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Francisco Velasco. Abogado e historiador

VARETAZO A MONAGO


 De perdidos, a la yugular. Fernández Vara es el líder, ejem, del Psoe de Extremadura. De presidente de la Comunidad pasó a Jefe de la Oposición a la Comunidad, digo al Gobierno. El papel de secundario no es para nadie del partido de Rubalcaba. O son primeros espadas o se clausura la plaza. Como en Cataluña.

 

El hombre anda frito y revuelto con patatas y chorizos. Como un plato de huevos rotos con salmonelosis en un tabernucho de aldea. Aburrido de sí mismo, busca distracción en su tarea de desestabilizador público. Al tiempo, se asegura una propaganda aunque sea bastarda. La moción de censura es la única bala que posee en su recámara. Y a gastarla toca.

 

Vara confía en Escobar. El de Izquierda Unida se ha mantenido fiel a sus principios durante un tiempo. Ya veremos si la fidelidad persiste en los finales. Monago se tienta la ropa. La decisión del psoecialista es arriesgada pero lleva hilo. Por una parte, Rodríguez Ibarra sale de su caverna de lujo y respalda a su correligionario. De otra parte, Cayo Lara y su sanedrín son partidarios de quitarse de en medio al PP por lo civil o por lo militar. En cuanto a los regionalistas, lo que sea si por medio se distribuye pasta.

 

Rubalcaba está detrás del experimento con gas venenoso. Nadie crea que el delfín extremeño toma decisiones de ese calibre sin el respaldo de Madrid. La democracia española camina por vericuetos de dudosa legitimidad. No es cuestión de ideologías. El imperativo del movimiento es de orden económico. Lejos de la bolsa pública, los políticos se pudren en la medianía de su pobreza. Y hasta ahí hemos llegado. Hay que asaltar Fort Knox.

 

Lo positivo de la moción es que Vara se ha quitado la careta y deja ver lo pétreo de su rostro. Extremadura es la coartada del hombre frustrado. Este arquetipo suele arrastrar violencia e inquietudes. La región no sale de pobre y se adentra en la selva de la exclusión.

 

Pues nada, señor Vara, haga honor a su segundo apellido. Lo mismo se golpea en su propia frente.

 

Un saludo.

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