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Francisco Velasco. Abogado e historiador

REFINAR

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define este infinitivo, entre otras acepciones, como hacer más fino o puro algo, separando las heces y materias heterogéneas o groseras. En este sentido, se orienta la actividad de las refinerías de petróleo que en el mundo son. Abundando en el tema, una vez que la gestión económica se impone, las empresas rizan el rizo y avanzan en una segunda acepción: la de perfeccionar algo adecuándolo a un fin determinado. O sea, se propende a armonizar la maximización del beneficio empresarial con la creación de empleo, la mejora de las relaciones laborales en un marco de rectitud moral, y el respeto al medio ambiente. Con estos parámetros, ¡ale hop!, nos subimos a la azotea del desarrollo sostenible.


Uno se congratula de que en la exigencia de refinamiento de la economía sostenible onubense existan dos asociaciones -a falta de una, dos- que coincidan en su defensa de la ría de Huelva. Por más razones de peso que los agentes sociales expongan, debe prevalecer la salud de la ciudadanía. Todo. Y en pos de ese objetivo, las disensiones tácticas o las discrepancias dialécticas deben rendirse.


El enclave periurbano de la ría de Huelva es tan rico, tan hermoso, tan prometedor y tan feraz, que resulta imprescindible que a la acción recuperadora se asocien la prudencia y el respeto a los puestos de trabajo que la zona congrega. De no cumplirse estas premisas, ni sostenibilidad ni monsergas. En este contexto, debe ponerse en solfa, y en "dorremí", la peculiar moralidad de nuestros dirigentes psoecialistas. Cómo si no explicar su apoyo a la construcción de un oleoducto desde la pacense localidad de Santos de Maimona hasta nuestras tierras ribereñas de conjunción del Tinto y del Odiel. Peligro a la vista. Imaginen una serpiente de más de doscientos kilómetros que atraviesa nuestra provincia de norte a sur portando un veneno negro y arrasando zonas de crucial valor ecológico. Imaginen. Irredentismo ambiental se llama eso.


La destituida, felizmente, Consejera de Medio Ambiente, Cinta del Castillo, era partidaria de la ejecución de este proyecto. Priorizaba la calañesa. Primero, agradar a los jerifaltes de su propio partido. Después, el interés general del pueblo de Huelva. Junto a ella, su correligionaria Teresa de la Vega declaraba que el Gobierno de Zapatero perseguía acelerar la tramitación del proyecto. Los del recortazo social y económico no se detienen ante nada ni nadie con tal de satisfacer sus ilegítimas ambiciones. Quien se oponga al rodillo de la cúpula, a la calle. De ahí el silencio cómplice de algunos Javieres, Marios, Petronilas y Juanjosés.


Refino. Requetefino. Refinería Balboa, no. Eso sí que no. No es económica. Ni sostenible. Como el Gobierno de Griñán. O como el de Zapatero. Despilfarradores sin escrúpulos que venden austeridad trapense. Estameña de quita y pon sobre seda de Versace. Que hay ropa tendida, la saya monjil. Horizonte despejado, coche oficial y chófer. Se las dan de finos. Sólo son productos de desecho que aparecen tras la acción de refinar.


Balboa no es Refinería. Y como no lo es, no podrá seguir la estela de ésta. La refinería tiene ya su sede en Huelva. Y todos los indicadores muestran la misma temperatura: la del desarrollo sostenible. Desarrollo. Y sostenible. La de Balboa ni desarrolla ni se sostiene. Experimentos ajenos, en La Moncloa. O en el chalet de El Conquero.


Un saludo.

 

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