Blogia
Francisco Velasco. Abogado e historiador

CUÁNTO CUESTA LA VIDA DEL PRÍNCIPE

 

 O la del rey. O la del presidente del Gobierno. En menos de dos meses, el avión en el que viajaba don Felipe, dos averías. Dos chocazos morales. Dos bofetadas con mano de tecnología a la marca España. Dos sinsentidos más en la culata de los despropósitos de un país que aparenta riqueza y custodia las pústulas del subdesarrollo.

 

Las fuentes bien informadas de cómo ocultar la verdad, nos tranquilizan. La seguridad del Príncipe nunca ha estado en peligro, pregonan  los filibusteros oficiales. Tan preocupados como estamos por el escaparate nacional, los decoradores sin título nos ofrecen lecciones de trastiendas sucias. O habrá que pensar en que tras las averías se cierne una mano negra, visible pero camuflada. Tanta coincidencia resulta anormal.

 

Desde luego, Aznar no tiene la culpa. Por más que algunos insidiosos quieren imputar al expresidente el estado de conservación del avión. Lo que nadie puede entender es cómo funcionan los equipos de revisión y mantenimiento. Incluso Zapatero tuvo que soportar las molestias del Falcon con el que pretendía viajar desde Togo.

 

Ayer como hoy, algún irresponsable debe ser destituido. Por menor que se califique el problema técnico, lo cierto es que don Felipe ha dejado colgados a sus anfitriones hondureños. Así se enriquece la leyenda negra de España. No teníamos bastante con Felipe II, que echamos leña al fuego con el Airbus de las narices.

 

Lo peor de todo no es que estemos quedando a la altura del betún. Lo peor es que, además de haber perdido el tren de la modernidad, estamos recuperando el avión de la segunda guerra mundial. De seguir así, nuestros gobernantes se desplazarán en carrozas, a la velocidad con que Carlos V se retiró a Yuste. El emperador sufrió de gota. El Príncipe suda la gota gorda con tantos ineptos a su alrededor. Mejor que sude a que vierta su sangre el día pensado que la máquina voladora se trague toda la tierra.

 

Un saludo.

0 comentarios