TEATRO, PURO TEATRO
La coalición de PSOE e IU en la Junta de Andalucía no constituye un nuevo frente popular. Es un Frente Antipopular. Contra el Partido Popular. Dos grupos de izquierda sucedánea que se alían no para gobernar la comunidad, sino para evitar que lo haga la formación de derechas. Mientras tanto, ese gobierno proporciona réditos extraordinarios a los de Valderas y a los de Susana. El primero, que tenía cogido a Griñán por los cogollos, ha prendido a Díaz por los alfileres de su continuidad. De no ser así, la presidente de los psoecialistas sería la más efímera del mundo mundial.
Se necesitan. No se quieren pero la vida de uno supone la existencia del otro. De vez en cuando, llevan a cabo actuaciones efectistas para mostrar una imagen fingida de discrepancia política. No presten atención. Quieren que piquemos el anzuelo. La sociedad limitada está de tal modo consolidada, que fuera de ella, sólo aguarda el caos, el paro directivo, la pobreza económica de los líderes, el retorno a la nada mediática, el fin de sus nefandas influencias.
En el libreto de la asociación a palos, que diría Molière, toca a los personajes secundarios exportar encontronazos entre el don Juan y la doña Inés. El tema del libelo es el presupuesto para el año 2014. La idea es culpar a Rajoy de la disminución de transferencias a la región. Esta coartada sirve de trampolín a estos ramplones de San Telmo para justificar los inminentes, e inmisericordes, recortes a los empleados públicos andaluces. Como si fuéramos tontos, por más que nos reconozcamos pasivos hasta la náusea cívica.
La consejera de Hacienda, la señora Montero, hace mutis por el foro y, acto seguido, irrumpe en las tablas el inefable Castro, del grupo financiado de Izquierda Unida. Que no, que no, asegura, circunspecto, con un deje de forzada simulación, el actor secundario del sainete. Que hay que debatir en el Parlamento eso de los recortes, asegura. Hay que ser cretino para convencernos de que la cocina presupuestara se encuentra en la sede de la soberanía popular. Todo el mundo sabe que la caja de caudales, el almacén de víveres, el fuego del hogar y el horno de cremación están ubicados en la casa que fue residencia palaciega de los duques de Montpensier. La consejera Montero cocina y sirve. Es lo que hay. Los invitados, a tragar. Si no, se rompe el encanto y aparece la bruja Zoido. A partir de ahí, el miedo, el terror, el espanto.
Y por ahí, no. Por ahí no pasan. Con lo que ha costado a la ideología de los valderitos el entrar en la pomada gubernamental, van a tirar por la borda lo que años de desierto y de hambre han supuesto. La señora Montero dice, con toda la cara, que no hay grasa. IU afirma que sí la hay y mucha. Da igual. Aunque la haya, porque la hay a espuertas, se declarará la existencia absoluta de músculo. Músculo y sólo músculo. Apuesten. El sistema administrativo paralelo, las fundaciones y las empresas públicas/privadísimas del PSOE no son grasa. Y es verdad. Por no ser, ni son. Simplemente están y chupan y chupan y chupan.
La obra termina con el consabido "fueronfelicesycomieronperdices". The end.
Un saludo.
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