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Francisco Velasco. Abogado e historiador

LA DEUDA HISTÓRICA


   
El art. 102 de la Constitución reconoce la iniciativa pública en la actividad económica. Así, sin más matices, estaríamos ante una afirmación insulsa, insustancial. Pero no lo es como voy a tratar de explicar a continuación. Iniciativa Pública es, por ejemplo, la que toma la Junta de Andalucía cuando sostiene con fondos públicos a Canal Sur. Canal Sur es, pues, una empresa pública que compite en el sector de la radio y de la televisión con otras cadenas privadas. Hasta ahí, nada que objetar porque se está de acuerdo con el mandato constitucional. Sin embargo, cabe una primera pregunta: ¿compite en igualdad Canal Sur con las empresas privadas del sector audiovisual? La respuesta es contundente: NO. ¿Y por qué no? Porque Canal Sur es una de las empresas públicas andaluzas que, por ejemplo, en 2008, han tenido pérdidas globales por valor de alrededor de 1.200 millones de euros. Traducido en pesetas: doscientos mil millones. O lo que es lo mismo: casi un cuarto de billón. No existe empresa privada audiovisual que pueda perder tanto dinero. Iría a la quiebra y los trabajadores al paro.
    Pero bueno, ¿quién paga ese agujero negro de tantos millones? La respuesta es muy sencilla: todos los andaluces con nuestros impuestos. ¿Y quién se beneficia? La respuesta es todavía más simple: la propia Junta de Andalucía que encuentra en Canal Sur la más formidable arma propagandística que imaginarse pueda un Gobierno. ¡Pero eso es una vergüenza!, se diran, indignados, ustedes. Lo es. Y lo es no sólo porque se pierda tan ingente cantidad de dinero, sino porque con esos miles de millones se podrían crear millares de puestos de trabajo o, por ejemplo, construir centros de enseñanza, hospitales, bibliotecas, obras públicas, in fraestructuras viarias y un largo etcétera. ¿Y por qué los ciudadanos no se movilizan contra este despilfarro? ¡Quién lo sabe! ¿Y los tribunales de justicia, qué hacen al respecto? Miren: hay una Sentencia del Supremo que exige a estas empresas públicas dos requisitos para su funcionamiento. Uno es que su actividad sea de interés público. El otro, que estas empresas se sometan, sin excepciones ni privilegios, a las mismas reglas de competencia que exige el mercado. ¡Pues no echan ni cuenta al Supremo! Así es. Y así, así, así,....
    Un dato para terminar, manejando cantidades que extraemos de los Presupuestos Generales de nuestra Comunidad Autónoma. Con esa cifra que se pierde todos los años por el sumidero de la desvergüenza de nuestros gobernantes, se podría pagar al personal docente funcionario y laboral, así como al personal de administración y servicios de todas las universidades de Andalucía. Y sobrarían, incluso, muchos millones. Pero claro, los estudios de Ciencias, de Medicina, de Derecho o de Filología son mucho menos importantes que las actuaciones de los "lobatones", de las "mariasdelmonte", o de las coplas. Con estos programas se adormece al pueblo. Con las universidades se le instruye. No interesa la instrucción a las dictaduras. No interesa, no interesa, no interesa.
    Señor presidente de Andalucía: menos gestos, y más gestas; menos talante y más talento; menos predicar y más dar trigo; menos hablar y más hacer; menos demagogia y más democracia; menos opacidad y más transparencia; menos mentiras y más verdades. Ya sabe: cuando en una democracia la transparencia se ensucia adrede, los partidos se convierten en bandas y la ley cede su paso a la mafia. Mal asunto. Piense en los andaluces y evite la conversión que se precita.

Francisco Velasco

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