SR. CHAVES, REPITA: "NEPOS, NEPOTIS"
El Diccionario de la Lengua Española define el nepotismo como la "desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos". Tan antiguo como la vida misma, el término se acuña en Roma y del latín ha pasado a engrosar el léxico cultista del castellano. Frente al nepotismo, la meritocracia. El concepto, cuyo significado no recoge el DRAE, es un principio que hace radicar las diferencias sociales en las diferencias de talento y de motivación de los miembros de una sociedad. Equivaldría a la aristocracia cuando ésta se concibe como el gobierno de los mejores.
Este carácter podría colisionar con el principio democrático que consagra la Constitución. Podría. Sólo podría, señor Chaves, que usted es de los que toma el rábano por las hojas y hace de su capa un sayo de estameña (nada de seda) a la medida de su ambición. Aristocracia y Democracia son conceptos y principios compatibles. Establecida la democracia, su consolidación se produce cuando el pueblo soberano proyecta su poder en un gobierno aristocrático que incluye a ciudadanos de todas las clases sociales sin más requisitos que respetar los principios de igualdad, mérito, capacidad y publicidad. O sea, señor Chaves, que usted es de los que defienden a capa y espada la demagógica estrategia de justificar la concesión de cargos, prebendas y privilegios a distintos miembros de su amplia familia en la prevalencia del carácter democrático sobre el valor del mérito, pues el talento lleva a la riqueza, la riqueza nos transporta a la oligarquía y la oligarquía es fuente de dictaduras. Lo suyo es así, qué le vamos a hacer.
Chaves es tan demócrata que prefiere ayudar a los suyos para que los mejores no caigan en tentaciones dictatoriales. Es tan demócrata el "probe Manué", que se rodea de consejeros de talento limitado. En eso emula a Zapatero. Ahí tienen a Aído o a Pepiño o a Magdalena. Democracia a la "andazula". Los mejores que los elija el PP, que para eso es el partido de la guerra, de los ricos, de los curas y de los machos. Derechona. Infames. Él, ex virrey de la "Andazulía" más avanzaza y progresista, se ha acordado de su amigo Alfonso, el "mienmano" de Juan, el de los caballitos famélicos, el de los cafetitos en Capitanía, el de los favores. Pero el que se acuerda es Alfonso. Se acuerda de la presión social que sufrió en su momento y de los empujoncitos malévolos de algún amiguito de partido. Ahora se sienta en el umbral de su escaño de diputado de a pie, a ver pasar el cadáver de su enemigo. La venganza se sirve fría.
Chaves, el ex virrey ha ido a morir, políticamente, a la capital. Don Manué, como Lopera, rinde su carrera en el Madrid de los Borbones. La ciudadela de Carlos III es su cementerio de elefantes.
Loor al demócrata Chaves. Su hija Paula, la de MATSA, le ha dado la puntilla. Mejor debiera decir: su hija Paula, la de Minas de Aguas Teñidas, le ha consagrado en el martirio de una vida dedicada a luchar contra la aristocracia. Chaves nunca fue un noble. Tampoco un aristócrata. En caso alguno se le consideró el mejor. Ni siquiera destacó por ser muy capaz. De su talento se ha dudado durante decenios. Por eso, es demócrata. Rey de los demócratas. Señor de los enchufes. Animador de los nepotes. Debelador de los méritos. Demócrata, sí señor. Como Guerra. Como tantos seguidores/secuaces de su Partido del Movimiento Nepotero. ¡Qué le vamos a hacer! Es incorregible.
Un saludo.
0 comentarios