por la gravedad de la crisis económica, hay que recurrir al botón del pánico. Es todo un diagnóstico. El presidente de la Junta, el señor Griñán, no es el piloto adecuado. Mucha dependencia del partido y escasos reflejos auguran tiempos peores. La educación se le ha ido de las manos como una aeronave sin motores. La Consejería de Educación es una caverna en la que se reúnen amiguetes para hablar de cómo debería ser el sistema educativo. No se congregan para analizar y resolver los múltiples problemas del alumnado ni el descomunal desaliento de los profesores. No. Lo que debe ser. Pero, hombre, cuente primero las piedras que ya llegará el tiempo de contabilizar las estrellas. Botón del pánico.

 

El día que el Gobierno psoecialista se atreva a pulsarlo, estaremos en el suelo, doliéndonos del golpe del batacazo. En ese instante, volverán a repetir, como conejitos de duracel, cómo será el sistema educativo. Si ustedes no hubieran hecho de la Junta un cortijo. Si no hubieran delinquido tantas veces como han pisoteado los principios de igualdad, mérito, capacidad y publicidad. Si no se hubieran forrado unos cuantos listos a través de la promoción del enchufismo más desvergonzado. Si hubiera otorgado a los profesores la autoridad que nunca debieron robarle. Si administrasen los fondos públicos con la eficiencia con que algunos se apropian de los recursos ajenos. Si, en vez de formar camarillas de conmilitones, hubiesen creado equipos multidisciplinares de pensamiento plural y única gestión. Si... Entonces, señor Griñán, otro gallo nos cantaría.

 

Sin embargo, conservado el mando, el dinero dispuesto. Miles de funcionarios han sido discriminados por una política partidaria. Miles. A millones de ellos les van a recortar sus salarios y a ciscarse en su dignidad. Con tal de repartir cargos entre los amigotes y de recaudar impuestos entre los paniaguados. A fin de seguir practicando su impune y repugnante práctica del despilfarro. Lo demás es secundario. Para qué quiere usted un Pacto de Estado. Para perder el tiempo y hacer creer a la ciudadanía que está interesado en una reforma verdadera del sistema. Basta de engaños. Ni la educación ni la sanidad ni la justicia ni el fomento ni el sursum corda tienen arreglo en la hacienda psoecialista donde los caciques suplen a los directivos y donde los oligarcas han ninguneado a los demócratas. Con el recorte impuesto por la UE, veremos cómo se restringen los gastos sociales en Educación. Apuesten a que será así.


Pánico el de los españoles. Botón, el suyo. Miedo, a perder el chorro de privilegios. Qué vergüenza. Qué desvergüenza.


Un saludo.

 

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