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Francisco Velasco. Abogado e historiador

NUNCIOS PERVERSOS

 

 Mi respeto por la religión. Las religiones son distintas formas de ligar al ser humano con su dios. Ocurre igual con las advocaciones miles de la virgen María. La humanidad se acerca a un ser supremo porque es consciente de su insignificancia y porque las penalidades de la vida en este mundo sólo pueden dulcificarse en la idea de que la muerte compensará las injusticias terrenales. Y como el pensamiento es libre y diversa la mentalidad, cada uno dialoga con  su propio yo como si el sumo hacedor estuviera en la cocina de cada uno de nosotros.

 

Los problemas surgen cuando las empresas del ramo religioso irrumpen en el mercado del espíritu y, con notorio ánimo de lucro y ansia de poder, trasladan lo íntimo al trueque público y convierten el templo de oración en basílica de especulación y de riqueza. Entre esas empresas, los nuncios devienen los grandes mensajeros del mal. En cualquier país y en cualquier religión. No hago distingos al respecto.

 

Sin embargo, la actualidad española nos trae noticias frescas de Ceuta. En esta ciudad española de África, un imán ha afirmado que la mujer perfumada que pasea delante de los hombres es una fornicadora. Toma ya. El correo del odio viste saya clerical para lanzar a los aires una condena a la mujer. El pecado reside en la mujer por el hecho de serlo y de parecerlo. Será desgraciado el sujeto. Será cretino y malvado. Será canalla. Será maltratador. Lo diga el musulmán como el cura de mi barrio.

 

Las tentaciones cesaropapistas de algunos iluminados no han dejado de aparecer a lo largo de la historia. Las creencias íntimas pasan al colectivo con la velocidad del rayo que hiende rocas y atraviesa corazones. Los manipuladores de almas se multiplican en las universidades de la magia superchera y cultivan campos de ingenuidad con semillas de discriminación.

 

Nadie culpe a la religión de las abominaciones de sus miembros dirigentes. La política no es causa de crisis ni de corrupciones, sino ciertos individuos que pervierten su ejercicio y abusan de su privilegio. La justicia tiene poco que ver con la ley. La educación de un país es el resultado de su nefasta organización pero no de la categoría de sus profesores. La gente muere en los hospitales por causas distintas de la sabiduría del personal sanitario.

 

Los nuncios del mal sólo pueden ser corregidos por el despliegue del bien. Y ese despliegue pasa, necesariamente, por plantar cara al tirano. Sea imán, canónigo, pope o el pepo. Que se vayan lejos estos animales humanos. Que nos dejen vivir en la tierra lo que alguna vez pudiera disfrutarse en el cielo.

 

Un saludo.

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