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Francisco Velasco. Abogado e historiador

PATRIOTAS ANDALUCES

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 El Pacto patriótico. Las instituciones permanecen. Las personas pasan. Andalucía. Un pacto por ella. Un acuerdo de la ciudadanía para sacarla de su letargo de siglos. Un convenio para revivirla. Una salida de diosa para una tierra de dioses.
Sería posible. A poco que algunos del Psoe y otros tantos del Pp dejen en el vestuario de sus horrores el alimento adulterado que nos han dado a probar, sería posible un arreglo. Si Andalucía requiere una alianza de partidos, lo idóneo es que la firmen Rubalcaba y Rajoy. Prescindamos de Griñán y Arenas a fin de no rascar sobre la herida recién abierta. Sobre 109 parlamentarios, ambos grupos reunirían 97.
Mayoría capaz de levantar las mayores taras. De producirse en el País Vasco o en Cataluña, quedaría despejado el pánico independentista. En Andalucía se pondrían las bases para un concierto regional que ríanse de la reconstrucción alemana tras la segunda gran guerra. Ello, que es posible aunque nada probable, requeriría que la cosa pública se colocara por encima del interés partidista. Lo cual, amigo Sancho, no se halla en el horizonte de unos u otros. El patriotismo es fruto del amor compartido y los amantes pierden sus fuerzas en onanismos de establecimientos de alterne. No es.
Y si fuera… En cuatro años, la tempestad se tornaría calma y la paz social generaría confianzas. Políticas de ajuste y de consenso. Economías volcadas a la producción y al empleo. Intervenciones educativas y sanitarias de calidad a precio justo. Mercados domesticados por el equipo económico habitual. Medidas fiscales en defensa de los menos pudientes. Transparencia administrativa en medio de un mar de aguas limpias. Estado de derecho y derecho de Estado.
Por qué dos partes si se puede evitar el litigio. Una transaccional por aquí. Una cesión por allá. Sea por Andalucía, libre de salteadores. Sea por España, hambrienta de amores. Sea por la Humanidad, toda ella.
Y para más utopía, un presidente de Izquierda Unida. Cien sobre cien. El club de los patriotas vivos. Soñar nada cuesta. Pero yo les digo: si amaran a su patria, lo harían. Si la amaran.
Un saludo.
 El Pacto patriótico. Las instituciones permanecen. Las personas pasan. Andalucía. Un pacto por ella. Un acuerdo de la ciudadanía para sacarla de su letargo de siglos. Un convenio para revivirla. Una salida de diosa para una tierra de dioses.
Sería posible. A poco que algunos del Psoe y otros tantos del Pp dejen en el vestuario de sus horrores el alimento adulterado que nos han dado a probar, sería posible un arreglo. Si Andalucía requiere una alianza de partidos, lo idóneo es que la firmen Rubalcaba y Rajoy. Prescindamos de Griñán y Arenas a fin de no rascar sobre la herida recién abierta. Sobre 109 parlamentarios, ambos grupos reunirían 97.
Mayoría capaz de levantar las mayores taras. De producirse en el País Vasco o en Cataluña, quedaría despejado el pánico independentista. En Andalucía se pondrían las bases para un concierto regional que ríanse de la reconstrucción alemana tras la segunda gran guerra. Ello, que es posible aunque nada probable, requeriría que la cosa pública se colocara por encima del interés partidista. Lo cual, amigo Sancho, no se halla en el horizonte de unos u otros. El patriotismo es fruto del amor compartido y los amantes pierden sus fuerzas en onanismos de establecimientos de alterne. No es.
Y si fuera… En cuatro años, la tempestad se tornaría calma y la paz social generaría confianzas. Políticas de ajuste y de consenso. Economías volcadas a la producción y al empleo. Intervenciones educativas y sanitarias de calidad a precio justo. Mercados domesticados por el equipo económico habitual. Medidas fiscales en defensa de los menos pudientes. Transparencia administrativa en medio de un mar de aguas limpias. Estado de derecho y derecho de Estado.
Por qué dos partes si se puede evitar el litigio. Una transaccional por aquí. Una cesión por allá. Sea por Andalucía, libre de salteadores. Sea por España, hambrienta de amores. Sea por la Humanidad, toda ella.
Y para más utopía, un presidente de Izquierda Unida. Cien sobre cien. El club de los patriotas vivos. Soñar nada cuesta. Pero yo les digo: si amaran a su patria, lo harían. Si la amaran.
Un saludo.

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