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Francisco Velasco. Abogado e historiador

DEL MAL, EL PEOR

Ya empieza el articulista. Es que la tiene tomada con el PSOE y con el Gobierno, censuran los más ingenuos y bienpensantes. Tal vez tengan razón, pero discrepo de su opinión. Veré como justifico mi discrepancia.

 En uno de los artículos de este blog, ya me pronunciaba sobre la conveniencia de que la crisis de Gobierno suscitada por el Presidente Zapatero se realizara teniendo en cuenta la capacidad profesional, la fortaleza técnica e intelectual, y los méritos profesionales de los nuevos ministros. Menos políticos y más tecnócratas, resumía.
 Pues bien. De tecnócratas, nada; de políticos, todo. Cuando este sistema gubernamental se reproduce hasta lo cansino, los psicólogos tienden a calificar el acto de nombramiento como la manifestación subliminal de las carencias del nombrante y de los límites de los nombrados. Un buen gestor, un ejecutivo solvente, busca entre sus colaboradores aquéllos que son capaces de rellenar las lagunas intelectuales o profesionales del Jefe, a fin de que el barco disponga, entre sus oficiales, de una reconocida remesa de eficacia y de eficiencia. Si hay mandos donde el carácter predominante es el político, señálase una actitud en el nombrante próxima al miedo, cercana a la incertidumbre y a la desconfianza, tendente a la imposición de órdenes, amedrentada por el futuro pleno de negras nubes, temerosa de crispaciones sociales, ocultadora de reacciones personales caligulescas. El miedo es mal consejero.
 Pero analicemos con brevedad sumaria.
 En primer lugar, a Manuel Chaves. Este político que lleva en la profesión casi dos tercios de su vida, es un modelo de ministerial político, siempre atento al mandamás de su partido, llámese Felipe, llámese José Luis. Se puede decir que constituye un paradigma del caudillismo caciquil en su versión democrática (pirateada versión) y socialista (con salarios tan elevados como ha venido percibiendo en treinta años de altísimo gestor de lo público, apenas declara unos pocos euros en su cuenta corriente). Cuando fue Ministro de Trabajo -hace unos 20 años-, este Licenciado en Derecho dejó la cifra del paro en récord Guinnes. ¡La que nos viene encima!
 En segundo lugar, Elena Salgado. Sin contar sus mandatos en cargos intermedios, ya ha pasado por los ministerios de Sanidad (la que ha liado con el tabaco) y de Administraciones Públicas (les invito a leer el artículo precedente) antes de acceder a una Vicepresidencia Económica. Ingeniera y Economista, sus titulaciones universitarias no han sido vehículo de eficacia gestora en los cargos citados, acaso por su dependencia política hacia uno de los ministros más poderosos del Socialismo militante, Pérez Rubalcaba. En todo caso, las carteras que ya abandonó no se van a resentir con su marcha. Acaso al contrario.
 En tercer lugar, José Blanco. El sucesor de otros grandes secretarios de organización del PSOE, como Ciscar, se ha hecho acreedor a las críticas de tirios y troyanos por sus ofensivas verbales y descalificatorias hacia el Partido Popular y por su elocuencia propagandística de signo poco democrático y muy próxima a posiciones dictatoriales de la antigua Unión Soviética. De stalinista es calificado en mentideros próximos y ajenos. De cariz afín al caudillismo político de Chaves, sus estudios le convierten en modelo (a no seguir) para los jóvenes que no van a la Universidad y que se labran un brillante futuro profesional partiendo de los pisos más "underground" de su partido. Eso sí, para la juventud que se quema las cejas estudiando para edificar su porvenir, es una auténtica puñalada trapera, pues deja el valor de la universidad a la altura del betún.
 En cuarto lugar, Ángel Gabilondo. Distinguido catedrático de Metafísica, su nombramiento como responsable de Educación nos hace temer cotas peores a las logradas por la Ministra Cabrera, la gran augur de las sentencias judiciales sobre Educación para la Ciudadanía. Como difícilmente puede hacerlo peor, el hermano del gran Iñaki, -el de los terroristas suicidas de la cadena SER, el buque insignia venido a menos de PRISA- puede convertir el páramo educacional en una interminable sabana (sin tilde). Nos veremos, Iñaki, digo Ángel, con la gestión del Plan Bolonia.
 En quinto lugar, Trinidad Jiménez. Licenciada en Derecho, esta hija y sobrina de juristas muy "socializantes", se destacó por su apoyo a Zapatero en las primarias que elevaron al señor del talante a la Secretaría General de su partido y causaron la derrota de d. José Bono, consuegro del gran artista Raphael (Martos). Aunque la relación causa-efecto entre apoyo y nombramiento se ha hecho esperar (cinco años ocupando cargos segundones), la sonrisa del régimen zapateril se va a ocupar de Sanidad. Nada que ver con la tecnocracia. Todo con la política. Adelante, camaradas de mi vida. ¿O era otra cosa?
 En sexto lugar, Ángeles González Sinde. Filóloga de titulación, la señora González Sinde es una gran profesional del mundo del cine y ganadora de dos premios de la Academia. Su postulación pública -"actores de la Ceja"- en favor de las subvenciones generosísimas del Gobierno al cine (más dinero gubernamental que por asistencia a las salas), la señora Sinde se hace cargo de Cultura (?), cartera que ya estuvo en poder de Carmen Calvo (la que confundió Pixie y Dixie con "dixit") y de César Antonio Molina (cuyo tibio apoyo a la ley del cine le ha costado el puesto). Lo que no sé es que entiende la  nueva ministra por cultura. Mientras no confunda el término con civilización, y menos con alianza de las civilizaciones. O haga una película hollywoodesca...
 ¿Y qué pasa con los destituidos? A saber. De todos, voy a echar de menos la elocuencia oral de Magdalena Álvarez y su singular sentido de la administración de las obras públicas. Es que no sé cómo sobreviviremos. Siempre nos quedará Zapatero.
 Un saludo.

 

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