Blogia
Francisco Velasco. Abogado e historiador

SABINOVASCOS

 

 Pureza de sangre. Los inquisidores del ultranacionalismo vasco perfeccionan sus métodos nazis. O muestras los dos apellidos de rancia estirpe o eres sospechoso de españolismo. Un solo apellido invita a dudar del origen de la tierra.

 

Los de Gara han puesto el grito en el apellido para atacar al vecino que se ha atrevido a rodar la película que relata los amores entre un andaluz y una vasca. Sobre todo sin que la actriz haya nacido y porte el escudo del territorio. Para encarnar a un vasco, hay que ser vasco, sostiene el lumbreras del periódico radical. Y si es andaluz, viene a decirnos el ínclito plumilla cinematográfico, qué más da.

 

La respuesta del guionista ha sido la que corresponde: "Gara se califica a sí mismo". El Santo Oficio se llenó de gloria con las torturas, los destierros y las muertes de los “infieles”. Para salvar el alma de los desgraciados, les despojaban de su cuerpo. El martillo de herejes aporreaba la cabeza de los infelices. O te conviertes o a la otra vida.



El sabinismo/aranismo vasco recorre los mismos senderos de intolerancia, de analfabetismo y de burrología que los clérigos de la muerte. Pero con un matiz exponencialmente más cruel. Los inquisidores creían de alguna manera en la bondad de sus actos. Los abertzales etarras son tan sanguinarios que o no eres maketo o abandonas el país. En medio de la Inquisición talibán, el estatuto de limpieza de sangre muestra un texto implacable. Al igual que en Toledo de mediados del siglo XV.

 

Del mismo modo que los agitadores y propagandistas de aquella época no escatimaron palabras y discursos cargados de calumnias contra los judíos y de delirios de conspiración de éstos, la prensa afecta al independentismo no ahorra mensajes de división, de segregación y de racismo. Los españoles, y si son andaluces, el doble, son sujetos a extinguir o a expulsar. En vez de o conversión o exterminio, en el sentir de los locos sabinianos, la conversión viene dada por el apellido. Un Rodríguez Jiménez es una patología contagiosa. El Pérez Belascoain es síntoma de enfermedad parcial susceptible de metástasis. O los patronímicos pasan por Aguirre Bengoechea o Erkoreka Belaustegi y así, o el maridaje comporta mixtificación y ésta conduce a la inevitable impureza de la raza aria, digo vasca.

 

Entre la España de los Reyes Católicos, la Alemania de Hitler y la creciente cruzada de Bildu, el común del terror y del horror, del racismo infame y tenaz. Pero a diferencia de los monarcas españoles, ni con Adolfo ni con Sabino es posible la integración. Todo intento de flexibilizar por ese lado desemboca en la caída de la cama. Los antiespañoles de Euskadi son insaciables. Y patibularios.

 

Qué le vamos a hacer. Si los pobres no dan más de sí. O sí hay mucho que hacer.

Un saludo.

0 comentarios