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Francisco Velasco. Abogado e historiador

COCHES OFICIALES

 

 A todo tren. Los fantasmones que ocupan los puestos del dedo gordo de la Administración pasan de la crisis y de las apariencias. Lujo, boato y caudales a cargo del pueblo.

 

Esa eminencia grisácea que es Susana Díaz, presidente a dedo (flaco) de la Junta, ha ofrecido una conferencia en un organismo bancario. Al olor de la miel, cientos de moscones acudieron  a la cita para escuchar a la eximia oradora. Políticos de alto sueldo, sindicalistas de la pasta gansa y empresarios del cazo se congregaron para no perderse el crucial evento.

 

Como es propio de los mandamases de menor ética, todos se presentaron en la puerta del auditorio en sus coches oficiales y con sus chóferes de confianza. De qué y de cuándo van a ir en taxi, en autobús o a pie como si fueran curritos o parados. En coche oficial y no sé si alguno con escolta. Por si fuera poco, los señoritos de la derecha y de la izquierda no pusieron obstáculo alguno para que sus conductores aparcaran allí donde nadie estaciona. Que para eso son columnas de esbelto fuste aunque sin basa y sin capitel.

 

En esta España del XXI deslucen los mismos sátiros que en la del Diecisiete. No es que “Toda España va de rota” como antaño. Es que toda España es una derrota. Entonces, como ahora, lo militar no ejerce, lo político lo estorba, los que pierden nos gobiernan, los que ganan se arrinconan. Hoy no se acierta en España acción humilde ni heroica: desdicha es errar algunas, malicia es errarlas todas.

 

En esta Andalucía deshonrada por la corrupción institucional no es sorpresa el manejo de los cochecitos oficiales. Es constatación. Constatación de la iniquidad de los que malgobiernan esta Autonosuya.

 

Un saludo.

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