ANECA (A la memoria de Félix Belzunce)
Vaya por delante. Soy un decidido partidario de la universidad pública. En mayor medida que defiendo a la universidad privada.
La noticia de que Rubalcaba vuelve a las clases en septiembre me deja perplejo. Tanto como cuando Chaves anunció su vuelta. La enseñanza como cementerio de elefantes políticos me provoca escalofrío. Después de décadas de no ejercicio, algunos políticos creen que la actividad lectiva consiste en calentar sillones y dictar alguna que otra lección aparentemente magistral, que eso es otro tema.
Cuánto tiempo necesitará don Alfredo para “aggionarse”. Lo mismo se considera tan renovado académicamente que presume de su actualización científica y pedagógica. Igual se cree que una clase es un mitin y en lugar de referirse al sistema periódico de elementos, marca tendencia de izquierda respecto a los gases nobles. Cualquiera sabe.
El todavía secretario general del Psoe ya ha manifestado que su nuevo trabajo es menos gratificante, importante y relevante que el de diputado. Lo cual indica el grado de satisfacción que embarga a este prohombre de los discursos, de los convenios y de los tejemanejes. He ahí uno de los problemas nunca solucionados de la universidad española. Cuánto tiempo semanal dedicará a su actividad lectiva el distinguido docente. Allá como cuatro horas. Minutos arriba, minutos abajo. Y cuánto a las tutorías o a la investigación. Por cierto, ¿fichará como cualquier currito o se beneficiará de su status privilegiado?
Ahí está la ANECA. La Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación tiene ante sí una meritoria labor: la de evaluar, certificar y acreditar enseñanzas, profesores e instituciones. Cómo actuará, de inicio, con el profesor regresado a las aulas de la Complutense. A título de ejemplo, qué instrumentos de medición empleará ANECA sobre los trabajos de investigación de Rubalcaba o sus publicaciones en revistas especializadas, indexadas o no. O en qué congresos, conferencias o seminarios de Química ha intervenido o piensa participar. Tantas cosas y cuántos vacíos.
ANECA. Ahí Tenemos una oportunidad de contribuir al éxito y al prestigio de nuestras modestas universidades públicas. La presencia de Rubalcaba debe sumar. Si es para restar, que se quede en la organización del partido. Mejor allí. Si no, unas pastillas de ANECA.
Un saludo.
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