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Francisco Velasco. Abogado e historiador

FRANCISCO GRANADOS

 

 Entre Pilatos y Herodes, la competencia se mece en las cunas impresas de El País y El Mundo. Es evidente que PPilatos y PSOhErodes han colocado alto el listón de la desvergüenza y del choriceo. Igualmente cierto es que los dos grandes diarios nacionales sacan a la luz las técnicas de entrenamiento de uno y otro y, cuando procede/conviene, ponen titulares a sus atletas más distinguidos. Ha llegado el turno del senador Francisco Granados, del equipo pilatista. La primera página la facilita, en esta ocasión, el que fuera periódico de Pedrojota.

 

Parece acreditada la existencia de una cuenta millonaria de Granados en Suiza. Doscientos cincuenta kilos de pesetas es un pasote. En principio, nada dudo acerca de la procedencia legal del dinero. Al final, me cuestiono que qué puñetas hace esa cuantiosa suma en un banco helvético y no en uno español. A ver si no es para tentarse la ropa.

 

El cuestionado político asegura que jamás ha tenido un euro en Ginebra y contradice de plano el informe de la policía. Servidor cree a las fuerzas de seguridad salvo que el exconsejero de Madrid demuestre lo contrario. Una cosa es que el depósito esté demostrado taxativamente y cosa distinta es que el mismo tenga un origen ilícito. Sea como fuere, las dudas crean sospechas y éstas anuncian el estallido de un nuevo escándalo.

 

En manos de Francisco Granados se halla la solución. Puede comparecer públicamente y fundamentar su versión o, por el contrario, mantener el mutismo habitual u ofrecer a los tertulianos televisivos y radiofónicos la oportunidad de seguir engordando sus nóminas a cuenta del descubrimiento de esos (bajos/altos) fondos. También le queda, como a los nenes de Pujol, anunciar la existencia de un sujeto con idénticos nombre y apellidos. Sea como fuere, la credibilidad del PP sigue excavando el material de la roca madre.

 

Nos duele el cuello. Los ciudadanos corremos el riesgo de una grave tortícolis. Pelota mala de un lado y bola peor del otro lado de la pista. Derecha e izquierda. Izquierda y derecha. Sin embargo, nunca se ha diagnosticado a los jugadores la lesión del codo del tenista. De tanto darle a la raqueta de sus bastardos intereses, alguno podría anunciar la patología. Pero qué va. Las vacas suizas curan las enfermedades más raras.

 

Francisco Granados, senador, tiene usted la palabra. Cuanto más breve, mejor. En cualquier caso, hágase un  favor. Dimita.

 

Un saludo.

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