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Francisco Velasco. Abogado e historiador

QUEDARSE EN BLANCO

 

 A quienes tienen la opción, o la obligación, de expresarse en público, siempre les asalta la duda de que la mente pueda jugarles en algún momento una mala pasada. No es la primera vez ni será la última. Cosas del directo.

 

Óscar López, otro superlópez, presidente del partido psoecialista en Castilla y León, ha sufrido la dicha empanada mental. El hombre mitineaba a un grupo -reducido, eso sí, pero chivato video- de personas y, de pronto, se quedó en blanco. Se olvidó de uno de los tres argumentos de peso con los que pensaba convencer al electorado presente que, por cierto, ya estaba más que decidido a dejarse mangonear. Aparte de los subsidios de desempleo y de las pensiones, el insigne Castelar de futbolín fue asaltado por algún pensamiento de campeonato y acaso la relación de ideas le hizo empotrarse con Blanco. No sé si me siguen. Con Blanco y en blanco. Toda una maldad.

 

El subconsciente nos traiciona. Don López de Castilla ha sido víctima de su inquisidor "yo" interior. Tanto tiempo tras la estela del torquemadilla Pepe, que lo mismo se creyó alguna vez la decencia de su jefazo de filas. Y claro con la que está cayendo, a ver quién es el guapo que escapa del diluvio universal. Ahorcados por la soga de Zapatero, el verdugo que aprieta el nudo se hacía pasar por misionero contra la pena de muerte. Pues toma garrote vil. Servidor disculpa al muchacho. Hay que tener bemoles para dar consejas en tiempos de cólera. Se le fue el santo al cielo y su mesurada verborrea se tambaleó como un castillo de naipes. In albis. En la inopia. Son los efectos de decir lo que no se debe cuando no toca y a quienes no se debe meter trolas.

 

Plauto, romano nacido en la Umbría, adquirió justa fama de comediógrafo. Entre sus obras teatrales más celebradas, la Asinaria (sobre los asnos) y el Anfitrión. El personaje humano padeció el síndrome de la memoria vacía. No podía entender que los gemelos que le presentó su esposa hubieran sido engendrados por Júpiter que tomó la forma del marido. Se quedó "enjupiterizado". O sea, blanco como la nieve. Uno de los niños fue Hércules. El otro, un simple humano. Como López, Óscar. Tan humano que el peso de Blanco aplastó la carga de su vacío argumentario. El divino tomó la forma de Rubalcaba, que las da con queso al primer estafador que se le ponga por delante.

 

Les recuerdo que el criado de Anfitrión era Sosias. Que qué es un sosias. Una persona que tiene parecido con otra hasta el punto de poder ser confundida con ella. Óscar se confundió. Por un instante pensó ser Blanco. La fuerza del sino, que tituló el duque de Rivas. Ay el destino. López fue Blanco y el hombre tembló al irse su mollera hacia parajes de juzgado, de prisión, de agravio general. Yo lo entiendo. Que se quedara blanco de tanto imitar a Blanco. Es humano. Anfitrión puede ser su padre. Júpiter, desde luego, no. Ni que se lo piense. Lo más, sosias del de Lugo.

 

Un saludo.

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