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Francisco Velasco. Abogado e historiador

FAMILIA DE LOS ESCUALOS

 

 De adolescente, tuve la inmensa fortuna de estudiar el Bachillerato, elemental y superior, en un centro docente privado de Huelva. A base de becas que premiaban mi esfuerzo. Mis padres estaban más tiesos que una mojama. Entre los muchos y buenos amigos que guardo de aquella época dorada de mi vida, los más cercanos relatan anécdotas que me sacan la mejor de mis carcajadas.

 

Uno de los profesores, hombre bueno donde los hubiera, nos enriquecía con sus clases de ciencias naturales. El hombre dominaba la materia si bien en algunos temas nos mostraba carencias que provocaban la hilaridad colectiva. Los más ocurrentes entre esos alumnos describían sus palabras con un inmenso hilo de ingenio. –A ver, preguntaba a uno de la llamada “clase verde”, dígame usted algunos miembros de la familia de los escualos. El estudiante, ni idea. Confesada su ignorancia, el maestro respondía con rapidez su propia pregunta con el siguiente latiguillo: tiburón gato, pintarroja, pintarroja, gato, gato y pintarroja. No lo olvide. Es decir, sólo se sabía dos nombres pero los repetía en una cadena incesante como si relacionase una docena de ellos.

 

Viene el recuerdo a cuento de una entrevista televisada a un joven, cuyo nombre omito de manera contumaz, que se ha erigido en el póster electoral de una autocampaña destinada a demostrar cómo los electores podemos ser manipulados desde la caja tonta sin que los agentes del compadreo se sonrojen un poquito. Este muchacho, de elegante dialéctica y eficaz disfraz indumentario, tiene una inteligencia meridiana y acumula en su sabiduría de hombre joven todos los tics que pueden hacer de su persona un líder mediático en esta España de paro, pandereta, fútbol y salsas rosas. Repito. No digo su nombre que, por otra parte, sale en la pantalla pequeña a todas las horas de la horquilla pseudoinformativa.

 

Pues bien. Interrogado por la presentadora pijoprogre de la cadena progrepija, sobre la renta básica, el señor de las tertulias nos ilustró con una respuesta inmediata. La renta básica para todos los españoles se logra a base de auditorías a la deuda, de clavar a impuestos a los ricos, de terminar con los paraísos fiscales, de auditar a los paraísos, de fusilar a los auditores, de aumentar la deuda, de la deuda fiscal, del paraíso de los impuestos y de ricos jodidos. Lo que sabe el mozo. Las ideas que rezuma por su mente.

 

Pues eso. Cuando un tipo es un ignorante descarado, acude al mercado de la consigna casposa, de la ideología somnolienta y de las revoluciones pendientes a tres suspensos por curso, y allí se hace, a precio de saldo, con toda una artillería capaz de epatar a los intelectuales más cualificados del país. De ahí la diáspora de científicos y grandes profesionales españoles a otros países de Europa, de Asia y de América donde el saber sí ocupa lugar.

 

Y para las municipales, autonómicas y generales, más votos al zurrón de los líderes neoestalinistas. Qué alegría. Cuántos escualos. Cuántas víctimas de los tiburones.

 

Un saludo.

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