EL CARDENAL DEL BOSQUE
El señor Cardenal es Secretario de Estado. Nombrado por Wert. El señor Del Bosque es marqués. Por designación del Rey. La dupla de altos cargos se une en defensa del Barcelona. Hasta ahí, muy bien. Lo que no tengo por satisfacción es el planteamiento de ambos. Uno, por acción más que dudosa. El otro, por apoyo indebido.
Vender a un club de fútbol de la categoría del Barça como Marca España es justo y necesario. Tratar de confundir entidad con directivos, una barbaridad. El artículo del señor Cardenal como catedrático, tendría un pase. En su calidad de Secretario de Estado, un disparate. La intervención del señor del Bosque como marqués, pues vale. Como seleccionador español, una estupidez.
Ni España ni el Barcelona C.F. merecen defensa cuando sus responsables son autores de presuntos delitos. No se puede cuestionar al juez Ruz, a la Inspección tributaria o a la Fiscalía. Ni mucho menos a la prensa. La desmesura a la que se refiere Cardenal es predicable del contenido de su artículo. La política de paños calientes es más antigua que el mundo. Esa política es resultado de aplicar una solución inadecuada a un problema o a un mal. A falta de mejores argumentos, o de medicinas idóneas, el galeno receta placebo. El paciente se muere antes que después. Los parches, para el zapatero remendón y para el político de taberna.
A estas alturas, decir que en Corea del Norte se respetan las libertades a fin de congraciarse con el dictador, es una sandez inadmisible. O defender la política del Generalísimo Maduro de Venezuela como baluarte de los pobres del mundo. O dar explicaciones falaces acerca de la conveniencia de permitir la entrada por Ceuta y Melilla a cientos de miles de subsaharianos como prueba de que los españoles no somos racistas ni xenófobos ni tenemos nada contra los emigrantes.
Lo que se cuece tras las declaraciones de Cardenal y de Del Bosque es la voluntad de unir a los españoles y a los territorios de España. Pero hombre, si unidos ya están. Otra cosa es que se trate de evitar la ruptura. Pero hacerlo con las consideraciones desprovistas de fundamento de ambos señores, clama al cielo. O es que si Bárcenas o Blesa o Guerrero fueran catalanistas confesos, recibirían, asimismo, idéntica comprensión. Venga ya. Los brotes verdes de ZP afloraban en esa misma dirección de eufemismo de ignorancia y de desprecio a la ciudadanía.
La corrupción se sitúa en la base de todo este tinglado. O se la combate a muerte o nos vamos todos al reino de los paños calientes del infierno. Junto con el señor Cardenal y el señor Del Bosque. Ah, para los malpensantes, que España gane a Italia y que Xavi marque el gol de la victoria.
Un saludo.
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