LA ESTUPIDEZ SIN LÍMITES
Cualquiera no puede ser maestro. Como no basta una titulación universitaria en ingeniería industrial para ser médico. Si la Comunidad de Madrid pretende que un licenciado en derecho pueda acceder a las pruebas de maestro sin haber aprobado la carrera, está metiendo la pata como un burro viejo.
El desprestigio de la educación en España pasa por estos vericuetos de la titulación. Para ser profesor, y qué digo para ser maestro, es preciso adquirir una formación específica que trasciende el listón de los conocimientos técnicos y humanísticos. El maestro aposenta su categoría profesional en sus recursos psicopedagógicos y en un perfil muy cualificado.
Las universidades que se sumen a esa tropelía contribuirán de alguna manera a la legalización del intrusismo. El presidente de la Comunidad de Madrid no tiene idea de lo que es ser maestro. Cosa distinta es que un filólogo, un arquitecto, un informático decidan pasar por las aulas de Magisterio a fin de alcanzar el caudal formativo que difícilmente habrán logrado en sus respectivos grados universitarios.
El capital humano se compone de niños. Y a esas edades, los conocimientos son tan importantes como la transmisión del aprendizaje. No basta con dominar la materia. Es necesario saber trasladar los conocimientos del profesor a los alumnos teniendo en cuenta las características de éstos.
Aquello de que la letra con sangre entra siempre fue una manifestación de tortura infantil. Si el aprendizaje no es significativo, estaremos dando coartadas a los puretas defensores de que a la escuela se va a hacer niños felices, sepan o no sepan. A la escuela se va trabajar para aprender y a aprender para trabajar. Y no con miras al futuro. El futuro es hoy. La escuela es hoy. La cultura y la inteligencia son hoy.
Ignacio González no sabe hacer la o con un canuto. Así nos va a los españoles.
Un saludo.
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